Trump es un síntoma de la crisis gringa

Lo ocurrido en el Capitolio y el manejo de la crisis del coronavirus, demuestran que en Estados Unidos existe una brecha gigante entre los ciudadanos.

Opina - Internacionales

2021-01-29

Trump es un síntoma de la crisis gringa

Columnista:

Juan Carlos Lozano Cuervo

 

Tenían que coincidir Trump y una pandemia a fin de exponer al mundo en blanco y negro las graves asimetrías de un orden social apreciado por muchos y que se erige como el guardián de la democracia. Lo ocurrido hasta el momento en Estados Unidos tiene a propios y extraños sorprendidos al punto de vaticinar lo peor, claro, si uno hace un examen tranquilo de lo acontecido, los motivos para tal sorpresa no son tanto.

En los Estados Unidos, como sucede en otros países, existen problemas graves no resueltos. Sobreviven por debajo de lo demás, mientras se continúa con la vida, para muchos; arreglándoselas como puedan. Quienes apostaron en últimas por Trump deben estar haciendo sumas y restas, máxime, cuando al develar las asimetrías descendió el guardián al lugar de los vigilados; después de lo acontecido en el Capitolio ¿con qué cara nos dirán república bananera? De este episodio, y teniendo en cuenta la crisis de la pandemia, el gigante quedó sometido exponiendo sus reales alcances y límites.

Sin ánimo de caer en maximalismos y desarrollando la tendencia del todo o nada tan presente en Colombia, en gracia de discusión, es necesario apuntar que la pandemia ha golpeado a todos severamente. Europa se encuentra en serias dificultades, mientras las naciones más pobres observan cómo los multimillonarios, a pesar de la pandemia, aumentan su fortuna. Pero regresando a Trump y a la «crisis gringa», es prudente ir despacio. Pese a la «preocupación» de los medios que saliéndose por la tangente cierran los micrófonos al presidente-candidato, ahora derrotado, olvidando que en su momento le abrieron el micrófono y prestaron sus plataformas para decir cuanto quiso.

Por otra parte, los nuestros romantizan la entrante administración Biden creyendo que con la llegada del demócrata se soluciona gran parte del problema, pero bueno, todavía es temprano y se requiere un tanto de más reflexión para entrar en evaluaciones. Al momento de escribir esta columna se anuncia (como es habitual) con bombos y platillos el juicio político al presidente republicano. Sobra decir que hay mucho en juego, no solo la sacada de clavo, como dicen en mi tierra, por parte de Nancy Pelosi, también la necesidad de lavarle la cara a la democracia gringa. La única manera de retornar a la senda de un país serio es cobrarle a Trump la osadía de haber incitado a una turba a dirigirse al Capitolio con la finalidad de reclamarle a la clase política por el «robo de las elecciones».

Un dato de esos que sirven para posar de intelectual en cócteles y almuerzos tiene que ver con esto: en 231 años de historia de Estados Unidos ningún presidente había sido sometido a dos juicios políticos en un mismo periodo. Pensar que este nuevo juicio obedece a su «incitación a la insurrección», cuando dijo cosas peores, como negar el cambio climático, solo recuerda el costo de haber perdido las elecciones.

Ahora que Trump fue derrotado, los gigantes de las comunicaciones se presentan preocupados por las instituciones, pero ¿qué hubiera pasado de haber ganado Trump? Francamente, observar tanta preocupación por la democracia equivale a ver un cocodrilo llorar. El binomio Trump-coronavirus le recordó a la nación más poderosa del mundo y al mundo, que tiene pies de barro, mientras, expuso para el resto de los mortales las asimetrías del orden social que, se mostraba como ejemplo y guardián: el denominado mundo libre.

Aunque suene a lugar común y reconociendo que es ya conocido por buena parte de la opinión, lo ocurrido en el Capitolio y el manejo de la crisis del coronavirus demuestran que en Estados Unidos existe una brecha gigante entre los ciudadanos, que solo quienes gozan de buenos ingresos (y ahorros) logran solventar la situación; con esto no decimos nada nuevo, acá pasa igual, con la diferencia de que no somos ejemplo. Finalmente, me quedo con una imagen elocuente de lo ocurrido en Capitolio, la Policía invitando a los blancos a retirarse, mientras, en otras manifestaciones le pone la rodilla en la nuca a los negros. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Carlos Lozano Cuervo
Profesor, abogado y magíster en Filosofía.