¿Tiempo de pandemia o de elecciones?

Nada más inoportuno en estos momentos de pandemia, en donde todos deberíamos estar unidos para superarla, que empezar a hacer campañas políticas para la Presidencia de 2022.

Opina - Política

2020-07-18

¿Tiempo de pandemia o de elecciones?

Columnista:

Mauricio Galindo Santofimio 

 

A estas alturas, en las cuales no vamos tan bien en materia de contagiados y de muertos por COVID-19 —con más de a 180 000 casos positivos y por encima de 6000 personas fallecidas—, venir a sacar provecho político con la enfermedad es cuando menos oportunista. Y cuando menos criticable.

Muchas cosas podría uno reprochar del manejo de la pandemia tanto al presidente Duque como a los alcaldes y a los gobernadores. Mucho se puede decir en torno a la responsabilidad que cada uno de ellos deberá asumir en el futuro por sus aciertos o por sus errores en ese manejo, pero lo que sí es absurdo es que algunos políticos se estén dando la pela por ver quién lo hubiera hecho mejor.

Los que están al frente de la situación son quienes, bien o mal, deben tomar las decisiones que, como se sabe, no todas han sido buenas ni todas las mejores, pero son ellos quienes las toman, y, por tanto, es vital que, de buena forma, se les hagan ver los errores para que los corrijan y para que tomen mejores determinaciones en una situación que no estaba en las cuentas de nadie.

Decisiones equivocadas ha tomado el presidente Duque. Eso del primer ‘Día sin IVA’, por ejemplo, para darles gusto a los comerciantes, fue un garrafal despropósito que, por desgracia, ya está pasando cuenta de cobro. Y lo peor es que, al parecer, persiste en seguir abriendo sectores de la economía cuando las asociaciones médicas le han pedido una cuarentena estricta en todo el país.

Las continuas confrontaciones de Claudia López con el Gobierno, aunque puedan tener asidero, no son convenientes en estos momentos, cuando de lo que se trata es de salvar vidas y de mitigar el dolor de la muerte y del hambre de muchos.

Y en las regiones, en todos lados, hay aspectos criticables de todos los mandatarios locales. Ninguno se salva, pero uno supone que están tratando de hacer lo mejor, al menos eso se creería, tratándose de vidas de lo que hablamos.

Entonces es absurdo que Uribe, Petro, Fajardo, y otros que ya lo están pensando, como el exministro Juan Carlos Pinzón, se lancen ahora a buscar votos para llegar al Palacio de Nariño. Uribe no ha salido de ahí durante tres periodos —ahora está en cuerpo ajeno—, Petro pudiera llegar si se calma, si se modera, si se atempera; y Fajardo, como nunca toma partido por nada, pues no se sabe. Pero no es tiempo de campañas ni de insultos para conseguir adeptos como los que propinó Pinzón a la Comisión de la Verdad cuando insinuó que allá muchos comulgan con las guerrillas.

Esa manera de irrespetar al padre Francisco de Roux, su presidente, y a todos los miembros de esa comisión no es más que una bajeza que se escuda en su amor por la paz, una paz que abandonó y a la que criticó, incluso, estando dentro del gobierno que acabó con las Farc. Y, claro, una artimaña para ir abonando el terreno de su campaña presidencial.

Por todos esos casos de políticos pescando en río revuelto es importante recordar que lo que nos debe movilizar, desde las casas, desde las redes sociales, desde las columnas de opinión y en los medios, es la pedagogía para que todo el mundo entienda que no es responsable jugar con la vida. La lucha para que los que menos tienen reciban ayudas que realmente les sirvan para sobrellevar esta crisis. Ante esas cosas todos debemos estar vigilantes y alzar la voz para que todo se cumpla.

Absurdo, igualmente, que se le quiera dar un “golpe de Estado” a la alcaldesa Claudia López y que se diga que mejor sea Duque quien maneje la situación de la pandemia en Bogotá. Esas son elucubraciones politiqueras traídas de los cabellos.

