La educación en Colombia: un retroceso de urgente intervención

La situación cada vez se pone más sombría: cuando miramos más a fondo nos damos cuenta de que solo el 1% de los estudiantes evaluados en Colombia alcanzan los niveles más altos en las pruebas Pisa, que son el 5 y el 6, el resto no llegan ni al cuarto nivel.

Opina - Educación

2019-12-12

La educación en Colombia: un retroceso de urgente intervención

Autor: Farid Castilla Hernández

 

En Colombia nos gusta decir que la educación es uno de los principales problemas que tenemos como nación, pero a veces pronunciar esa frase es expresar algo vacío, sin fundamentos ni argumentos serios para creer que dicha afirmación es correcta.

Muchos profesionales aseguran la problemática y nos muestran el por qué hay que ver la educación actual de esa forma; mientras, las demás personas solo siguen la idea sin ver estudios o cifras que les den un espaldarazo.

El 3 de diciembre salieron los resultados de las pruebas Pisa del año 2018, unas pruebas elaboradas por OCDE que se realizan cada 3 años y que buscan evaluar a estudiantes de 15 años en 79 países del mundo. Como para esconder la cabeza en la tierra, nuestra queridísima y amada Colombia no está bien ubicada en dichos resultados.

La prueba Pisa evalúa tres materias: matemáticas, ciencias y lectura. Nuestro país ha ocupado respectivamente el puesto 69, el puesto 62 y el puesto 58. Parece un cuento de realismo mágico que, en el país de un nobel de literatura, aún no hayamos aprendido a leer.

Parece un cuento que, en un país tan importate e influyente en el boom de la literatura de Latinoamérica, seamos tan renuentes en el error de la educación y de no incentivar la lectura, de no ofrecerla como recurso metodológico, de no lograr que nuestra educación se base en su totalidad en hacer leer más a los ciudadanos del territorio.

Según los resultados entregados por la OCDE, solo se puede resumir una cosa: Colombia no sabe leer, en Colombia la frase “el problema es la educación” se ve tan real y se está empezando a evidenciar en números fácticos, en estadísticas evaluadoras como la prueba en cuestión.

Para hablar de los resultados es necesario mostrar en qué avanzamos y en qué retrocedemos. Para nuestra tristeza, hay más datos de disminución que de mejoría respecto a la anterior prueba Pisa que se realizó en el año 2015.

En dicho año el puntaje de lectura estaba en 425, y para el 2018 el nuevo resultado fue de 412; en ciencias estábamos en 416 y bajamos al 413. Reflexionando sobre estas pérdidas se presume que estamos haciendo las cosas al contrario, en vez de mejorar en la educación estamos dañándola cada año.

La materia que nos salva es matemáticas, en donde el resultado sí subió, pero de manera pobre, de un 390 en el 2015 pasamos a un 391 en 2018. Un punto, un solo punto de mejora en tres años que tuvimos para prepararnos y crear un mejor programa metodológico para la educación.

Y para que la noticia nos duela más, en los resultados que obtuvimos no alcanzamos ni el resultado promedio de la OCDE que es de 489 para matemáticas y ciencia, y 487 para lectura.

La situación cada vez se pone más sombría: cuando miramos más a fondo nos damos cuenta de que solo el 1% de los estudiantes evaluados en Colombia alcanzan los niveles más altos en las pruebas, que son el 5 y el 6, el resto no llegan ni al cuarto nivel.

Estamos demostrándole al mundo que Colombia tiene un problema serio en la educación que no solo señala que estamos errados en la metodología de cómo enseñar desde preescolar hasta bachillerato, sino también, como algunos profesionales mencionaron, este es un problema de todos con múltiples factores a tener en cuenta.

Uno de esos factores, por ejemplo, es la poca cobertura que tenemos en educación, evidenciada por Edna Bonilla, profesora de la Universidad Nacional:

“En el 2018, 732.090 estudiantes no pudieron ingresar a pre-jardín, 676.660 a jardín y 114.518 a transición. En total, 1’523.286 niños se quedaron sin acceso a la educación. Este hecho crea una curva de aprendizaje menor para los niños que comienzan su formación a edades más tardías”.

Otro factor es la desigualdad. Como se mostró en la prueba, la OCDE dijo que los alumnos que tienen ventaja socioeconómica en Colombia superaron en 86 puntos a los que no. Esto nos dice que las personas que tienen un mejor puesto en la sociedad por el factor económico, tienen acceso a mejor educación, cuando no debería ser así.

Tener estos resultados debería darnos vergüenza; vergüenza de evidenciar que el sostenimiento económico tiene relación directa con tener una mejor educación. Es fatal para nosotros, y lo sería para cualquier país en donde la educación se tilda en la constitución como un derecho fundamental para todos los habitantes del territorio.

Pero el factor en el que más recalcan los profesionales académicos es en la falta del hábito de lectura que tenemos los colombianos, así lo resume Francisco Cajiao, exrector de las universidades Pedagógica y Distrital de Bogotá, entrevistado en el artículo citado antes:

Si el niño está en un entorno en el que la familia no lee, él no lo va a ser en comparación con quien sí ha visto a su familia leer. Por eso, las instituciones requieren fortalecer este hábito a través de las bibliotecas, para que los estudiantes no solo lo vean como algo necesario sino también como una actividad placentera”.

La educación como problema para Colombia está mostrando sus garras, parece caído del cielo este resultado. En Colombia estamos pasando por unos días turbulentos para el Gobierno, en donde diferentes sectores de la comunidad le piden respuestas inmediatas; uno de esos es el sector educativo, estudiantes y profesores salen a las calles para decirle al presidente Duque que meta su mano a la esfera educativa, que le dé fondos para subsistir.

Pero los fondos no son la única solución que tenemos que pedir, el dinero solo es un recurso, si la plata no es bien aplicada no estamos haciendo absolutamente nada.

El Gobierno nos tiene que garantizar, además de los recursos económicos, una educación desde preescolar hasta la universidad de la mejor calidad posible, trabajar de la mano con las entidades privadas que prestan el servicio educativo y establecer directrices en donde la principal meta sea educar de verdad, hacerlo de una forma integral, como personas y como profesionales.

Es necesario crear y tener directrices en donde la lectura sea primordial, en donde esta actividad se haga más habitual entre los colombianos, entre los estudiantes, entre todos nosotros, porque en un país de un nobel de literatura, daría pena decirle al mundo que no tenemos ni la más mínima idea de cómo leer.

 

 

Foto cortesía de: María Fleischmann – The World Bank

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyJavier QuinteroPrincipe

    La discusión interminable desde los años 30 en Colombia ha sido la misma. Un país que tiene más iglesias y sectas que escuelas está condenado a vivir en la esclavitud. Cuando desde los gobiernos se tilda al Nobel de comunista ateo y donde se enseña que el pecado original fue comer del arbol del conocimento, es un país sin futuro.

Responder a Javier QuinteroPrincipe Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Farid Castilla Hernández
Estudiante de Derecho de la Universidad Militar Nueva Granada, creyente de las libertades e igualdades.