Por convicción

La gente que hace que pasen las cosas, debe estar en los lugares donde se toman las decisiones.

Opina - Política

2019-10-06

Por convicción

Columnista: Elizabeth Castillo Vargas

 

Me gusta la gente que es capaz de defender sus ideas con convicción, con fuerza. Me gusta la gente brava. Hay cuatro candidaturas a la Alcaldía de Bogotá y me referiré brevemente a todas y a la que me gusta. Adelanto que el destino de esta ciudad me resulta de enorme importancia, porque ando enamorada de ella y, por eso, le doy mucha seriedad a esta decisión.

Miguel Uribe y Carlos Fernando Galán son dos delfines y a mí los delfines no me gustan. Me choca esa capacidad de mantener los mismos apellidos, solo cambian los nombres —y no siempre—, con las mismas prácticas y discursos. Aunque pasen los años, aunque pase la historia.

A Miguel Uribe no lo considero un candidato serio. Un candidato que perratea el Estado laico en campaña, lo hará en ejercicio del cargo para el que lo elijan. Y eso es peligroso. No porque los homosexuales ataquemos a los creyentes, como dicen por esas toldas, sino porque la defensa del Estado laico es un compromiso que nos debería mover a todos.

Que no sea el Estado el que te diga en qué puedes creer o en qué no. Que no sea el Estado el que te diga cuáles creencias son mejores que otras. Esa ruta es peligrosa, mucho, y la historia lo ha demostrado hasta el cansancio. La mezcla de política y religión, causa: exclusión, maltrato y violencia. Siempre.

Carlos Fernando Galán, tan innovador, tan joven, tan conciliador, tan preparado, que además juega fútbol y, quién sabe si toca guitarra, me suena a lo mismo que el impresentable generador de vergüenzas internacionales y locales, Iván Duque. Que no les inflen ese globo. Solo denle una mirada a su pasado político y ahí estarán los omnipresentes Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez. Los de siempre.

Hollman Morris tiene una incapacidad total para mí. No me representa un tipo que acosa y maltrata mujeres. De ninguna manera. Tengo claro que el proceso con su ex ha sido manipulado con intereses políticos —basta ver el abogado que la representa— pero, a pesar de lo que muchos quieren hacernos creer, eso no le quita veracidad a la historia contada por ella.

El problema es que, en mi caso, no es la primera mujer que conozco y que se refiere a Hollman Morris con experiencias de maltrato o acoso. Solo que no hablan públicamente. Y entiendo sus razones para mantenerse en silencio. La violencia que alcanzan algunos, tratando de defender lo indefendible y la tolerancia generalizada a esos actos de maltrato, hacen que sea lógico poner por encima el bienestar emocional antes que exponerse a tanta basura.

Así que, como ya se imaginarán, mi candidata en esta elección es Claudia Nayibe López Hernández. Y la nombro así, primero porque así se llama y, segundo, porque así la nombran con sorna los que quieren remarcar que Nayibe no es un nombre con clase.

Como si la clase tuviera nombres. Lo dicen, obvio, porque están acostumbrados, gracias a su nombre y apellido, a ser los de siempre, los elegidos, los delfines. Por eso les incomoda tanto una emergente. Además, hay mucho contrapeso en sus trayectorias vitales y profesionales. Eso, por supuesto, incomoda a los señores.

Y voy a votar por ella con convicción. Porque me parece una candidata seria, técnica y valiente, en mis tres primeros renglones. Y luego, porque es mujer y lesbiana, que me parece un mensaje potente. Pero no la elijo por eso, la elijo porque supe de primera mano lo que es intervenir en la administración de esta ciudad y se necesita con urgencia gente seria, gente técnica que no esté dispuesta a negociar el interés general con el concejal, el líder o el pastor de turno.

Tome un segundo y pregúntese: ¿A cuál de los cuatro candidatos pondría de primero en una lista que se llame: “¿Gente que negocia sus principios por un voto”? Si yo hago el ejercicio, Claudia queda en el lugar número 4 y me sigue pareciendo incómodo verla en esa lista.

Además sé que no es corrupta. Ni ha comprado votos. Y no ha negociado con parapolíticos. Al contrario, ha sido una investigadora y denunciante fuerte de la corrupción y del paramilitarismo. Y eso es mucho más que reducirla al papel ridículo de títere de alguien o de que es “la que alguien dijo”. Por último, tampoco está en la lógica de demostrar quién la tiene más larga. Y conste que me refiero a la genealogía política.

Solo me he encontrado con Claudia López algunas veces. La primera vez que la vi en directo hace años, comentaba un informe de Derechos Humanos de Colombia Diversa. A la salida le dije que le agradecía por su valentía y por la solidez de su investigación sobre la parapolítica. Sigo guardando el mismo respeto por ella y su trabajo en este tema.

Luego nos hemos visto otras veces, pero siempre me ha sorprendido que es mucho más menuda de lo que uno se imagina, para las batallas que da. Y según los relatos de sus amigos, es mucho más dulce de lo que ella misma acepta. Además me gusta que se ha hecho a pulso, que ha luchado toda su vida por ser quién es y que nada le fue dado por obra y gracia de su apellido.

Así que votaré por Claudia López por estas cinco razones. Porque es técnica, seria, valiente y además mujer y lesbiana. Claro, también es política y tengo que hacer paz con eso. La estoy eligiendo para que administre esta ciudad que amo, por los próximos cuatro años. La estoy eligiendo para que ponga la gente más competente, venga de la orilla política que sea, porque Bogotá se merece mucho más que el destino aciago de la rapiña.

Debo agregar que la elección del Concejo local y las JAL también es muy importante. Esos son otros equipos que contrataremos por cuatro años para administrar la ciudad. El día de las elecciones, antes de depositar su voto, reflexione: ¿Qué piensa su candidato del medio ambiente, de la inclusión, de los derechos humanos? Y piense, ¿Cuánto le cuesta al erario un concejal? ¿De verdad se requieren esquemas de seguridad, carro blindado, policía en moto y conductor? ¿De verdad se justifica elegir a personajes insulsos, como de opereta, que gastan el tiempo de los funcionarios públicos, poniéndolos a escuchar horas de peroratas insensatas y populistas, en vez de optimizar los tiempos y recursos dando debates serios e informados?

Por último, solo agregaré que, como me dijo una de sus asesoras: “Claudia hace que las cosas pasen”. Y la gente que hace que pasen las cosas, debe estar en los lugares donde se toman las decisiones, sobre todo, si se trata de temas que importan tanto, como quién va a administrar la ciudad en la que vivirás durante los próximos cuatro años.

 

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyJose Raúl Torres

    Gracias Elizabeth, excelente escrito. Quisiera tener un espacio de diálogo permanente.

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Elizabeth Castillo
Mujer. Lesbiana. Mamá. Abogada. Activista. Feminista.