¿Y los huevitos de Uribe?

Opina - Política

2016-07-18

¿Y los huevitos de Uribe?

A pesar de la distancia entre el Presidente Juan Manuel Santos y el Senador Álvaro Uribe Vélez por cuenta del proceso de paz, justo es recordar, y a propósito del paro camionero, que los Huevitos de Uribe han sido muy bien protegidos por el actual Jefe de Estado.

Por si no lo recuerdan, durante el discurso de posesión para el primer período de su mandato, Santos dijo que tres, serían las locomotoras que impulsaría durante su gobierno: minera, vivienda y confianza inversionista, es decir los mismos tres huevitos que Uribe le entregó cuando lo ungió como «sucesor» al solio presidencial.

Tres locomotoras nefastas que entrañan la entrega de los recursos naturales a las empresas extranjeras, el negocio de las viviendas a los bancos y al Vicepresidente Vargas Lleras que anda repartiendo casas gratis inundables, agrietables, sin saneamiento básico y sin equipamento urbano, eso sin mencionar el tamaño de las mismas.

Santos hace lo mismo que Uribe, pero mejor.  Recordemos que Uribe no pudo firmar el TLC con EEUU, y en cambio Santos los ha suscrito todos.  Los Tratados de Libre Comercio guardan mucha relación con la confianza inversionista, que no es cosa distinta que la «ley del embudo» de los tratados internacionales: lo ancho para los extranjeros y lo angosto para los nacionales en todas las actividades productivas del país, incluidas la del transporte de carga.

Los TLC empezaron con el agro, pero ahora siguen con la industria nacional, la ingeniería, la producción audiovisual, y el transporte, entre otras muchas áreas.  La entrega de estos sectores de la producción nacional, demanda del Congreso de la República una legislación que se atempere a las necesidades de los inversionistas extranjeros y esa es una de las razones por las cuales la «libertad vigilada» en materia de fletes en el transporte de carga, no es algo que el Presidente Santos esté dispuesto a modificar.

El país prefiere ver a unos transportadores corruptos que se han beneficiado del programa de chatarrización, es decir, ver el árbol, en lugar de ver el bosque, que es la inevitable quiebra de la cadena productiva del transporte de carga por cuenta de las políticas del gobierno nacional para beneficiar una vez más a los extranjeros.  Igual sucedió con los caficultores, cacaoteros, arroceros, bananeros y fruticultores, quienes no tienen cómo competir con los productos subsidiados por países como Estados Unidos.

Y mientras tanto ¿Qué ha hecho el país? ¿qué hizo la sociedad colombiana para defender a quienes se han ido «quebrando» por cuenta de los Tratados de Libre Comercio? Nada, la respuesta es nada.

Imagen cortesía de: confidencialcolombia.com

Imagen cortesía de: confidencialcolombia.com

Al gobierno poco le importa y a la sociedad menos, porque si un mal carcome a la humanidad, es la indiferencia frente a los problemas ajenos, incapaces de entender que esos problemas no son tan ajenos.  Lo dijo Ernest Hemingway hace muchos años: «No preguntes por quién doblan las campanas, están doblando por ti».  Entendía el escritor norteamericano que la suerte de los seres humanos está indefectiblemente ligada a la de otros seres humanos y que por tanto del destino de unos depende el de otros.

También lo dijo Martin Luther King cuando la lucha de los negros era solo de ellos: «Me horrorizan los actos malos de la gente mala, pero más me horroriza la indiferencia de la gente buena», y, por último, para referirnos a esta indiferencia que nos divide, atemoriza y acorrala, recordemos el fragmento de un poema que algunos atribuyen a Bertolt Brecht, pero que otros aseguran es autoría de un pastor luterano alemán, Martin Niemöler, quien inicialmente apoyó al nazismo pero luego fue también confinado a los campos de concentración.

«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista; cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio porque yo no era socialdemócrata; cuando vinieron a buscar a los sindicalistas no protesté porque yo no era sindicalista; cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra porque yo no era judío; cuando finalmente vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar».

El país no puede dejarse engañar por los cantos de sirena del Presidente Santos para hacernos creer que no negocia con los camioneros porque defiende los intereses de la ciudadanía; tampoco a quienes pretenden hacernos creer que la oposición de Jorge Robledo y Álvaro Uribe son la misma cosa, porque el primero ha predicado siempre lo mismo, contra Gaviria, Pastrana, Uribe y Santos, en tanto Uribe Vélez solo respalda hoy el paro camionero por afectar a su archienemigo en el proceso de paz, pero si fuera presidente ya los habría hecho «levantar» a punta de «Esmad».

Ver escasear los alimentos en tiendas y supermercados, que la canasta básica suba de precio y que la economía del país se afecte, no es algo que deba agradarnos, pero no perdamos de vista el bosque, porque también somos parte de ese bosque que está siendo talado por la voracidad extranjera, y un día no muy lejano, vendrán por nosotros.

 

Publicada el: 18 Jul de 2016

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Alicia Sarmiento
Periodista, abogada de la Universidad Santiago de Cali y libre pensadora.