Y no pasa nada

El pobre Iván Duque cree que el microtráfico se combate metiendo a la cárcel a los adictos. ¡Cuánta falta hace estudiar Derecho!

Opina - Política

2018-09-07

Y no pasa nada

Muchas cosas suceden en el mundo y, particularmente en este país, sin embargo, vamos cayendo por acción o por omisión de los medios y de los mismos detentadores del poder, en un sopor peligroso que nos lleva a la inacción, a asumir que, en realidad, todo pasa, pero al final no pasa nada.

El síndrome de novedad causado por la entrada del nuevo gobierno se impone como un anestésico. Las fuerzas en el Congreso de la República se definen y redefinen.

Se forman alianzas y se producen rupturas. Ninguna de ellas afecta al recién ungido que, muy a la topa tolondra, va logrando realizar su tarea.

Iván Duque se me asemeja mucho al colegial novísimo que habiendo ingresado en el claustro, realiza sus deberes, más por intuición que por conocimiento: él cree estar en lo correcto y dar la nota que su preceptor espera. Este por su parte, austero y rígido, tiene su propio libreto, está a la expectativa y va dando puntadas por fuera del entorno.
Pero no pasa nada. Hasta ahora todo va bien. No ha habido lugar a roces, ni rifirrafes. Esperemos cuánto va a durar la luna de miel.

Aunque el país real es otra cosa y espera respuestas reales: por ejemplo, hay un malestar claro en la Rama Judicial del Poder Público, por las incidencias referidas a la seguridad de sus miembros, no solo en relación con una propuesta de reforma de la Justicia, que nadie sabe dónde va a parar, sino en relación con algo más prosaico, más humano y que tiene que ver con la protección física de sus funcionarios, como la relacionada con los riesgos logísticos: ¿Cómo es posible que un ascensor en un edificio judicial en el Valle del Cauca, se venga al suelo, con muertos y heridos, y ello no produzca ninguna consecuencia jurídica, fiscal, ni disciplinaria?

Por otro lado, la ciudadanía toda se encuentra en alerta por las modificaciones del régimen impositivo. Los miembros de la clase obrera y los trabajadores de las clases medias, están enfrentando tarifas infames de recaudación tributaria que materializan el ideal de señor ministro de Hacienda de descargar el 85% de la economía en la clase trabajadora.

Es cierto que estas medidas actuales no son obra de Alberto Carrasquilla, ni resultado de la acción de este gobierno, sino el fruto de las recomendaciones que un grupo de “sabios y expertos” (neoliberales, por más señas), hicieron al gobierno anterior. Pero Alberto Carrasquilla y sus muchachos del Ministerio de Hacienda son solidarios con ellas y, por esa razón, las aplican inmisericordemente.

Es decir que este gobierno, pese a todo, las está implementando y las está poniendo en práctica.
Desde otro ángulo de vista, la segunda Universidad del País está prácticamente paralizada por las protestas generadas en muy diversas circunstancias, incluyendo las relacionadas con el tema fiscal.

Mientras las demás instituciones universitarias de carácter público registran dificultades financieras gracias al erróneo programa de estímulos implementado por el Estado y que consiste en fortalecer la industria privada de la educación superior mediante el programa de “Ser Pilo Paga”.

De esa manera, las entidades del Estado registran cifras negativas o en rojo en sus balances, al tiempo que tienen que atender una población significativa de estudiantes de bajos recursos; las entidades privadas, son un negocio rentable, y cobran ingentes sumas de dinero a los educandos y, por si fuera poco, se ven beneficiadas con los recursos públicos.

Además, la situación de los maestros y profesores de secundaria es bastante precaria. Hay reclamaciones sobre acuerdos y convenios que no se han cumplido y la señora ministra de Educación no da abasto para atender tantos frentes.

Por demás, la amenaza de gravar tributariamente los productos de la canasta familiar es un asunto que tiene muy preocupados a los padres de familia y a las gentes del común: La gente no entiende cómo es que, pagándole al tendero, al proveedor al menudeo, precios mayores por virtud del gravamen tributario, será posible que se les reembolse el impuesto.

Al final, lo que se cobra y paga por impuestos del IVA no lo van a ver ellos reflejado en sus precarias economías. Pero los poderosos sí se verán beneficiados al ser eximidos del pago de impuesto a la renta o al capital, en virtud de las medidas tributarias de este gobierno.

Hay un renglón no considerado por este régimen y que está relacionado con los presos en las cárceles del país, quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales de una manera que solo es posible en las peores tiranías: Los detenidos en los establecimientos penitenciarios y carcelarios del Valle de Aburrá, para tomar solo un ejemplo, aunque no nos digamos mentiras, es situación de todo el país, han denunciado que los tienen literalmente aguantando hambre por obra y gracia de las entidades distribuidoras de los alimentos para los reclusos.

Esa situación es bastante conocida y bastante vieja. Los internos reciben mal, reciben tarde, reciben descompuesta la comida. Es decir que, debiendo recibir los alimentos para el desayuno, o el almuerzo en horas determinadas y convenientes, se les hace entrega de los mismos en horas de la tarde, cuando algunos han periclitado y se manifiestan inconsumibles.

La Corte Constitucional se ha convertido en esta materia en Rey de Burlas, porque pese a que se ha pronunciado severa y solemne en diversos y apergaminados fallos, nadie le ha parado bolas. La Procuraduría, increpada por todo el mundo, se limita a visitar y notariar el hecho de la vulneración de los derechos fundamentales, pero no está en sus funciones resolver el dilema y nadie hace nada: ni las gobernaciones de los departamentos, ni los municipios, pero mucho menos el Ministerio pomposamente llamado de Justicia, ni tampoco el corrupto e inoperante INPEC.

Nadie vela por los reclusos, hacinados, maltratados, desconocidos.

Y el señor Presidente, flamante, rozagante, recibiendo honores y beneplácitos o, en el mejor de los casos, preocupado equivocadamente por los adictos y consumidores de la dosis mínima.

El pobre cree que el microtráfico se combate metiendo a la cárcel a los adictos. ¡Cuánta falta hace estudiar Derecho!

( 2 ) Comentarios

  1. Excelente artículo.. Saludos de un compañero antropólogo, apoyos en la lucha desde Berlín- Alemania.

  2. El sagaz ministro de hacienda, ha quedado en evidencia de como se impulsan reformas para que se hagan leyes trazadas con corte de sastre fino. Claro que con la anuencia del director del circo, en esta caso AUV que, pensando en logica el o sus emprendedores hijos deben ser socios de la empresa que les «ganó» tantos Miles de millones de pesos a los municipios pobres por intermediarios en los préstamos para agua potable. Al Duquesito le iría mejor si en sus giras semanales lleva a Jorge Barón para que las metidas de «pata de la buena fortuna» sean más graciosas

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Armando López Upegui
Historiador, Abogado, Docente universitario y Maestro en Ciencia política.