La importancia del Plebiscito

Opina - Conflicto

2016-08-13

La importancia del Plebiscito

La democracia, considerada por la mayoría de las personas como la mejor forma de gobierno, es a mi juicio sumamente peligrosa.

Tiene bondades, por supuesto, sin embargo hemos visto ejemplos de mayorías desinformadas o arbitrarias decidiendo asuntos de suma importancia, como sucedió recientemente con el “Brexit”; un referendo al que la población llegó desinformada a votar, sin una comprensión básica de las consecuencias de la salida, de cómo esto puede llegar a afectar la economía del Reino Unido y del resto de la UE.

Sucede que, lastimosamente, tanto en elecciones como en consultas populares (sea Referendo o Plebiscito, que son dos cosas diferentes) muchos de los votantes acuden a las urnas desde la pasión, no todos se toman la molestia de leer las propuestas de gobierno, las consecuencias políticas y económicas de la votación y en el caso que me ocupa esta vez en la columna: el infortunio de saber que no todos los votantes del plebiscito por la Paz irán a las urnas tras haber leído lo que va pactado hasta ahora en los acuerdos.

Por lo tanto, es entendible que muchas personas no estén a favor de que la decisión de la implementación de los acuerdos quede en manos de la consulta popular; o por lo menos manifiestan un temor lógico frente al plebiscito que podría acabar con todo lo que hemos avanzado en materia de Paz. Sería desperdiciar una oportunidad única y despilfarrar todos los recursos ya invertidos en el proceso si llegara a ganar el No.

Para dar un ejemplo, María Jimena Duzán manifiesta en una de sus acertadas columnas, su temor frente a las posibilidades de que se pierda el plebiscito, exponiendo como argumento lo que muchos de mis lectores también saben, y es que hay una campaña agresiva y eficiente por el No: mentiras, imágenes con información errada, videos en las redes sociales como el de la joven con sus lágrimas regordetas en medio de un sinnúmero de imprecisiones, y un voz a voz de indignación por subsidios que no existen.

Lo anterior a mí también me genera un malestar, y constituye sin duda un peligro para la paz el hecho de que tantas personas vayan a votar de ésta manera, desinformados, enojados, pero yo creo firmemente que el plebiscito es necesario.

Imagen cortesía de: humanas.org.co

Imagen cortesía de: humanas.org.co

Es necesario porque puede y debe (a mi juicio) incluirse en el marco de las garantías de no repetición, las cuales son consideradas una de las formas de reparación de las víctimas y que van dirigidas no solamente a las víctimas, sino a la sociedad que haya contenido el conflicto. Me explico: estas garantías tienen dos dimensiones, una preventiva y otra reparadora que debe incluir a la sociedad en pleno, como una democracia, ¿Por qué? Porque si nos tomamos el trabajo, y nos ocupamos de manera juiciosa de la tarea que tenemos todos los que queremos que se firmen los acuerdos, y educamos para la paz, debemos comenzar con el Sí en el plebiscito, debemos ganar y dejar constancia a futuro de que como sociedad elegimos la paz, de que como sociedad elegimos cambiar las cosas, parar medio siglo de guerra, el Sí debe ganar y ser testimonio para la historia, debe ser un ejemplo para cualquiera que pretenda repetir el horror que llevamos viviendo por años, debe ser la mayor amonestación a quienes pretendan posteriormente hacer de nuevo política por la vía armada.

Que en el plebiscito gane el Sí, es la mayor muestra de solidaridad con las víctimas, que gane el Sí, es pedirles perdón, eso para mí también constituye una garantía de no repetición, es sin duda un simbolismo fundamental para la Paz.

En consecuencia, considero que más que seguir manifestando el pavor que nos genera ver tantos detractores de la paz con los gritos listos, la indignación sin fundamento a flor de piel y el bolígrafo listo para marcar su “x” debemos reforzar el diálogo, debemos conversar con quienes tengan dudas, armarnos de paciencia para desmentir que los ex combatientes vayan a tener jugosos subsidios mensuales. Debemos apoyarnos en los documentos oficiales, seguir leyendo, cuestionar todo los que escuchamos o vemos acerca de los acuerdos, compartir información, apoyarnos en las herramientas como los videos que publican en la página oficial del Alto Comisionado para la Paz, los documentos cortos y claros que circulan en redes sociales en cuentas como “Sí a la Paz”, hacer uso de todas las herramientas que puedan informar sin mentiras a los votantes, convencerlos de que el Sí es nuestra mejor opción y de que esta es una oportunidad singular, que sería tonto dejarla pasar. Contribuir a que se firme la Paz, esa también es una forma de reparar.

Las encuestas preocupan, eso es entendible, pero no podemos permitir que una sucia campaña por el No gane, debemos procurar que los votantes comprendan la magnitud de darle vía a la implementación de los acuerdos, que puede para muchos de los votantes ser algo difícil, pero ¿Qué más difícil que seguir en guerra? ¿Qué más difícil que seguir matándonos para la comodidad de las élites políticas mientras dirigen el país como mejor les conviene?
Ya lo he mencionado en mis columnas, hay muchos retos respecto a la paz, incluyendo el de perdonar los crímenes tanto del Estado como de las FARC, pero tenemos la oportunidad de intentarlo y vale la pena.

«No tengo nada que decirles a las víctimas de la guerra. ¡Cómo podría decirles algo quien tiene su casa en pie y puede comer a diario! Sólo espero que el mundo también recuerde a quienes sufrieron la dictadura de Hittler en Alemania y tuvieron que desear la derrota de su propio pueblo. Ojalá esto sirva para que podamos despojarnos de una vez por todas del nacionalismo«.
HermannHesse
Escritor alemán (n. Calw; 2 de julio de 1877 – m. Tesino, Suiza; 9 de agosto de 1962).

 

( 3 ) Comentarios

  1. Ps claro que todos queremos la paz, pero a cambio de qué. Bajo que valores se están haciendo dichosos acuerdos. Es un poco ingenuo tu articulo.

  2. me encanta gracias por la informacion

  3. gracias por la información una gran ayuda

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Andrea Olaya
Escribo por convicción y por placer. Feminista. Politóloga en formación.