No soy transfóbico… pero
Karla Sofía Gascón enfrentando un linchamiento mediático, reflejo de la transfobia encubierta y los juicios sociales en redes.

Supongamos que usted es una persona chévere, de esas con autocritica, consciencia social, animalista, con perspectiva de género, antirracista, casi nada colonialista y cuando se le acaba el sueldo, un poquito anticapitalista. Ahora usando ese sentido de autocrítica podemos preguntarnos y ¿cómo fue que llegamos a serlo o al menos a intentarlo?
Si nos da un palpito la idea de Rousseau de que el man nace bueno y la sociedad lo vuelve maluco y a la vez nos instalamos en la perspectiva de que lo que somos es parte de lo que la cultura ha hecho de nosotras, y de las negociaciones subjetivas que cada una hacemos con eso, lo que algunas llaman agencia, entonces sabemos que hemos tenido que pelear con nosotras mismas para llegar a ser un poquito menos racistas o misóginos o menos maricofobicos o transfóbicos y así sucesivamente.
Ahora bien, si parafraseamos a Simone de Beauvoir “bastara una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”, y alargamos su idea a todos los sectores poblacionales que han tenido que pelear por sus derechos y su existencia a punta de calle, y resistencia, nos aparece la pregunta incomoda y refleja de nuestra transfobia y en ese espejo nos vemos irritadas por Karla Sofia Gascón y la campaña internacional de odio contra lo trans.
Y claro, no voy a defender aca su peli, o sus argumentos, muchas seguro sintieron que después de sus comentarios racistas, de sus torpezas mediáticas y otras cicatrices más, Karla merecía ser cancelada, debería perder todos los premios y ¿por qué no? pagar un sacrificio por todos los pecados de la humanidad.
Fue cuestión de esculcarle en su pasado y encontrarle sus asuntos y listo, con eso teníamos para que todo el odio se cruzara con ella como si fueran flechas de indignación que atravesaban su cuerpo al no responder por la pureza que le exigimos a esas “personas minorizadas” ¿superaríamos algune de nosotres una mínima inspección del pasado o nos pillarían fácilmente el clasismo, la misoginia, la xenofobia, la maricofobia que se nos escapó alguna vez en una borrachera o en una pelea?
En la superficie lo que muchas intentaban decirle a Karla y a muchas otras mal comportadas es que el respeto se gana a punta de santidad iluminada por lo políticamente correcto. Tanto activistas, gente que se asume como influenciadora, académicos y todo lo bien portado del orden mundial entraron a cuestionar su racismo, su clasismo, hasta su mirada déspota y aunque les pareció grandioso que una chica trans estuviera nominada a unos premios super gau como actriz principal, tres doritos después salieron urgidos a desmarcarse de ella porque no representa ese ideal trans y aca, una vuelve a preguntarse, ¿es que cambiamos la exigencia de santidad de la iglesia católica por la exigencia de
santidad de una impostura culturalista gringa?

Desde mi nada humilde opinión creo que es igual de transfóbico asumir que una persona trans tiene que ser de determinada manera, por mas progre que nos parezca o por mas pura o correcta que la imaginemos, que lanzar comentarios transfóbicos directos. También creo que el odio contra Karla resultó ser un odio sacrificial y excesivo.
A Karla le pasamos una cuenta de cobro excesiva, aunque ella siga siendo incomoda, clasista y otros detalles. Algunos aprovecharon el ambiente de odio para ahondar su transfobia e izar sus banderas fascistas, otres mas progres desmarcándose de ella hicieron lo propio y las mas apáticas miraron para otro lado.
El caso es que participamos de un linchamiento mediático de una persona trans y en muestra de cierta superioridad moral nos afincamos en su incorreción para no hacernos mas preguntas. Al final los sacrificios ajenos siempre buscan redimirnos.
Pd/ A diario vemos unos políticos del norte gritar, con nivel dios de cinismo, las frases mas violentas y discriminatorias contra las personas trans y un montón de idiotas peligrosos los aplauden y otros tantos, mejor intencionados guardan silencio.

Escritor y artista. Doctor en Historia. Profesor titular del departamento de Trabajo Social, Universidad de Antioquia. Vive con 6 gatos.
