Unos nacieron para mandar y otros para ejercer obediencia

Duque, piense en el país y no en los intereses de 40 familias. Si usted pone al servicio sus capacidades por el bien de Colombia, lograremos la anhelada paz.

Opina - Política

2019-04-12

Unos nacieron para mandar y otros para ejercer obediencia

La idea de una raza superior es y sigue existiendo
Tercamente en el pensamiento liberal occidental.
Max Horkheimer

 

Mucha gente considera que la existencia del ser humano tiene como eje fundamental la ley del más fuerte. Dicha ley se vale de alguna estrategia, bellaca por cierto, para que el otro le ceda a sus deseos.

En este momento tenemos en Colombia a una especie de emperador, esclavo de industriales y cacaos, igual de infelices a él, y que le permiten poner presidente consuetudinariamente por más de veinte años en este platanal. Es de considerar al emperadorcito, porque las dos veces que ha subido en sus hombros al candidato a la presidencia, la cosa le ha salido muy mal.

El primero, Santos, porque traicionó sus deseos de guerra y permitió que se alzara con el poder el castrochavismo homosexual, vulgar nombre que la senadora Valencia le afrijoló al comunismo.

Contra los alaridos de Uribe, Santos suscribió el Acuerdo Especial Humanitario para la paz, en La Habana. Más de 8 millones de colombianos vimos con júbilo cómo se firmaba en Cartagena, mientras Uribe, ejerciendo su derecho a la minga, perdón a la protesta social, marchó iracundo por las calles de esta misma ciudad. Claro, esa protesta no la infiltraba nadie porque aquel que se ponga a lanzar papas calientes en nombre de ellos, queda muy mal ante los propios delincuentes, eso es como si uno gritara: «abajo el cielo, viva el infierno».

La segunda vez, el emperadorcito se cercioró de sacarle al candidato el solemne juramento de obediencia ciega, y la ambición digo yo, hizo que el joven Duquecito asumiera la Presidencia con tantas ganas como dificultades.

Una de las principales, es que el país que dejó Uribe era diametralmente diferente. Ya sabíamos que muchos de los guerrilleros dados de baja por el glorioso Ejército Nacional eran unos muchachos cazados en las calles de Soacha para matarlos y así cobrar las recompensas al mejor estilo del salvaje oeste, y que Uribe les había prometido para motivar la matanza.

Pese a haber perdido la paz el plebiscito, Colombia había probado las mieles de la paz, perdón, no de la paz, sino de la disminución de las masacres, habían comenzado a desminar pueblos enteros y solo nos quedaba, sustituir los cultivos de coca y evitar la matanza que cruelmente se llevaba a cabo en todo el país, de los líderes sociales. Aunque ustedes no lo crean, eso era un avance.

El pobre Duquecito emocionado por pasar a la historia, tuvo que asistir a su posesión, a escuchar con estoica paciencia, adulaciones de todo calibre al ‘Doptor’ Uribe y toda clase de improperios para su antecesor. A él solo le dieron órdenes.

La primera tronó por el cielo latinoamericano: tumbe como sea al castrochavismo de Venezuela. Y el muchachito, muy incauto por cierto, solo se le ocurrió invitar a unos generales norteamericanos a un concierto en la frontera y, para culminar el rutilante ir y venir de canciones e improperios contra el Gobierno bolivariano, trató de montar el ingreso por la fuerza de unos camiones con toneladas de alimentos.

El presidente estaba esperando que el pueblo venezolano abandonara la compostura, y, por unas latas de atún, armara la guerra civil. Osado el plan digo yo, porque fuera del incendio de uno de los camiones por parte de unos muchachos colombianos previamente contratados, oscuro episodio que lo puede narrar más claramente José Obdulio, pues nada pasó.

Se vino de su concierto y le dispararon la segunda orden: Deje que el ministro Carrasquilla, pase la Ley de Financiamiento y póngale IVA hasta al cilantro. La cosa escandalizó a todos los senadores liberales y conservadores, porque si permitían este nefasto exabrupto, perdían las elecciones regionales. ¡Nos salvamos! No le pusieron el IVA al cilantro. Lo demás pasó a punta de pupitrazo y hasta ahora la ciudadanía está despertando y sufriendo la carga tributaria que al asalariado le toca soportar, porque el industrial debe ser protegido, porque gracias a él, existe empleo en este país.

Es decir, el esclavo paga por su esclavitud y además debe agradecerla. Yo no me puedo explicar cómo hace una familia cualquiera para vivir con el salario mínimo y de ñapa no querer nada regalado. En fin, lo ancho para ellos, lo angosto para uno.

