Álvaro Uribe Vélez: Lo bueno, lo malo y lo feo

Opina - Política

2017-02-04

Álvaro Uribe Vélez: Lo bueno, lo malo y lo feo

Muchos seguimos esperando verdades más allá de las que por años nos han vendido los medios, he aquí una versión del que actualmente es el personaje más controversial de nuestro país, por encima incluso del propio presidente Santos. Una descripción llena de amores y odios.

Lo bueno

Aunque muchos no lo crean el hoy senador si tiene cosas buenas que siendo objetivos deberíamos valorar, incluso algunos políticos deben sentir envidia de la buena —y de la mala—, por ejemplo; pocos políticos en el país conocen tan a fondo la idiosincrasia, el pensamiento y sentir de las clases más populares, casi ningún dirigente sabe cómo llegarle al ciudadano de a pie de la forma en que lo hace Álvaro Uribe y si vemos la forma en que habla sin pelos en la lengua, en eso sí que se ha especializado este hombre, sabe de lo que habla y no se ruboriza al momento de expresarse incluso estando enverracado así que no es extraño escucharlo en una conversación privada diciendo: “¡le doy en la cara marica!”.

De esa misma forma y con su talante lo que tiene de bueno es que sabe convencer, sino pregúntenselo a ese séquito de seguidores que lo defienden a rabiar aun a pesar del sin fin de acusaciones y señalamientos en su contra, comandados por su partido el Centro Democrático donde nadie se acostumbra a llamarlo senador o expresidente, para ellos siempre será “mi presidente Uribe” es como un rockstar de la política con todo y sus malos ejemplos.

Lo que Álvaro Uribe representa debe mirarse con mucho cuidado y cabeza fría, como cuando en la antesala del plebiscito por la paz este humilde servidor le comentaba a un grupo que se reunía para hablar del tema: —“si no tienen cuidado ese plebiscito se pierde, no olviden que Uribe solito arrastra más de cuatro millones de votos, eso sin contar que su campaña se basa en argumentos falsos”— …Los resultados me dicen que no estaba tan equivocado.

Lo malo

El hoy senador, lleva consigo el lastre de las masacres ocurridas durante sus dos periodos de gobierno y las que se dieron en Antioquia cuando era gobernador sin que él se diera por enterado, el mayor número de desplazados en la historia del país, el surgimiento de los “falsos positivos” que no era más que una cruel forma de mostrar resultados de su “política de seguridad democrática” matando a jóvenes que se llevaban de Soacha con la promesa de un trabajo, hasta campesinos y hombres con discapacidad cognitiva quienes luego aparecían vestidos de camuflados haciéndolos pasar por guerrilleros.

Malo que el expresidente sepa hoy más de lo que pasa en el gobierno Santos que lo que ocurría al interior de su propio gobierno, malo el alto número de sus funcionarios detenidos, investigados o prófugos que huyen de la justicia colombiana aduciendo persecución política, malo todo lo aberrante de la parapolítica, el drama de más de cuatro mil niños muertos en La Guajira sedientos y desnutridos en sus dos periodos presidenciales a causa de la corrupción contra la que no hizo nada cuando era presidente, mientras los subsidios que debían ayudar a los campesinos iban a parar a las manos de terratenientes poderosos en el escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Imagen cortesía de: Telemundo

Malo lo sucedido con la pantomima de una falsa desmovilización de grupos guerrilleros en su gobierno que aparecieron entregando armas en desuso, vistiendo camuflados recién confeccionados y botas nuevas para que luego el ex alto comisionado Luis Carlos Restrepo se fugara sin que hasta hoy se sepa su paradero. Malo, engañar al país a base de mentiras para que el proceso de paz con las FARC no pudiera lograrse ni refrendarse en el plebiscito. Malo que sus jefes de seguridad hayan sido extraditados y condenados en Estados Unidos por narcotráfico.

Malo, muy malo que la última campaña de su partido de nuevo sea noticia porque estaban involucrados con la corrupción de la transnacional Odebrecht quienes según Duda Mendoza el experto en marketing de esa campaña, recibió pagos de esta empresa para trabajar con Oscar Iván Zuluaga, recordemos que el presidente de esa transnacional se reunió con Uribe y el ex ministro Arias —condenado por AIS— en la casa de Nariño antes de iniciar la campaña presidencial cuando todos esperaban que el candidato que los representaría sería “Uribito” ¿Qué esperaban? ¿Acaso, buscaban inyectar capital para luego recuperarlo en licitaciones y adjudicaciones de proyectos como la ruta del sol? Lo que es seguro, es que gratis no fue.

Lo feo

Feo, muy feo resulta que un mandatario use su cargo para aplastar a sus opositores y Álvaro Uribe, quien parece haber sufrido de ceguera selectiva en su gobierno, lleva a cuestas todo el escándalo de las chuzadas del DAS por las cuales han sido condenados varios de sus “buenos muchachos”. Así como es feo verlo defendiendo a sus hijos como gato boca arriba para que no se conozcan sus declaraciones de renta, ocultando también que éstos se beneficiaron de la compra de terrenos para zonas francas mientras son investigados por evasión de impuestos en el recordado “caso del zar” de la chatarra con el que tenían negocios, y que casualmente también se reunieron con representantes de “Odebrecht” para asociarse en no se sabe qué términos —presumiendo que son también unos buenos muchachos—.

Es feo que el ex presidente se muestre como redentor peleando contra la reforma tributaria —injusta por demás—, cuando en su gobierno casos como el impuesto temporal del cuatro por mil y el aumento del IVA llegaron para quedarse, cuando eliminó el pago de horas extras y creó la Ley 100 a partir de la que surgieron las EPS por las que tanto padecemos los colombianos.

Feo que lleve una férrea oposición a la paz no por la paz misma —tampoco soy de los que creen que sea porque no la conquistó él, pues considero que al senador Uribe nunca le ha interesado la paz realmente—, sino porque su partido tiene réditos políticos con la guerra y una paz estable y duradera los deja sin discurso y sin amigos. Es feo que se oponga a lo que llama una negociación de espalda al país que favorece a la guerrilla cuando en su gobierno jamás hubo una consulta ciudadana, nunca se supo qué pasaba en santa fe de Ralito y la mayoría de paramilitares —que ya empezaron a salir de las cárceles— no confesaron la totalidad de sus delitos, en cambio sí se quedaron con la plata producto de sus crímenes, no hubo justicia y mucho menos reparación; con los paramilitares que no fueron extraditados para callarles la boca si hubo corazón grande y faltó mano firme.

Feo que el ex presidente se altere, se irrite y lance cortinas de humo cada vez que se habla de su reelección comprada en la Yidispolítica, o cuando se acusa o condena a otro de los funcionarios de su gobierno, cuando se reaviva el caso de su hermano Santiago que lo señalan como creador del grupo armado “los 12 apóstoles” que fueron la génesis del paramilitarismo y con ello incontables masacres que empezaron en la finca “la Carolina” del ex presidente y se extendieron por todas las regiones del país según indican las investigaciones de la Fiscalía. Feo que un político de su talla tenga en su bagaje tantas sombras, investigaciones y señalamientos, pero sobre todo, muy feo que el estado colombiano y todo su aparato parezcan estar maniatados y paquidérmicos como si solo fuera un apéndice de su poderío y la burla del pueblo.

Más allá de todo esto, algo que debemos tener claro es que entre lo bueno, lo malo y lo feo aún nos falta mucho por ver y conocer sobre Álvaro Uribe Vélez.

 

 

Nelson Villarreal
Administrador Financiero. Lector apasionado. Escritor aficionado. Trabajador social por convicción y soñador por vocación.