Plebiscito y valores colombianos

Opina - Sociedad

2016-10-12

Plebiscito y valores colombianos

Los valores son fundamentales para explicar la organización y el cambio que se presenta en la sociedad y en los individuos. Se utilizan para realizar una caracterización de los sujetos y las colectividades, para dar seguimiento al cambio en el tiempo y para explicar las motivaciones de base que tienen las actitudes y los comportamientos. ([1])

Si bien los valores son universales, cada sociedad y cada individuo tienen su propia jerarquía (o escala) de valores de acuerdo con sus expectativas, necesidades y situaciones. Ciertos valores están enfocados más al sujeto que a la colectividad. Dicho de otra manera: los intereses y características personales priman sobre el impacto o necesidades de un grupo o nación.

Por ejemplo, valores como el universalismo y la bondad, se centran en el bien común y con ellos se busca la protección de cada uno frente a las amenazas externas. Por el contrario, el poder busca el control de recursos y la dominación de las personas, con el objetivo de ejercer una autoridad, obtener la riqueza y, por ende, el dominio social.

Con el resultado del plebiscito realizado el pasado domingo 2 de octubre, quedó demostrado que el bien y los intereses particulares de unos pocos, primaron sobre la necesidad de protección de todo un país. Causa indignación, dolor, desconcierto, desasosiego y desesperanza, la elección del pueblo colombiano.

Sorprende sobremanera la capacidad de perdón de las víctimas directas, esas de las regiones apartadas y las cuales han sufrido de abandono estatal desde siempre. ¡Qué lección nos dieron aquellos que estuvieron secuestrados, o los familiares de quienes fueron asesinados en cautiverio o en medio de hostilidades cometidas por el grupo guerrillero! Si ellos perdonaron, ¿quiénes somos los citadinos para haber votado NO? ¿Por qué queríamos condenar a las comunidades que vivieron el dolor y la destrucción en vivo y en directo probablemente (aún no se sabe) a lo mismo?

Tal vez el acuerdo de paz no era perfecto. Los promotores del NO decían que sí querían la paz, pero no así. Lo paradójico del asunto es que no la querían de esa forma, pero en estos momentos, tampoco saben cómo. Indigna que el Centro Democrático y su líder Álvaro Uribe no tengan una contrapropuesta al acuerdo de paz con unas bases sólidas para su ejecución. Indigna también que ahora los promotores del NO se quieran hacer pasar por los más pacíficos del mundo, cuando los adjetivos para los que no pertenecemos a esa colectividad son “mamertos”, “izquierdosos”, “guerrilleros” y demás. Parece un chiste que critiquen las reacciones de muchas personas que dieron un SÍ en el plebiscito, cuando es posible que ellos hubiesen respondido peor en caso de perder las votaciones.

El resultado del plebiscito muestra la crisis de valores que hay en el país. Pensar en lo individual olvidando lo colectivo, imponer el poder solo porque se hace mucho ruido y desinformar de la manera en que ciertos sectores lo hicieron, buscando el voto de los indecisos, solo muestra una cosa: la guerrilla no es el mayor problema del país.

El problema del país son los líderes políticos que nos han gobernado desde siempre y han demostrado que son incompetentes para llevar las riendas de Colombia. El problema del país es la apatía de los abstencionistas, quienes demostraron (como siempre) que les da lo mismo ocho que ochenta. El problema del país es que pensamos que todo se soluciona obviando, agrediendo o insultando al otro, evitando el diálogo y la mediación como formas para facilitar la negociación en los conflictos sociales. Pero no, Colombia sigue creyendo que lo mejor para resolver el conflicto es eliminar al otro. Para que quedemos solo los buenos, pensarán muchos.

Quisiera pensar que no, pero en estos momentos el país se encuentra en un limbo. Nadie sabe a dónde va. La moneda colombiana tuvo una leve caída y el dólar subió debido a la decisión tomada por la mitad más uno de los que votaron. El país está en un estado de polarización excesiva. Solo es ver las redes sociales para darse cuenta de que las cosas no van bien. Estoy convencida de que si hubiera ganado el SÍ, las cosas serían distintas, pero soy consciente de que ya no hay marcha atrás. Esto es algo que no deja de doler, no deja de desconcertar.

Y usted, ¿cómo está de valores? ¿Es de los que piensan en su bienestar sin tener en cuenta a la colectividad? ¿Se siente a gusto con lo que está pasando en el país?

[1] Shalom H. Schwart, « Les valeurs de base de la personne : théorie, mesures et applications », Revue française de sociologie 2006/4 (Vol. 47), p. 929-968.DOI 10.391/rfs.474.0929

Publicado el: 12 Oct de 2016

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Natalia Arango
Colombo-canadiense (Inmigrante). Leer, escribir y contemplar la naturaleza en sus diversas expresiones son mis pasiones. Tengo un DESS en Administración Social. M. Sc. (Trabajo Social). Montréal, Canadá.