Lecciones del salitre para petroleros

Opina - Ambiente

2015-12-15

Lecciones del salitre para petroleros

Cada vez que hablan de la caída del precio del petróleo y su efecto en la economía colombiana, recuerdo lo que fue el salitre para Chile a finales del siglo XIX. El salitre es una mezcla mineral que se encuentra al norte del país austral -también en Bolivia y Perú-, y se utilizaba principalmente como fertilizante, aunque tenía múltiples usos en otras industrias, como en la fabricación de pólvora. En su momento fue un mineral tan valioso, que Chile, Perú y Bolivia se fueron a la guerra (La Guerra del Pacífico) por el control de las zonas de explotación del recurso.

Pero el auge del Salitre no duró: durante la Primera Guerra Mundial los alemanes desarrollaron salitre sintético, lo cual acabó paulatinamente con una industria boyante en Chile. Poblados enteros que en su momento fueron ricos y prósperos en el país austral, hoy son pueblos fantasmas que cuentan la historia del auge y la decadencia de una industria extractiva. Prestemos atención.

Reconozco que comparar la industria salitrera chilena del siglo XIX con la industria petrolera colombiana del siglo XXI es un ejercicio difícil, en el cual camino al filo de hacer una mala generalización. Pero lo haré únicamente para probar un punto: las economías no deben depender de la extracción de recursos naturales, por nuestra gran capacidad de encontrarle reemplazo y/o mejoras a todo aquello que la madre tierra produce.

Desde semillas transgénicas hasta bebes probeta, muchos avances de la tecnología se encaminan a disminuir gradualmente la dependencia de la naturaleza. En este sentido, el petróleo va por el mismo sendero que recorrió el salitre: los combustibles fósiles van a ser reemplazados gradualmente por otras fuentes de energía más limpias y rentables, que convertirán al petróleo en un mal negocio. Se puede aprovechar la naturaleza de mejores maneras, cada vez más eficientes en su uso, menos costosas en su producción, y que permitan depender menos de otros países.

Imagen cortesía de: bbc.com

Imagen cortesía de: bbc.com

Ahora bien, este reemplazo del petróleo por otras fuentes de energía no se dará por el simple deseo de modernizar procesos. A diferencia del salitre, dejaremos el petróleo por nuestra propia supervivencia: el desastre medioambiental que hemos presenciado durante los últimos años nos obliga a tomar medidas para que la vida siga siendo sustentable en la tierra, y reducir las emisiones de gases de invernadero es indispensable para lograrlo.

La situación es tan grave, que en la Conferencia de Paris todos los países, incluso Estados Unidos y China, se comprometieron a reducir sus emisiones. El Papa Francisco mencionaba en su encíclica “Laudate Si”, que el fracaso previo de las cumbres mundiales sobre el medio ambiente se debía al sometimiento de la política ante otras fuerzas. Pero esta vez la inminencia del problema ambiental pesó más. Actualmente, mitigar y adaptarnos al cambio climático se ha convertido en un imperativo, y en el nuevo planeta que intentemos construir la explotación de combustibles fósiles no tendrá lugar.

En este orden de ideas, nuestro país debe aprender a leer la historia pasada y las perspectivas futuras. En lugar de estar sufriendo por el desplome de los precios del petróleo, deberíamos aprovechar la coyuntura para apostarle a las energías alternativas y a la protección del medio ambiente.

En vez de ver nuestra economía desplomarse como una torre de naipes, deberíamos invertir cada vez más en nuestra industria, en la innovación y en la investigación. Quizás en unos siglos los pueblos petroleros serán -como los salitreros de hoy- pueblos fantasmas: ya no tendremos las regalías de Campo Rubiales, así como Chile no recibe las regalías de la oficina de Humberstone; pero a cambio podríamos tener un medio ambiente renovado y un planeta más sustentable. Ese puede ser un mejor negocio.

( 1 ) Comentario

  1. bueno me parecio muy feo loquevi

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Dora Carreño
Entre otras cosas, Politóloga de la Universidad de los Andes. Pd: Aquí solo expreso mis opiniones personales.