Las poderosas armas contra los campesinos

Opina - Economía

2016-06-09

Las poderosas armas contra los campesinos

Cada año, El ESMAD de la Policía de Colombia protagoniza decenas de videos de desalojos y enfrentamientos. Las razones para cada operativo son diversas aunque es fácil identificar qué tienen en común: la defensa de intereses privados.  Ver tablero desalojos

ESMAD

Y es que la tierra en Colombia está en la mira de numerosos inversionistas internacionales y por eso hay que tenerlas desocupadas. Un informe especial de la Contraloría del 2012 detallaba quiénes eran los nuevos dueños de los baldíos y cómo lograban hacerse con las tierras a pesar de que la ley lo prohibía.  Entre los implicados estaban los familiares del ministro de agricultura de Colombia, Aurelio Iragorri.

En el 2013 «el escándalo» por la apropiación ilegal de tierras en Colombia fue el tema de numerosas investigaciones periodísticas nacionales e internacionales. Ver denuncias 

Pero las denuncias se olvidaron pronto y el Gobierno preparó una Ley para legalizar estas ‘compras’. La Ley se aprobó en diciembre de 2015 cuando la gente estaba ocupada en regalos, cenas y aguinaldos (el ministro Iragorri se declaró impedido para el debate por los negocios de su familia). Así se dio vía libre a una figura que entregará grandes extensiones de los baldíos a las multinacionales.

Fue bautizada Ley Urrutia Zidres en honor a la firma de abogados Brigard & Urrutia (protagonistas del «escándalo» de 2013). Esta firma emprendió todo tipo de estrategias jurídicas para fragmentar y vender la tierra que estaba destinada a familias campesinas. En ese momento los abogados justificaron sus actuaciones diciendo que «La ley está para interpretarla». Tan solo tres años después, lo que era definido como corrupción se había legalizado. (Más información para entender la Ley Urrutia Zidres)

Es difícil disimular cuando la política es un negocio. En las universidades de todo el mundo abundan las investigaciones sobre cómo la democracia está tomada por las corporaciones. Susan George del Transnational Institute explica en su último libro Los usurpadores: cómo las empresas transnacionales toman el poder  que las corporaciones influyen en la política local, pagan sobornos, contratan firmas de  abogados, tienen fichas en los medios de comunicación… compran barato los recursos públicos y ganan mucho dinero. Este método bien podría describir el caso colombiano.

El presidente Santos defendió así la Ley Urrutia Zidres: “Esa ley también abre unas oportunidades enormes para el posconflicto, asociar a los campesinos con los empresarios para desarrollar en forma sostenible y responsable el campo colombiano«.  Esta es una justificación de lo injustificable pues esa Ley quita la tierra que era solo para los campesinos y la oferta en el mercado. Esa ha sido precisamente la causa de la guerra en Colombia.

Imagen cortesía de: librered.net

Imagen cortesía de: librered.net

Santos hace lo que el periodista Martín Caparrós describe en su investigación sobre el hambre en el mundo: “y entonces los gobiernos se encargan de vaciar los territorios que entregan a sus nuevos beneficiarios, para eso desplazan poblaciones enteras, a veces incluso dicen que lo hacen para mejorar sus condiciones de vida (…) Lo que no dicen es que el planeta ya produce comida suficiente para alimentar a doce mil millones de personas y que aún así, mil millones no comen lo suficiente.  El problema no está en que no haya comida, sino en que algunos se la llevan toda. Y que estas explotaciones no solucionan sino, al contrario, agudizan ese reparto injusto” Hambre.

Cargill es una de las empresas implicadas en la compra ilegal de tierras en Colombia (ahora legalizada). Su nombre también aparece en la investigación Hambre, que explica cómo funcionan los grandes monopolios de alimentos del mundo, responsables directos o indirectos del hambre de muchos. ABCD son sus iniciales, la mayoría nunca han visto sus nombres pero están al mando del 75 % del mercado mundial de granos.

A: Archer Daniels Midlands

B: Bunge

C: Cargill

D: Luis Dreyfuss

“Cargill y las demás están implicadas en los más diversos desaguisados: deforestación, uso de químicos prohibidos en cultivos, procesamiento y conservación, evasión planetaria de impuestos, trabajo esclavo, trabajo infantil… Las corporaciones ABCD no se exponen demasiado al gran público: cuando ofrecen un producto masivo suelen usar nombres de fantasía” (Hambre)

Las decisiones que toma el Gobierno para favorecer a las multinacionales tienen que ver con nuestra sopa de cada día.

No se trata solo de la compra masiva de tierras, sino de la apropiación y privatización de cada vez más aspectos relacionados con lo que comemos. Como el monopolio de semillas más grande del mundo: Monsanto, que llegó a Colombia en forma de resolución 970 del Instituto Colombiano Agropecuario ICA. En teoría el objetivo era darnos semillas limpias y bien empacadas. En la práctica se trata de que las semillas ya no son de la tierra ni del que las guarda para sembrar, sino de una empresa que las controla. De un día para otro, si los campesinos utilizaban sus semillas, ahí estaba el ESMAD para evitarlo, les botaban las semillas que habían usado por siglos y les obligaban a comprar una genéticamente modificada. Ver documental 970

Por todo lo anterior, los campesinos protestaban en 2013, por todo eso protestan en el 2016. Por un modelo que NO nos beneficia a todos y que está pensado para favorecer a grandes monopolios y poner en riesgo nuestra alimentación.

La historia detrás de la microhistoria de videos del ESMAD desalojando familias, quemando sus semillas o disipando manifestaciones es la misma de muchos lugares del mundo: el despojo de pequeños agricultores da paso a la compra de tierras, a la especulación con la comida y las crisis de alimentos. Y esa crisis no está lejos. Se vive todos los días en las plazas de mercado y supermercados de Colombia. Los alimentos suben ¿por el fenómeno del niño? ¿por el alza del dólar? La razón principal es el abandono del campesino y de la producción local. (Ver tablero de alzas en el precio de los alimentos)

El investigador portugués Boaventura de Sousa Santos describe el Swadeshi como la “autonomía local basada en el espíritu que nos exige que sirvamos preferentemente a nuestros vecinos inmediatos”, este era el espíritu que promovía Ghandi con sus luchas. La política colombiana hoy es contraria a Gandhi, contraria a la paz y a la lógica: maltrata a los campesinos, los expulsa, les deja en la calle y pone en riesgo nuestra comida, agua y recursos naturales.

Publicada el: 9 Jun de 2016

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Lina Marín
Periodista - Máster en políticas sociales. Investigo sobre procomún, modelos colaborativos y desigualdad.