Los santistas también fueron uribistas

Que no nos enreden diciendo que ‘Matarife’ es solo un paraco-traqueto, ha sido el favorito de la oligarquía colombiana, el que les cumplió una de las más importantes encomiendas; y no ha estado solo.

Opina - Política

2020-05-26

Los santistas también fueron uribistas

Columnista: 

Sebastián Quiroga

 

En los últimos años y, sobre todo en los últimos meses, se ha puesto de moda ser antiuribista. Y está muy bien. Álvaro Uribe Vélez ha sido, según muchas voces y opiniones, el peor o uno de los peores dirigentes políticos que ha tenido este país. Sus vínculos siempre han sido turbios, demasiado cercano al narcotráfico y demasiado cercano al paramilitarismo. Y aunque hasta ahora ha salido impune, vive cercado de investigaciones y personas condenadas por actividades criminales. 

Sin embargo, algo que se olvida con frecuencia, es que muchos sectores que hoy se precian de ser antiuribistas, o que guardan silencio frente a sus atrocidades, apoyaron al mentado señor en sus aspiraciones pacificadoras a principios de la década del 2000. Recordemos un poco de qué se trata todo esto. 

Álvaro Uribe llegó a la Presidencia de Colombia, derrotando a Horacio Serpa en las elecciones del 2002. En aquel entonces, el discurso antiterrorista impulsado por Bush hacía carrera a nivel mundial, y el fracaso del Caguán, como la firma del Plan Colombia, anunciaban que la tormenta de la guerra en nuestro país se iba a intensificar. 

Siendo candidato disidente del Partido Liberal, en el 2002 Álvaro Uribe sumó el apoyo oficial del Partido Conservador —que desde entonces lo ha respaldado en todo momento y en todo lugar—, de disidentes del Partido Conservador como Luis Alfredo Ramos o el Movimiento de Salvación Nacional, y de otros exmiembros del Partido Liberal como Álvaro Araujo o Germán Vargas Lleras.

Y como si esto fuera poco, a esta caterva de politiqueros, se añadió el grandioso Partido de la U en el 2005. Otros liberales disidentes, liderados por Juan Manuel Santos (el mismo al que hoy muchos extrañan), armaron el Partido de la U. De la mano de Marta Lucía Ramírez y Óscar Iván Zuluaga, pavimentaron el camino para la reelección de Uribe en el 2006.

Uribe gobernó con un respaldo mayoritario y homogéneo de la clase política colombiana. La misma que desde el Partido Liberal y Conservador, y desde otros instrumentos electorales, se ha perpetuado al mando del Estado, robándose el erario y haciendo leyes que beneficien sus negocios. De alguna forma, Álvaro Uribe fue el instrumento mediante el cual la oligarquía de siempre resolvió el punto muerto al que había llegado la confrontación armada con la insurgencia, y de la mano de los gringos, le devolvió al Estado el control del territorio nacional. De esa manera lograron darle un empujón a su modelo económico, y la palma, la caña, las extracciones y la coca llegaron de la mano de la institucionalidad.

Es por esto que representantes sinceros del establecimiento, como Juanita Goebertus o Juan Manuel Santos, reconocen el importante rol del Gobierno de Uribe en el proyecto pacificador del neoliberalismo colombiano. Les hizo el trabajo sucio. 

Entonces que no se nos olvide: los santistas fueron uribistas, y aunque hoy tienen diferencias en temas como la solución política, comparten gran parte de su agenda de país. Que no nos enreden diciendo que ‘Matarife’ es solo un paraco-traqueto, ha sido el paraco-traqueto favorito de la oligarquía colombiana, el que les cumplió una de las más importantes encomiendas: arrinconar a la oposición e impulsar el extractivismo neoliberal. Lo consiguieron todo gracias a él. Nuestro rechazo es para todos.

 

( 1 ) Comentario

  1. ESTO es una verdad de puño para quien entienda de politica en Locombia,y tiene razón el columnista ,Uribe les hizo el trabajo sucio y por esto lo adoran,SI NO VEAN A LACRA DE Vargas Lleras colaborando»con el enemigo»,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sebastián Quiroga
Politólogo de la Universidad Nacional. Vocero de Cuidad en Movimiento y el Congreso de los Pueblos. Representante legal de La Fogata Editorial. Integrante del Comité Ejectutivo Nacional del Polo Democrático Alternativo.