Nuestros verdaderos héroes. Segunda parte

Opina - Política

2017-08-31

Nuestros verdaderos héroes. Segunda parte

En esta segunda entrega (Ver primera parte) de un pequeño esfuerzo por atraer la atención sobre personajes que realmente valen nuestra energía y sobre lo equivocados que están otros que en ocasiones acaparan todos los reflectores, hoy les quiero hablar sobre el profesor Antanas Mokus.

Profesor en el sentido de maestro para muchas personas y porque hemos recibido valiosas lecciones de él para ser mejores ciudadanos. Nació el 25 de marzo de 1952 en Bogotá y lo más destacado de su carrera pública es su rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, sus periodos de alcaldía, y su participación en las elecciones presidenciales como candidato en dos oportunidades. Hoy es presidente de la Fundación Corpovisionarios.

La primera polémica que desató Mockus en el público en general fue su famosa exposición, de nalgas, en el Auditorio León de Greiff en la Universidad Nacional de Colombia durante una reunión convocada por él mismo como rector. En su momento fue un gran escándalo, y tal vez con razón, acerca de la actitud fuera de las normas de la moral y rectitud por parte del rector de la universidad más importante de Colombia.

¿Cómo se le ocurre bajarse los pantalones en la posición de privilegio en el auditorio principal frente a todos los asistentes? Pues era la manera de romper un ciclo de realimentación positiva donde los gritos de los asistentes, principalmente los estudiantes, querían imponerse a las comunicaciones de la rectoría. Esa acción que provocó estupefacción, permitió comunicar lo que se tenía programado en esa oportunidad.

Después ganó, sorpresivamente para muchos, la alcaldía de Bogotá para el periodo 1995-1998, donde también impactó por algunas acciones como los recordados mimos para corregir las contravenciones frecuentes al código de tránsito de la ciudad.

Aparentemente, era un reto gobernar una ciudad presentando un plan de acción o sin estar desperdigando favores; todavía más extraña resultó la presión simbólica sobre aspectos del comportamiento ciudadano. El símbolo como instrumento poderoso, en este caso correctivo, dentro de un esquema de educación fue todo un éxito, y hoy otros alcaldes han intentado replicar la acción sin el contexto adecuado lo que ha sido un rotundo fracaso.

Un reto que lo superó fue llegar a la Presidencia de la nación con ideas y símbolos. No quiero decir que Colombia no está preparada para asumir un pensamiento de largo plazo, considerando aspectos más abstractos que son más necesarios, tal vez la estrategia de comunicación fue demasiado sutil para las masas. El punto es que la mayoría de los votantes lo percibió mal parado en un debate y la manera tradicional de hacer política en Colombia se impuso para las elecciones presidenciales de 2002.

El símbolo como instrumento dentro de una estrategia de educación es algo poderoso que pocas veces se ha visto en la política y gobierno mundiales.

Y es justamente lo que deberíamos considerar heroico de Antanas Mockus, lograr eso que casi nadie ha logrado y cambiar nuestra manera de actuar sin necesidad de la violencia represiva de la legislación punitiva.

Si bien este personaje está en un retiro a medias, debemos concentrarnos en esa manera de pensar, en quién nos proponga nuevas formas de comportamiento que nos sean benéficas a todos y no solo respetar la vida de aquellos que nos parecen buenos.

Hay que restablecer nuestras formas de actuar bien, porque es lo correcto y no porque a la larga nos conviene o peor porque nos van a castigar si nos descubren.

 

Claudio Mera
Lector asiduo, estudioso de la administración y la gestión, consultor, docente universitario, cocinero y ejecutivo administrativo. Las opiniones pretenden mostrar una postura lógica.