La corrupción no es con ellos

Opina - Política

2017-01-19

La corrupción no es con ellos

Ya es claro que el caballito de batalla en la no muy lejana contienda electoral será la lucha contra la corrupción. Desde sectores de centro, como el de Claudia López, hasta líderes de la repartija en el Congreso, como Juan Manuel Santos, han declarado que la nueva pugna será contra este flagelo. El nuevo procurador y el ya no tan nuevo Fiscal General de la Nación, también le declararon el pleito.

El sector del Moir en el Polo, encabezado por Robledo, ha sido menos emotivo: La corrupción es una gran problemática, pero no es la única en Colombia, dijo el senador más popular del último lustro. Es verdad. Pero luego hablaremos de eso, porque lo de la lucha contra los corruptos es asunto valioso y necesario. Es un tema que vale la pena discutir en función de menguar la descarada forma en que entre politiqueros, contratistas, empresarios y demás mediadores le meten la mano a los dineros públicos. Además, resulta positivo que la propuesta derive de una senadora como Claudia López, que a pesar de ser asaz gritona, es una persona limpia y honesta y algo que le molesta a los del trono: novata en el terreno político.

En efecto, aquellos parlamentarios, o parlanchines para ser más preciso con el lenguaje, cuya voz no se les escucha, pero que son fundamentales en la mediación de votos y en fraudulentas maneras de aprobar contratos, deben estar cuando menos preocupados. López y Robledo, a diferencia de ellos, no están untados de nada; de ahí para allá hay tácitas relaciones con el juego sucio, como la de Cambio Radical y su feria de avales a candidatos con nexos con los paras o la de Uribe y  su inagotable lista de funcionarios que han sido sancionados por sus prácticas malsanas, y Santos no se queda atrás: la mermelada, eufemismo con que los medios enaltecen lo incorrecto, que ha repartido para aprobar sus proyectos de ley, incluyendo –qué ironía– la paz, lo hacen otro miembro de ese numeroso grupo de funcionarios que han sabido sacar provecho de lo público.

Pero como el cinismo es una cualidad del príncipe del siglo XXI, todos hablarán de pelea contra la corrupción, como si nada tuviera que ver con ellos. El delfín Carlos Galán, por poner un insignificante ejemplo, ya salió a poner en duda la bondad de la bandera. “Algunos hablan mucho de lucha contra la corrupción y se presentan como sus adalides pero poco o nunca denuncian algo concreto. Eso no sirve”, trinó sin detenerse a pensar en que cuando fue presidente de Cambio Radical estuvo al borde lo antiético por dejar que el aval  por la gobernación de La Guajira se le asignara a una persona temida y de dudosa progenie política, como lo fue Oneida Pinto. Y esto por no hablar de la tramposa manera con la que el altanero Vargas Lleras consigue votos para una candidatura presidencial, que se conoce desde hace años atrás.

Pero muy seguramente los sagaces políticos encontrarán una fórmula de hacer creer que no es con ellos, enlodarán la propuesta de la novel congresista, y todo seguirá como siempre. Porque cuando todos se ponen de acuerdo, “¡No más corrupción!”, es porque esconden algo. No van a ser tan idiotas como para desmantelar las telarañas de un sistema político que ha sido diseñado para que los corruptos hagan de las suyas. Todos hablarán de corrupción, porque no es con ellos. Y es que en el pueblo del avanzado sistema de salud, las políticas públicas tampoco son en función de él.

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Jaír Villano
Escritor. Magíster en Literatura (Universidad Javeriana, Bogotá). Su más reciente libro es “Un ejercicio del fracaso (ensayos)”.