Las «manzanas podridas» siguen germinando

En un país donde la violencia crece cada vez más, ni si quiera se puede confiar en aquellos que prometieron defendernos hasta el final.

Infórmate - Informativo

2021-01-20

Las «manzanas podridas» siguen germinando

Columnista:

Lady Orozco

 

Bienvenidos a Colombia, un país donde se culpabiliza a la víctima y se defiende al agresor; y, además, este último pertenece a las instituciones estatales. 

Tanto usted como yo hemos escuchado hablar de las famosas «manzanas podridas» que rondan en el Ejército y la Policía. Un supuesto grupo de agentes que van por la vida haciendo lo que les place; todo por llevar un uniforme que los defiende. El problema radica en que esas manzanas se están extendiendo a tal punto, que ya el pueblo no tiene ni la más mínima confianza en dichas instituciones. 

  • Si se observan los tres últimos años, hay un registro de 39 600 denuncias (minuto 28:50) en contra de los agentes de la Policía, pero la Fiscalía —institución que debe velar también por los derechos—solo ha abierto 886 expedientes y fallado en ocho de ellos según Noticias Uno. ¿Se supone que esta es la manera de mostrar que solo son «manzanas podridas»?, ¿dejándolos de juzgar?, ¿haciendo como si no sucediera nada?
  • Los homicidios efectuados por la Policía no han cesado en departamentos como Antioquia, donde han sido asesinadas 56 personas, en Atlántico, 46 y en Bolívar, 37. ¿Esas son las «manzanas podridas» de las que habla el Gobierno? ¿Cuántas personas más tienen que morir para que entiendan que es un problema institucional? ¿O es que acaso ya lo entienden pero lo apoyan? ¿Hasta cuándo la ciudadanía se va a sentir más insegura con un policía al lado? 
  • Otro de los casos se presentó en las protestas hechas en contra del abuso policial contra Javier Ordóñez, sí, el estudiante de Derecho que fue asesinado por un policía. En contra de las protestas, se presentaron, de manera paradójica, siete muertos en la capital del país; pero, además de ello, se logró comprobar que un policía disparó su arma de fuego contra la población civil en 25 ocasiones; aun así, está libre. 

Por el lado de los militares, las cosas tampoco mejoran. Los ejemplos abundan, pero mencionaré algunos que estremecen con solo oírlos.

  • El primero, es el caso de la niña embera que fue violada por siete soldados, una niña de tan solo doce años se vio sometida a los deseos de siete hombres que portaban el uniforme de una institución avalada por el Estado colombiano. Fue sometida por los mismos hombres que envían para que «cuiden» los territorios. ¿Hay verdaderos humanos detrás de ese uniforme o son máquinas que solo van de aquí para allá cumpliendo órdenes? ¿Cómo se es capaz de abusar de apenas una niña?
  • Juliana, ella fue otra cara de los casos de abuso en el Ejército colombiano. También ocurrió en el mes de septiembre, y el disparo se dio, solo porque el vehículo donde Juliana se transportaba no paró. ¿Por qué parar si el retén ni siquiera estaba señalizado?, ¿hasta dónde hay un abuso?, ¿por qué —según algunas versionas— el soldado salió del monte a parar el vehículo?
  • Tengo que reconocer que este, en particular, me dejó paralizada. No logro entender cómo la crueldad humana puede llegar a este punto de discriminación. Su nombre es *Carmen, una joven trans que decidió salir a caminar —como lo cuenta Alfredo Molano Jimeno en su columna—, aunque en ese momento fue detenida, subida a un camión y desplazada a una playa. Allí, unos soldados la violaron y la patearon con la excusa de «enseñarle a ser un varón», pero no contentos con esto la orinaban y apagaban sus cigarrillos en sus glúteos. Ella, al ser muy valiente, y a pesar de las amenazas que recibió, decidió continuar con el proceso legal e imponer la denuncia en contra de estos hombres, aunque hasta hoy no ha ocurrido nada. Ahora, *Carmen es una joven que no sale de su apartamento y solo dos personas conocen su verdadero nombre y donde vive. Estas mismas personas son las que le llevan de comer para que logre seguir con vida, ya que ella no sale y siente que nada, ni siquiera la muerte podría ser peor a lo que le ocurrió.

No, no son manzanas podridas, son instituciones putrefactas. Son unas cuantas personas llenas de odio que salen a combatir a la ciudadanía, sin importar cuántas vidas se llevan por delante. Se trata de 39. 600 denuncias. ¿Esas son las «manzanas podridas»? 

 

( 1 ) Comentario

  1. Tiene razón Lady Orozco. «Todas las instituciones están putrefactas»; especialmente las que pagamos con nuestros impuestos para que nos defiendan.

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Johana Orozco Ortiz
Comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín. Escritora con diferentes poemas publicados en el libro de Sinergias de España y Caza de Versos, en México. Columnas publicadas en diversos medios de comunicación.