La corrupción es humo (I)

Opina - Economía

2017-02-01

La corrupción es humo (I)

Sin lugar a dudas, el tema de la corrupción ha comenzado a ser muy utilizado al inicio de la campaña electoral para los comicios presidenciales del año 2018 en Colombia, tanto por los candidatos de la feroz oposición al gobierno santista como Jorge Enrique Robledo, o incluso, -aunque en el ala ideológica contraria-, también los que suenan en el sonajero del Centro Democrático, así como por parte de aquellas/os candidatas/os que muestran una posición ideológica un poco más cercana a la centro derecha como lo son Claudia López y su comitiva de la Alianza Verde, Sergio Fajardo y hasta los mismos candidatos del oficialismo como Germán Vargas Lleras, sin dejar atrás, por supuesto, al Presidente Santos quien ha iniciado el 2017 con un discurso de lucha contra la corrupción sin contemplaciones.

De igual forma, la corrupción ha sido un tema que ha estado presente en las editoriales y primeras planas de los principales diarios del país como en el caso de El Espectador, El Tiempo, El Heraldo y la Revista Semana, que no han escatimado tinta en manifestar que es éste, es decir la corrupción, el principal problema de Colombia una vez superado en términos mediáticos -progresivamente–, el tema de las FARC y el conflicto armado.

Sin embargo, ¿qué tan grave es la corrupción en Colombia? ¿Es cierto que es la corrupción el principal problema del país? ¿Qué tanto de populismo y de estrategia electoral hay en todas estas afirmaciones?

Vamos con la primera pregunta. Si uno considera los casos de corrupción más importantes de los últimos años tenemos la siguiente increíble lista:

AGRO INGRESO SEGURO
EMPRESA DE ENERGÍA DE PEREIRA
COOMEVA EPS
TRANSMILENIO CALLE 26
VÍA BOGOTÁ-GIRARDOT
RECURSOS PARAFISCALES DEL SISTEMA GENERAL DE SEGURIDAD SOCIAL
RECOLECCIÓN DE BASURAS EN BOGOTÁ
CAPRECOM
IPS NO HABILITADAS
SALUDCOOP EPS
ODEBRETCH
REFICAR

Evidentemente cada uno de estos casos han dado de qué hablar en Colombia en los últimos, por lo menos, 12 años y han sido caballito de batalla de la oposición para atacar al gobierno de turno, a los gobernantes con su gamonalismo, su status quo y sus artimañas que permanentemente actúan de manera ilegal para obtener ingresos y acrecentar sus capitales personales a costa de los recursos del Estado. Estos escándalos han servido para llenar las primeras planas de los medios de comunicación de Colombia, destituir funcionarios públicos, inhabilitarlos, anular su vida política y, en algunos casos, para que sean sometidos al accionar de la justicia y privarlos de la libertad, así como han servido para responsabilizar a los principales actores detrás de estos hechos, los actores del sector privado, sector que en últimas es el que más propicia y genera enormes casos de corrupción tanto entre recursos públicos como entre recursos de particulares.

Sin embargo, el punto principal de esta publicación no se encuentra en enfatizar en los casos de corrupción y todo el humo que en las redes sociales se mueve permanentemente, sino considerar, concretamente, qué tan relevante son estos recursos que se perdieron en materia de corrupción tomando como referencia el Gasto Público Total realizado por el Gobierno Nacional y aprobado anualmente mediante la presentación del Proyecto de Ley que da forma al Presupuesto General de la Nación.

Ahora bien, si uno toma cualquiera de estos casos mencionados previamente y analiza la participación que tienen sobre el total del Presupuesto General de la Nación aprobado para el año 2016, podemos observar que en su gran mayoría ninguno de los casos representa ni siquiera el 0,5% del presupuesto total aprobado para ese año. (Ver Cuadro 1.)

