Las hojas de vida

Con las políticas neoliberales y los “paquetazos” que el Gobierno quiere introducir a la fuerza, la brecha entre ricos y pobres se sigue abriendo y es inminente la desaparición de la clase media.

Opina - Política

2020-01-07

Las hojas de vida

Columnista: Mauricio Ceballos Montoya

 

En un programa radial que hice en una emisora comunitaria del Valle de Aburrá, uno de mis personajes, un viejito muy simpático que se caracteriza por sus comentarios agudos y un tanto picantes, dijo que el 31 de diciembre a las 12 de la noche, cuando algunos salen a dar la vuelta a la manzana con una maleta para que el año nuevo les traiga viajes y paseos, como estaba la situación del empleo en el país, la gente iba a tener que salir con la maleta llena de hojas de vida, a ver si resultaba algún trabajito en el año nuevo.

Y es que el estado de cosas en el que nos encontramos los ciudadanos al término de 2019, no es para menos. Con un crecimiento económico pero con un aumento en la tasa de desempleo, la realidad se nos presenta como un oxímoron.

Las condiciones laborales son cada día más precarias con menos garantías para el trabajador y en muchos casos, con una carga tributaria lesiva y sumamente pesada para quienes no ostentan la calidad de trabajadores vinculados.

Los contratos de prestación de servicios o “contratos basura” no permiten una estabilidad laboral y, por ende, no hay un crecimiento económico en la clase media, que son quienes más evidencian este tipo de contratación. Y para más inri, con la nueva ley tributaria (Ley de Crecimiento Económico) que empezó a regir el 1 de enero, a los trabajadores independientes se les aumentó la carga tributaria en casi el 45 % del valor del contrato. Es decir, que si el contrato vale 8 millones de pesos, al trabajador por prestación de servicios se le irán más de 3 millones en pagos en impuestos y parafiscales.

Sumado a que el contratista debe guardar parte de sus ganancias para solventar sus gastos en el tiempo en el que esté cesante, que en muchos casos puede ser superior a los 6 meses, es demasiado lesivo para sus finanzas. Ahora bien. Para quienes son contratados mediante la figura de “obra o labor” la cosa no es muy distinta. Si bien es cierto, no es tan gravoso el tema tributario, no cuentan con una estabilidad laboral. Pues como reza el refrán, muerto el ahijado, termina el compadrazgo.

Este tipo de contrato de “obra o labor” se utiliza mucho hoy en día, simple y llanamente para no contratar un personal fijo; pues las empresas realmente necesitan quien les ejecute ciertas labores, pero es menos pesada su carga laboral, si tercerizan ciertos puestos de trabajo.

Para las personas con discapacidad, la situación empeora. Pues según una estadística de la Organización de las Naciones Unidas, la población con discapacidad a nivel mundial, está desempleada en un 70 % y si hablamos de Latinoamérica, la cifra aumenta al 80%.

Colombia es el segundo país más desigual de la región, y con sus políticas neoliberales y los “paquetazos” que el Gobierno quiere introducir a la fuerza, la brecha entre ricos y pobres se sigue abriendo y es inminente la desaparición de las clases medias, que son en su gran mayoría los profesionales contratados por prestación de servicios o por obra labor, que se terminan acostumbrando a solo tener para el día a día, sin poder ahorrar para alcanzar sus sueños a mediano y largo plazo.

En suma, creo que estas figuras jurídicas de contratación laboral, lejos de flexibilizar el empleo como ingenuamente cree el legislador, se convirtieron más bien, en una clase de subempleo, que da al traste con las finanzas personales de la gran mayoría de ciudadanos.

Y así no hay quien progrese, alimentando a una clase privilegiada con beneficios cada vez más gordos, y a una ciudadanía pobre y perseguida por un Estado plutócrata que se niega a cambiar porque, como lo dice Adela Cortina, sufre de aporofobia.

No sé si es pensar con el deseo. Pero ante el panorama tan desalentador, veo a una ciudadanía que está empezando a despertar y que por lo menos, ya no está tragando tan entero. Nos falta mucho, pero creo que con lo acaecido en los últimos 2 meses, el pueblo empieza a enviarles un mensaje de inconformidad a los gobiernos del mundo. Y aunque el gobierno de Colombia es ciego, sordo y arrogante, algún día tendrá que escuchar. Y creo que ese día, está por llegar.

 

 

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Mauricio Ceballos
Mauro Ceballos Montoya (Junnio), es abogado, comunicador social-periodista, amante de la literatura, la música, la radio y los animales. persona sensible, buen amigo, alegre y optimista. le gusta hacer las cosas bien y por eso es algo perfeccionista. no le gustan las injusticias y trata de no quedarse callado, aunque a veces es difícil. tiene la costumbre de malpensar, porque dice que así está más consciente de su realidad. por último, quiere compartir con usted, este pequeño escrito que en mucho o en parte, lo condensa todo: Puro humano. Soy juez y parte, fiscal y defensor, luz y oscuridad, ángel y demonio, egoísta y altruísta, tímido y despierto, soy la duda y la razón, lo ideal y lo absurdo, creyente y necio, trasparente y mentiroso. Soy la contradicción perfecta, humanidad pura.