¿Solo uribistas y santistas?

Opina - Sociedad

2017-04-07

¿Solo uribistas y santistas?

¡Qué problema se ha vuelto dar una opinión! Básicamente, o es negro o es blanco, o es agua o fuego. Estamos como empezamos, con dos bandos mayoritarios y que nos manejan como se les da la gana, cuando se les da la gana y claro, que nos joden cuando se les da la gana. Volvimos a la época de los liberales y conservadores con sus banderitas rojas y azules; a esa época, que de hecho se llamó “La Violencia”, que, como bien lo dice su nombre, no estuvo representada sino por matanzas entre un lado y el otro ¿y todo por qué?: por pensar diferente.

Y es que no hemos podido con eso de la pluralidad en el pensamiento. Basta con mencionarle a un hincha del Millonarios uno de Santa Fe o viceversa para que empiecen a sacar lo peor de sí (no se vayan a enojar, es solo un ejemplo). Solo hay que decirle a un religioso que uno puede elegir no creer, para que él trate de convencerte de que el camino es su dios, al que debemos temer, y que, así uno no crea en él, él nos perdona por eso y nos sigue protegiendo. ¿Suena enredado, verdad? Pero es una opinión que hay que tolerar.

Podríamos dar miles de ejemplos de cómo nos estamos acabando los unos a los otros todos los días, sin siquiera tocarnos, pero el más notable y patético es la división entre los acérrimos seguidores del uribismo y del santismo.

A partir de la denominada “traición” a la patria de Santos, según los uribistas (entiéndase este suceso, como cuando Juan Manuel Santos decidió dejar de ser el títere de Álvaro Uribe), se ha venido complicando la situación para los que estamos fuera de ese conflicto y hemos sido usados para las dos causas, nos guste o no. Un ejemplo claro de ello, fueron las elecciones del 2014, en las que el títere de turno de Uribe, Oscar Iván Zuluaga y el ex – títere de Uribe, Juan Manuel Santos, llegaron a la fase definitiva, haciéndonos escoger entre uno malo y otro peor; la historia todos la sabemos y definitivamente, se repetirá las veces que ellos quieran.

Imagen cortesía de: Copolitica.CO

El gran problema es que ahora parece que no hay punto medio, porque en época de redes sociales y de defensa de derechos humanos, de indignación perezosa y de defensores del pensamiento diferente, nadie puede dar una opinión sin ser catalogado como parte de uno u otro bando (el malo y el peor). Los invito a cada uno a leer los comentarios de las noticias políticas diarias y van a ver de qué les hablo. ¡Enmermelado! ¡paraco! ¡traidor! ¡guerrillero! ¡castrochavista! Y varias cositas más, que nos gritamos unos a otros, en mayúsculas y en negrita si podemos, para que, orgullosamente, nuestro insulto resalte más que el del otro y tenga más “likes”.

Es lógico, los dos bandos quieren ganar y por eso nos utilizan para su beneficio. La marcha anticorrupción, propuesta por el ser más corrupto que ha parido Colombia (ojo, no digo que el otro no lo sea), no tenía otra intención más que medir su poderío como legitimador de opinión del país. ¿Creen ustedes que de verdad le interesaba luchar contra lo que es él? Lo que de verdad buscaba era tantear cuántos fanáticos le quedan y creo que no le salió muy bien. Es que, pensándolo bien, una marcha anticorrupción convocada por el uribismo, es como una marcha anti-taurina convocada por el torero; y los marchantes son los toros, clavados con banderilla y espada. Por su puesto que una marcha anticorrupción convocada por el otro bando no tendría cabida. Ninguno de los dos tiene la autoridad moral para hablarnos de almas puras y castas.

Nos han usado y lo seguirán haciendo mientras nos indignemos pero sigamos con los brazos cruzados. Vamos a ser de un bando u otro (el malo y el peor), si no nos levantamos de nuestra cómoda silla a votar por las alternativas diferentes.

Mientras sigamos siendo un objeto pasivo de la sociedad, tengamos por seguro que vamos a seguir siendo solamente y tristemente, uribistas y santistas.

 

Cristian Ramírez
Realizador Audiovisual, Cantautor y mal nadador. Escribo para desahogarme con ustedes. ¡Ahí perdonarán!