Por ejemplo, el caso de Agro Ingreso Seguro, que fue un escándalo de enormes proporciones en el país sobre el cual actualmente aún se sigue hablando dado el golpe importante a nivel político que generó para el uribismo, representa un 0,0059% del Presupuesto aprobado para el 2016 y tan solo el 0,011% del total aprobado para el año 2008. Similares números se pueden encontrar con los otros casos donde el más escandaloso sería el de Odebretch, dado que entre Bula y García Morales se comieron prácticamente el 5% del Presupuesto para el año 2016.

Pese a lo anterior, es muy importante hacer una salvedad: todos estos recursos públicos robados por estos señores y señoras responsables de la corrupción en el país no se realizó únicamente en un año afectando el erario del 2016, sino que se realizó durante varios años, afectando por lo tanto el total del erario disponible para el Gobierno Nacional en, por lo menos, los últimos doce años -por decir un plazo-. Por lo tanto, el total del Presupuesto es aún mayor, con lo cual la participación o el costo fiscal de esos casos de corrupción se hace menor y mucho menos significativa. Por ejemplo, el costo fiscal de Agro Ingreso Seguro en el total del Presupuesto de los últimos 12 años fue de 0,000721%; el del escándalo de SaludCoop EPS fue de 0,096%; y los enormes escándalos de Reficar y Odebretch representaron un costo fiscal de 0,45% y 0,62%, respectivamente. Ahora bien, si sumamos todos estos principales casos de corrupción y analizamos su participación sobre el total de los presupuesto aprobados por el Congreso de Colombia entre el año 2008 y 2017 podemos observar que esa participación es de tan solo el 1,32%.

Dados estos números es menester preguntarse, ¿es realmente la corrupción el principal problema de la economía colombiana? ¿Es este 1,32% del total del presupuesto del Gobierno Nacional de los últimos doce años el responsable de que 15 millones de personas vivan por debajo de la línea de la pobreza (lo cual implica que viven con menos de 250.000 pesos al mes)? ¿Es este 1,32% del total del presupuesto del Gobierno Nacional el responsable de que Colombia sea uno de los países más desiguales de la región y del mundo? ¿De qué contemos con las mayores tasas de informalidad laboral, desempleo y población con necesidades básicas insatisfechas? ¿Es la corrupción la culpable de que haya una economía que permanentemente esté implosionando y cerrando con los números por fuera, sometiéndose a las volatilidades de la cada vez más volátil economía internacional, dejando a niñas y niños en la calle y generando mayores niveles de desempleo y de falta de cobertura de los principales derechos de la ciudadanía? ¿Es este porcentaje, producto de la corrupción, el responsable de que haya un sistema educativo que expulsa y que con una lógica pro-mercado permanentemente evita que se establezca un Estado que responda por las necesidades de las/os colombianas/os?

No, la corrupción no es el principal problema de Colombia. Si bien es un problema grave, no deja de ser una increíble pantalla de humo que sirve como discurso electoralista tales como el de Claudia López, Fajardo, Santos, Vargas Lleras y hasta el de Robledo.

Existen factores estructurales que no pasaré a mencionar en este post pero que, en mi opinión, sí contribuyen en mayor medida a generar todos los problemas sociales y económicos que hay en el país y que, lastimosamente como no sirven para acumular políticamente, no están en la agenda de la clase política del país, la cual, voluntaria o involuntariamente, hace caso omiso permanentemente a esos verdaderos factores profundizando y haciendo cada vez más fuertes las consecuencias que traen consigo.

Defendida la primera pregunta deberíamos pasar a la siguiente, entonces: ¿cuál es el principal problema de Colombia? El principal problema de Colombia es político y la corrupción no hace parte de la política, poner a la corrupción en el centro de la discusión es despolitizar el debate, desideologizar las disputas, lo cual en últimas es una derechización de las posiciones políticas de la ciudadanía y un sometimiento a mantener las cosas como están, sin debatir de fondo los verdaderos problemas y causantes de éstos que hay en el país, es decir, es humo. Esta parte será desarrollada con mayor profundidad más adelante.

 

(Cifras sacadas de El Espectador del 20/9 del 2013 y del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas de Colombia).

 

Leonardo Peñaloza