Macondo, la JEP e Iván Duque

Duque puede pasar a la historia como el presidente que consolidó la paz, o seguir siendo la marioneta de Uribe y quedar en los anaqueles de la historia como el que echó a la borda todo el esfuerzo de paz entre guerrilla y gobierno.

Opina - Política

2019-03-08

Macondo, la JEP e Iván Duque

Colombia: el eterno macondo, que no sólo está condenado a la aniquilación, sino que además es una aniquilación diaria y perpetua.

Tenemos un lastre, un lastre de violencia y sangre que nos va a acompañar hasta el día que desaparezcan todos los habitantes de este país. Siempre que tenemos la oportunidad de vivir en paz, empieza un nuevo ciclo de violencia peor que el anterior.

Después de las guerras de independencia, nos matamos 140 años por colores políticos. Cuando parecía que se iba a acabar esa violencia por el pacto de poder que hicieron dirigentes liberales y conservadores, nos llegó el lastre guerrillero.

Los años 80 terminaron con muchos procesos de paz que desmovilizaron a varios grupos guerrilleros como el M19 o el Quintín Lame, y lo que parecía una nueva oportunidad de paz, intensificó la guerra entra las Farc y las fuerzas paramilitares que degradaron el conflicto como nunca antes.

Hoy vivimos una situación similar. Después del proceso de paz con las Farc, se dio paso a una nueva oportunidad de llegar a soluciones que permitieran librar de una vez por todas los temas que nos habían llevado a matarnos tantos años. La tierra, la participación política, el narcotráfico y la verdad fueron el eje de esta apuesta; sin embargo, hoy todo parece en el aire.

El nuevo gobierno está apuntando a todo menos a consolidar la paz. Duque parece empeñado en lograr “la paz” en Venezuela y la guerra en Colombia. No hay otra explicación más allá de proteger a un grupo de políticos y empresarios de comparecer ante la justicia para responder por su participación en el conflicto y reparar a sus víctimas. Devolver lo que es de ellos: pero no. Parece que Duque no es consciente de que este sabotaje a la paz lo único que va a causar es una nueva guerra.

Al no tener garantías, desmovilizados se irán al monte, nuevos grupos se alzarán en contra del establecimiento. La palabra del Estado quedará sin ninguna validez para posteriores negociaciones.

Duque tiene la oportunidad de sancionar la ley estatutaria de la JEP y pasar a la historia como el presidente que le apostó a la paz y la consolidó, o puede seguir siendo la marioneta de Uribe y quedar en los anaqueles de la historia como el que echó a la borda todo el esfuerzo de paz entre guerrilla y gobierno. Ojalá recapacite, porque de lo contrario, esperemos que sean sus hijos quienes presten servicio por la patria.

Foto cortesía de: El Tiempo

( 1 ) Comentario

  1. ReplyNicolás García Ortiz

    Creo que el pacto al que hacen referencia aquí, que supongo es el frente Nacional, no quería consolidar ninguna paz. Mas bien, la revolución en marcha de López Pumarejo en su primer período, si quiso sentar las bases de una paz duradera y la recalcitrante ala derecha de su mismo partido, aunado al odio visceral de Laureano Gómez y la iglesia iniciaron el nefasto proceso de las guerrillas que surgieron en el periodo de Mariano Ospina y por fin en la «horrible noche» que nunca cesó de Laureano Goméz y la dictadura de Pinilla. Todo este desaliñado resumen para comentar que la nota tiene esa imprecisión, desde mi punto de vista.

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Carlos Eduardo González
Periodista UniSabana. Economía Universidad Javeriana.