¿A puertas de la anhelada paz?

Opina - Conflicto

2016-07-27

¿A puertas de la anhelada paz?

El día 18 de julio del presente año, la Corte Constitucional aprobó el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz entre el Gobierno y el grupo FARC. La pregunta que tendremos que responder los colombianos en este mecanismo de participación ciudadana, es si estamos de acuerdo o no con lo pactado entre el gobierno y el grupo guerrillero en La Habana.

No se puede dejar de desconocer que si bien la guerrilla de las FARC no es el único problema a tratar en el país, la firma de los acuerdos con dicho grupo dará bases para el cambio y una nueva Colombia. No obstante, se hace necesario que el estado formule programas y planes adecuados para la reinserción a la vida civil de los guerrilleros, para el fortalecimiento y crecimiento del campo, el cual ha estado en completo abandono por la nación y políticas públicas en beneficio de la comunidad, enfocados a la juventud, la infancia y la mujer, con el objetivo de disminuir las brechas sociales que impiden que Colombia sea un país igualitario, con garantías para todos sus ciudadanos.

Después del anuncio hecho por la Corte, las reacciones no se hicieron esperar. Algunas a favor, aplaudiendo este paso con el cual se espera termine una guerra absurda que ajusta más de cinco décadas, la cual solo ha traído dolor, destrucción del campo, muertes y desigualdad a lo largo y ancho del país.

Del otro lado, otras voces manifestaron su descontento, aduciendo, como fue el caso del expresidente y senador Álvaro Uribe, que este plebiscito es ilegítimo, debido a que según sus propias palabras: “permitirá una gran impunidad”. Impunidad. El líder supremo del Centro Democrático habla de impunidad, cuando tiene un centenar de investigaciones por masacres, falsos positivos, chuzadas y conformación de grupos paramilitares y las cuales, para desgracia del país no han prosperado. El ahora senador, habla de ilegitimidad, cuando hizo maniobras inadecuadas para reelegirse. El expresidente habla de impunidad, cuando el proceso de desmovilización con los paramilitares, no tuvo unas bases sólidas, los máximos dirigentes de este grupo fueron extraditados y dicho proceso no contó con verdad, justicia y reparación.

Sin embargo, no solo el expresidente está en contra del mecanismo de participación ciudadana aprobado por la Corte. Los seguidores del Centro Democrático el cual, parece más una secta que un partido político, debido a la poca reflexión, la falta de argumentos y el pensamiento crítico de sus seguidores, han comenzado una campaña de desinformación para lograr el abstencionismo o el voto por el NO en el plebiscito. En las redes sociales, se propagan mensajes afirmando que el país será entregado a las FARC, como si durante 8 años, el país no hubiera estado en manos de políticos con nexos paramilitares.

Asimismo, se afirma que el congreso será tomado por el grupo guerrillero, olvidando que los jefes paramilitares Salvatore Mancuso, Ernesto Báez y Ramón Isaza, asistieron al Congreso de la República en julio de 2004 con el objetivo de explicar al país la existencia de las AUC y las acciones cometidas por este grupo al margen de la ley. De la misma manera, a los “discípulos” del Centro Democrático, se les olvida que muchos de sus congresistas, han sido investigados por nexos con el paramilitarismo, algunos están incluso en prisión debido a esta razón y otros han sido destituidos e inhabilitados por dichos nexos.

Con esto solo puede llegarse a la conclusión que ni el Centro Democrático, ni sus militantes, ni mucho menos Álvaro Uribe, tienen autoridad para oponerse al plebiscito y a la posterior firma de los acuerdos del proceso de paz.

Imagen cortesía de: lacuartavia.com

Imagen cortesía de: lacuartavia.com

Pero lo que más indigna de esta campaña para el abstencionismo o el no, es la falta de reflexión. ¿Acaso piensan que lo ideal es continuar con una guerra que no tiene sentido alguno? ¿No se han puesto a pensar que el discurso el cual incita al odio y a la destrucción, es incluso más nocivo que el grupo FARC? ¿Será que se han tomado el trabajo de leer lo que hasta ahora se ha negociado? ¿O por el contrario solo repiten como loros lo que su jefe –el cual piensa que Colombia es su hacienda– dice, a veces sin reflexión?

En lo personal, daré mi voto por el Sí. Diré sí, porque mis papás nacieron a la par del conflicto interno. Digo sí, porque nací y crecí viendo violencia, paranoia y dolor. Digo sí, porque a mi hija le tocó su infancia viendo destrucción. Votaré sí en el plebiscito, porque la guerra no ha dejado nada bueno, porque este es un primer paso para que tengamos una nación distinta, porque todos merecemos ver la luz, por mi familia, mis amigos, las personas que quiero y que aún viven en Colombia y por los niños que vienen detrás. Estos últimos, merecen saber que en Colombia existió una guerra, pero solo a través de los libros.

 

Publicada el: 27 Jul de 2016

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Natalia Arango
Colombo-canadiense (Inmigrante). Leer, escribir y contemplar la naturaleza en sus diversas expresiones son mis pasiones. Tengo un DESS en Administración Social. M. Sc. (Trabajo Social). Montréal, Canadá.