Como también los constantes ataques que a ella se le hacen desde diferentes sectores que, al parecer, lo que buscan es sacar usufructo político. Que los que están armando esas diatribas quieran montarse en el caballo de la división no es una buena señal. Y entonces se pregunta uno qué clase de líderes queremos, ¿unos que destruyan todo, que critiquen todo, o unos que aporten en las soluciones a los problemas?

He ahí el detalle. Lo que hagan ahora esos líderes es lo que obtendrán como respuesta de la ciudadanía en las futuras elecciones. Faltan dos años, falta terreno aún. Y aunque este no sea el momento de campañas es clave desde ya que la gente piense muy bien qué es lo que va a hacer, piense muy bien por quién va a votar, reflexione seriamente sobre el país que queremos a futuro.

Y lo haga para ver si seguimos eternamente en una división sin sentido, en una guerra constante de odios, en una batalla a muerte por un poder que en Colombia no ha sido poder para respetar la vida ni disminuir la miseria, o para determinar si realmente se pueden dar los cambios que tanto se anuncian pero que nunca se dan.

Los médicos luchan a diario para que la muerte no se lleve a  los contagiados. La situación es sumamente complicada, las UCI parece que no van a dar abasto y los políticos, mientras tanto, gritando, insultándose y viendo a ver qué logran con las ofensas y las peroratas incendiarias de unos contra otros.

Y hay varios que no se quedan atrás. El fiscal, por ejemplo, que defendió el proceso de paz y luego salió a buscar trabajo en un gobierno que lo quiso y aún lo quiere volver trizas, resultó altanero, arrogante, grosero, pendenciero y muy poco abierto a las críticas.

En el Congreso, como ya se sabe, muchos quieren que la gente salga a trabajar mientras ellos confortablemente sesionan desde sus casas. Igualitos a los comerciantes, idénticos a los que encerrados gritan airadamente que los encierros tienen que acabarse y que todo tiene que volver a la normalidad.

Todo parece indicar que a nuestros políticos y a algunos funcionarios del Estado les interesa más conseguir votos que el bienestar de la gente, y están en todo su derecho, pero escogieron un mal momento. No es ahora cuando deben hacerlo ni es insultándose entre todos como lograrán buenos resultados.

Las que se necesitan ahora son propuestas serias, serenas, pausadas, que nos lleven a salir de esta pandemia, si es que salimos. Lo que se necesita es que todos, desde nuestras profesiones u oficios, aportemos para mitigar este virus. La gente del común, no saliendo de sus casas a no ser que sea estrictamente necesario, acatando las directrices de las autoridades sanitarias, entendiendo que la enfermedad no es un juego.

Y lo políticos, los benditos políticos, no azuzando a la gente para aumentar el odio sino brindando confianza, otorgando tranquilidad, repartiendo no ofensas sino abriendo caminos para un mejor futuro.

Ya vendrán las elecciones. Ya vendrá el odio, no se afanen, señores políticos, todo en su momento.

 

Adenda. En buena hora se le ocurrió al presidente Duque aplazar el tercer ‘Día sin IVA’. Claro que todo hay que decirlo: es posible que muchos de los grandes comerciantes hayan visto que ese día de promociones no iba a ser tan bueno y no les iba a dejar la misma plata que el primero, luego, como se ha visto, había que complacerlos primero a ellos…  

( 1 ) Comentario

  1. ReplyFernando Calvo Sanchez

    Los Políticos deben ser Pausados y Mas Veedores de las Necesidades de los Colombianos, con más bajos ingresos y potencial de recibir Ayudas que de pendejadas como la Política y si le apuntan a este Tópico pues que se vean Resultados Concretos, como el Congreso, el Gobierno y en especial de los Recursos por la Epidemia, para poner un Ejemplo ayudas para necesitados y Recursos para médicos y personal que hoy son el Frente de Batalla, el pueblo cobrará en las elecciones, si llegamos Bien !

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Mauricio Galindo Santofimio
Comun. Social-Periodista. Asesor editorial y columnista revista #MásQVer. Docente universitario. Columnista de LaOrejaRoja.