Tenemos que hablar sobre cómo Grindr está afectando la salud mental de los hombres
Las imágenes en Grindr de hombres semi desnudos, sumadas a la posibilidad de concretar un encuentro en menos de una hora, generan una fuerte activación en el cerebro.

Grindr —y otras apps como Tinder o Scruff— está diseñada para facilitar el sexo de forma casi inmediata. Eso es parte de su atractivo, pero también la convierte casi en un vicio. Muchos hombres dicen usarlas porque el sexo es placentero y está al alcance de la mano. Las imágenes de hombres semi desnudos, sumadas a la posibilidad de concretar un encuentro en menos de una hora, generan una fuerte activación en el cerebro.
Los neurocientíficos han demostrado que el orgasmo activa zonas cerebrales de recompensa y desactiva aquellas relacionadas con el autocontrol. Estas respuestas son similares a las que se observan en personas que consumen drogas como heroína o cocaína. Si a eso le sumamos que las recompensas de la app son impredecibles —a veces se concreta un encuentro enseguida, otras veces después de horas—, estamos ante un sistema de refuerzo muy potente que puede generar dependencia. Es el mismo principio que usan las máquinas tragamonedas: no saber cuándo llegará la “recompensa” mantiene al usuario enganchado.
En un experimento del psiquiatra Jack Turban con usuarios de la app, uno de los entrevistados le dijo que puede pasar hasta 10 horas al día en la app, esperando encontrar al “match perfecto”. Aunque el término “adicción” sigue siendo debatido en el contexto del sexo y la tecnología, para muchos especialistas ya es claro que Grindr genera un alto nivel de angustia emocional e incluso sufrimiento.
A pesar de que Grindr ha empezado a involucrarse en temas de salud sexual —como enviar recordatorios para pruebas de VIH—, no ha mostrado el mismo interés por la salud mental. Esto es grave, considerando que desde 2007, más hombres gay han muerto por suicidio que por VIH (según Critical Public Health). Esta realidad nos obliga a mirar más allá de los riesgos físicos, y comenzar a investigar el impacto emocional de estas plataformas.
Para muchos usuarios, el atractivo de Grindr no está solo en el placer, sino en la posibilidad de escapar de emociones difíciles como la tristeza, la ansiedad o la soledad. Algunos contaron que abren la app cuando se sienten mal consigo mismos, buscando una distracción rápida a la tristeza, la ansiedad o la soledad. Y aunque el sexo puede dar un alivio temporal, ese efecto desaparece rápido, dejando una sensación de vacío mayor. Un estudio del colectivo Time Well Spent reveló que El 77% de los usuarios de Grindr se arrepienten después de usarla.
Después de enviar fotos sexuales, sostener conversaciones vacías o tener encuentros sin intercambio de palabras, muchos hombres se sienten aún más deprimidos, ansiosos o desconectados. Es así comol uso excesivo de Grindr puede ser tanto una causa como una consecuencia del malestar psicológico. No todos los usuarios, claro, tienen experiencias negativas. Algunos encuentran relaciones duraderas, como quienes conocen a sus parejas en la app. Pero muchos otros desarrollan una relación conflictiva con la plataforma, marcada por la culpa y la búsqueda constante de validación.
Además, el uso intensivo de Grindr puede afectar la capacidad de formar vínculos estables. Varios hombres dijeron que les cuesta conocer parejas por fuera de la app, y que incluso sus relaciones comienzan con sexo casual, seguido de un intento de “formalización” que rara vez prospera. “Mi autoestima ahora depende de qué tan bueno soy en la cama”, me confesó un joven de 23 años. Otro me dijo que cada vez que pelea con su novio, su primer impulso es abrir Grindr para buscar a alguien más.
En parte, esto refleja que la cultura gay sigue siendo percibida como un espacio hipersexualizado, competitivo y excluyente. Para muchos hombres, Grindr representa una forma de evitar el rechazo cara a cara. Pero a la vez, esto refuerza la sensación de no ser suficientes si no se cumple con ciertos estándares físicos o sexuales.
Los especialistas coinciden en que estamos ante un fenómeno complejo. Lo más prometedor para resolverlo, según expertos es acudir a terapia para entender por qué está usan Grindr, qué emociones buscan calmar y cómo desarrollar formas más sanas de conexión.
Grindr es el reflejo de una cultura más amplia. Una que aún mezcla deseo con dolor, y conexión con rechazo. La lucha por la igualdad no termina con el matrimonio. También implica crear espacios donde los hombres gay puedan conectar desde lo emocional y no solo desde lo sexual. Porque aunque las apps nunca cierren, todos necesitamos más que un orgasmo para sentirnos vistos, queridos y seguros.**Colombia y la nueva fábrica de cacao: versión Willy Wonka, pero con más sabor y menos canciones raras**

Periodista provocador y DJ. Cofundador de Laorejaroja. Experto en audiencias, comunidades y apasionado por la música electrónica. Se destaca por su compromiso con la cultura alternativa y la crítica social.