Duquecito absolutamente desesperado porque su imagen caía en picada, acudió a su patrón y a sus amigotes, pero fueron implacables: usted tiene que volver trizas el Acuerdo Humanitario suscrito en La Habana y empezó a sudar peto el pobre.

Le tocó dispararle unas objeciones a la Ley Estatutaria de la Justicia Especial Para la Paz, con el agravante que se montó la minga en el Cauca y Uribe decidió lanzarse por su cuenta como presidente alterno. Resultado de la coyuntura, pues el títere negoció con la Minga y Uribe le recomendó una buena masacre con sentido social. Por si fuera poco, ayer en la Cámara se le cayeron las objeciones a la JEP.

Yo quisiera poder hablarle al oído a Duque. Le diría:

  • El partido que a usted lo montó ha ofrecido guerra, injusticia, víctimas y robo sistemático de tierras. Aléjese y gobierne para todos, somos 40 millones de ciudadanos y ellos representan el 1% del país. Los 10 millones de votantes fueron fabricados por la Registraduría. Pero para eso se necesita valentía.
  • La paz por más imperfecta que sea, es preferible a la guerra, luego apóyela. No se preocupe, sus copartidarios deben ir a declarar y usted queda como un príncipe.
  • Uribe está desgastado, luego marque distancia, ámelo, pero de lejos.
  • Piense en el país y no en los intereses de 40 familias. Si usted pone al servicio sus capacidades por el bien de Colombia, lograremos la anhelada paz.
  • El lenguaje osado, atrevido y bellaco, solo le generan protestas, rebeldía y desgracias.
  • Las comunidades ancestrales, los palenques y los ROM, solo han sido atropellados por sus copartidarios, es hora de escucharlos y cumplir con los acuerdos, quedaría no como un duque, sino como un príncipe.
  • Las FARC no nacieron como producto del aburrimiento de unos compadres, que aburridos con sus mujeres, se largaron al monte a disparar. Comience a leer la guerra bipartidista y verá que todos sus copartidarios están implicados en la vuelta, como dicen los sicarios.
  • Que no le pase lo de Andrés Felipe Arias, el prófugo inocente y los de cientos más, que se van a la cárcel por Uribe.
  • Y por último mi Duquecito, le regalaron el puesto y le toca lidiarlo, que si usted no estaba preparado para ello, pues escuche al pueblo que en últimas fue tan bruto que lo eligió.

Si no hace caso a los consejos, sumercé, mucho me temo que un día de estos leamos en El Tiempo:

Iván Duque Márquez lamenta tener que informarles a los ciudadanos colombianos que sacó la mano, que ya no pudo más, concretamente por la plutofilia, la centavopatía y la indiofobia de sus copartidarios. Por tanto, se ve obligado a abandonar el cargo que hasta hoy ocupaba y que hagan lo que les dé la gana.

 

Foto cortesía de: El Tiempo

 

( 8 ) Comentarios

  1. Como todos en sus escritos y comentarios la verdad verdad es abrumadora, pero el miedo es más fuerte que la razón, se nota en todos los copartidarios del CD que prefieren pagar cárcel ellos que denunciar, a lo que me hago una pregunta ¿En qué los implica el jefe que a pesar de su familia sus propios intereses y su dignidad como seres humanos callan?
    Duque es tan capaz de pagar cárcel que desvincularse de su patrón.
    ¡Ay! mi muy respetada doctora Martha, muy oscuro el futuro del país.

  2. Excelente

  3. Gracias Martha que buena columna

  4. Replyflorangelah@gmail.com

    No podía ser menos, un escrito hecho con alma, con conocimiento, con inteligencia y claridad. Su autora es maestra.

  5. ReplyLuis Alberto Rojas Gallo

    Muy buen comentario, la doctora muy preparada y objetiva. Cuenta la realidad de una manera fácil y sencilla.

  6. Excelente descripción de lo que estamos viviendo, en esta Uribe-Duque.

  7. Está es una centuria de verdades, es un nuevo pacto social para salvar a Colombia, si Duque tiene el coraje y ojalá la inteligencia para gobernar a Colombia sin ese San Benito de Uribe y ahora Trump, el pueblo colombiano le dará la oportunidad de pasar a la historia como otro capaz de decirle a Uribe yo soy el presidente y no su lacayo, déjeme gobernar, será capaz? Demuestrelo. !.

Responder a Luis Alberto Rojas Gallo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Martha Rangel
Socióloga, Master en Educación de Adultos de la Franfûrter Universitât, Magíster en Educación Universitaria de la Universidad de la Salle, Docente en diferentes universidades, Jefe de Proyectos Especiales de la Universidad Santo Tomás, hoy retirada.