“Lucifer”, la eterna lucha entre el bien y el mal

Quizá tanto amó Hitler al mundo que lo masacró. «De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno», hay un debate profundo en la relación dicotómica entre el bien y el mal.

Opina - Sociedad

2019-06-11

“Lucifer”, la eterna lucha entre el bien y el mal

“Nunca tuve una idea muy clara respecto al bien y al mal. Creía que la gente tenía la capacidad de ser buena o mala”, dijo Tom Ellis, protagonista de Lucifer, en una entrevista titulada Confesiones desde el infierno: Tom Ellis. Es una entrevista promocional de la serie, pero a mí me pareció bastante reveladora.

“Si hay algo que el diablo sabe es que las personas deben responsabilizarse de su mal comportamiento”, dice Lucifer en uno de los diálogos en la serie y bueno, llegado a este punto, debo advertir que si está viendo el programa, mejor no me siga leyendo, no quiero arruinar la expectativa que debe tener por el final de Lucifer.

Aunque la serie es ficción norteamericana y, de contenido policíaco, encuentro mucho de reflexión espiritual y política. Lucifer abandona sus deberes en el infierno para venir a la tierra a disfrutar de los placeres de la carne: alcohol en exceso que nunca es suficiente para emborracharlo, droga y orgías a la orden del día.

Un desprecio gigante por la raza humana, se pone en evidencia a través de los personajes celestiales e infernales. Ángeles y demonios exhiben una superioridad moral que al final también se pone en cuestión cuando ceden a las pasiones humanas: miedo, envidia, egoísmo, celos, lujuria…

Más allá de las escenas cómicas y divertidas, o de los crímenes que debían ser resueltos, lo hermoso del final de esta serie es que el diablo aprende a amar tanto a la humanidad, le empiezan a importar tanto los humanos, que decide regresar al infierno para poner la tierra a salvo.

El enamoramiento de Lucifer es el eje central de la serie. El diablo se enamora con ese amor egoísta en el que solo nuestros deseos e intereses cuentan, evoluciona y pasa a interesarse por el bienestar de la persona que ama, y ello le hace estar dispuesto incluso a pequeños sacrificios por ella.

Con el tiempo entiende que el bienestar de su amor depende también del bienestar de las personas que ella ama, y es así como el radio de acción del amor del diablo se amplía a otras personas.

En tanto los actos del diablo fueron producto de su amor egoísta y nada reflexivo, las consecuencias resultaron ser siempre desastrosas, no importa lo bien intencionados que estuvieron. Se entiende bien el origen de la cita aquella que reza: «de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno».

Quizá tanto amó Hitler al mundo que lo masacró. En este punto resulta oportuno citar nuevamente a Tom Ellis, quien preguntado si la serie cambió en algo su perspectiva sobre el bien y el mal, responde:

“Quizá lo único que ha cambiado mi perspectiva es ¿quién está gobernando nuestros países? porque cuando era pequeño creía que era algo en lo que podíamos creer y confiar, así que quien tuviera ese trabajo debería ser la mejor persona… ya no creo eso desafortunadamente, pero creo que no hay razón para no creer que eso podría suceder en el futuro”, y me encanta la esperanza implícita en la parte final de su respuesta.

Si nos detenemos a pensar en todos los líos que generaron nuestras pasiones, nuestros enamoramientos, nuestro deseo de poseer al otro por sobre todas las cosas, incluso sin importar lo que el otro quería o deseaba, entenderemos que esas relaciones estuvieron siempre condenadas al fracaso, y que en esos fracasos arrastramos hijos, nuevas personas a nuevos desastres, víctimas de malos divorcios en que papá y mamá se disputan a sus vástagos como botín de guerra sin importar cuánto daño les causan.

¿Realmente hay amor incondicional en esa relación con nuestros hijos? Amor incondicional es estar dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para garantizar su salud mental, asegurar para ellos un crecimiento en entornos amorosos. Anteponer el bienestar de nuestros hijos por encima de nuestro inmenso egoísmo, es el verdadero amor incondicional. Dios, en esta dimensión, pone en nuestra misión de vida amar con incondicionalidad a una persona, a un extraño o extraña, con quien vibramos en la misma frecuencia: nuestra otra parte, el alma gemela, o la media naranja, como le quieran ustedes llamar.

A partir de ese amor, creceremos en el reconocimiento de la individualidad del otro, el respeto por la manera de ser y pensar del otro, para al final de la historia, llegar a amar con incondicionalidad a todas las personas, incluso a nuestros hijos, incluso a quienes nos caen «mal».

Si Lucifer pudo hacerlo, si pudo sacrificar su deseo de continuar divirtiéndose en la tierra y materializar su amor con Chloe, regresando al infierno para salvar no solo a su amada, sino a la humanidad completa…

¿Por qué no podríamos hacer nosotros lo mismo? Cuando estemos dispuestos a anteponer los intereses del otro, la felicidad del otro, sin que ello signifique sacrificio, sino felicidad propia, porque somos capaces de ser felices cuando el otro lo es, entonces estaremos listos para seguir creciendo y ampliando el radio de acción de nuestro amor incondicional hacia toda la humanidad.

Si todos nos interesamos en avanzar por este camino, la luz habrá triunfado sobre las tinieblas, y la humanidad estará a salvo. Amor incondicional es el batir de alas mojadas del colibrí que intentaba apagar el incendio del bosque.

Les invito a mojar sus alas de colibrí con gotitas de amor incondicional y derramarlas sobre sus iguales, sus cercanos, su próximo, su prójimo, su pareja, sus hijos, sus hermanos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo.

Basta de intrigas y codicia, amor es lo que necesita el mundo y todos podemos darlo… Quizá entonces estemos listos para llevar a los escenarios de poder, a personas realmente buenas que amen a la humanidad y hagan lo mejor por ella. 

 

 

Foto cortesía de: Netflix

 

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyDaniel Fernando Rincón

    Esa serie es buenisima!!!
    Gracias por comentarla.. estuve tentado a hacerlo también..

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Alicia Sarmiento
Periodista, abogada de la Universidad Santiago de Cali y libre pensadora.