Reescribir la Historia / Refundar la patria

A los grandes asesinos, a los autores intelectuales no les conviene la memoria histórica, mucho menos la verdad y la reparación.

Opina - Conflicto

2019-02-18

Reescribir la Historia / Refundar la patria

A lo largo de la historia muchos dictadores, autócratas y hombres poderosos, han querido borrar las huellas de sus errores, han pretendido dejar en limpio su santo nombre acudiendo a la censura de los medios, al desconocimiento de los hechos, pero sobre todo a sus propios narradores e historiógrafos. A los grandes asesinos, a los autores intelectuales no les conviene la memoria histórica, mucho menos la verdad y la reparación.

La memoria histórica es un concepto ideológico e historiográfico de desarrollo relativamente reciente y que puede atribuirse al historiador francés Pierre Nora, dicho concepto viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrar su pasado, sea este real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. En nuestro país la memoria histórica ha estado muy ligada al conflicto armado, a conceptos como resiliencia, reparación y no repetición; especialmente en lo que tiene que ver con tratados y procesos de paz.

Hoy, en esta mal llamada democracia, tenemos un poder en las sombras que está haciendo lo imposible por cambiar la historia, con la misma línea política con la que se pretendió “refundar la patria” Es por ello que se pretende desde el oficialismo nombrar a Darío Acevedo, como director del Centro Nacional de Memoria Histórica, y por esa misma razón se están produciendo textos que desde la escuela básica primaria camuflan u omiten la verdad sobre el conflicto y el papel de políticos y paramilitares, en un intento por reescribir la historia a favor de la élite política de turno.

Darío Acevedo Carmona, es un maoísta converso, exmilitante del EPL, Doctor en Historia, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, y columnista de varios diarios y portales; sin embargo, sus opiniones, especialmente sus trinos en twitter dejan ver un enconado negacionista del conflicto armado y un acérrimo contradictor de la Justicia Especial para la Paz y de la Comisión de la verdad, que preside el sacerdote jesuita Francisco de Roux. Sobre este último y sobre dicha comisión escribió palabras en su habitual columna del espectador que vinculan al clérigo con la subversión, lo cuál es altamente peligroso en un país que juega tiro al blanco con la izquierda y con los líderes sociales:

“Según palabras del jesuíta, la Comisión se va a desplazar a regiones que sufrieron los rigores de la violencia y va a entrar en contacto con las comunidades para escuchar a las víctimas, factor fundamental para hallar la verdad. Y es desde ese propósito que se pueden ver los equívocos a que se van a enfrentar (…) El segundo problema de esta arrevesada e impertinente Comisión que es fruto del interés político de las guerrillas por imponer una explicación justificadora de sus aventuras y crímenes en ropaje académico, es que repite el error metodológico de las dos comisiones que se crearon en el pasado y cuyas limitaciones quedaron en evidencia tan pronto como sus resultados fueron dados a conocer”. (El Espectador, diciembre 03 de 2018[1])

Esta actitud imparcial deja mucho que desear, especialmente, de alguien que aspira a dirigir una de las más importantes instituciones académicas en lo cuanto a historia reciente en nuestro país se refiere. Es la misma línea contradictoria que suponen los nombramientos de José Félix Lafaurie en Fedegan, o el abogado Andrés Augusto Castro en la Oficina de Restitución de Tierras. (antiguo secretario general de Fedepalma) o en su momento el de Claudia Ortiz en la Agencia de Desarrollo Rural por mencionar solo algunos. Dichos nombramientos apuntan a destruir el tejido político y social logrado con la firma de la paz. Es la misma lógica de la sentencia en el discurso de Fernando Londoño “hacer trizas los acuerdos”

Negar que existió un conflicto que produjo más de 300.000 muertos es un irrespeto y una falta de empatía con los familiares de las victimas (y con las víctimas), es negar la posibilidad de pasar la oscura noche y visionar un proyecto de nación verdaderamente inclusivo, es volver a asesinar los soldados y policías que tanto se ufana la derecha en defender y vanagloriar. El CNMH por su parte, es una institución que ha prestado una valiosa labor a la memoria histórica y a la academia, al visibilizar situaciones y eventos que de otro modo hubiesen quedado en el olvido, independientemente de los actores que los hayan cometido.

Alguien que llega a esta institución debería ser una persona imparcial, “idónea” en el mejor sentido de la palabra; no todo profesional es un buen profesional, mucho menos una buena persona. Se requiere un ser humano sensible e integral, no un funcionario vendido a las pretensiones particulares. No solo los títulos hacen profesionales capaces, se necesitan razón, corazón y sintonía social, conciencia de clase si se quiere, sentido común en el peor de los casos.

El negacionismo y el revisionismo han sido estrategias que han utilizado políticos y académicos serviles a los regímenes dictatoriales, entre ellos se encuentran casos bien documentados, tales como, el negacionismo del holocausto nazi, el genocidio armenio (por parte de los turcos otomanos), el régimen de Francisco Franco en España, el de la dictadura argentina y ahora el caso colombiano.

El terrorismo de Estado en todas sus manifestaciones vuelve a ser el arma preferida para acallar las voces disidentes, y, si el proyecto de nación que promueve la ultraderecha continúa afianzándose, en Colombia, tendremos en pocos años una serie de jóvenes aleccionados, homofóbicos, xenófobos, racistas, intolerantes y maleducados que desconocerán la historia y repetirán como loros que un ilustre antioqueño salvó a la “patria” de la amenaza castrochavista, aunque estemos sumidos en la mas profunda pobreza e inequidad.

 

[1] Columna disponible en: https://www.elespectador.com/opinion/donde-esta-la-verdad-i-columna-826989

 

 

( 1 ) Comentario

  1. Un pais que desconose su historia es un pais sin futuro esto lo dijo Simon Bolivar

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Jorge Diego Mejía
Coordinador de la Tertulia Literaria Universidad de Antioquia. Normalista Superior, Normal Superior de Envigado. Politólogo Universidad de Antioquia. Columnista de Al-poniente (2017-2018) Colaborador de la Agencia de Comunicación de los Pueblos Colombia-Informa (2018)