La centroizquierda quiere presidente de derecha

Aún hay tiempo para que los tres que más se parecen se unan, salven al país de la desgracia de Uribe en cuerpo ajeno y empiecen, juntos, un camino por la reconstrucción moral y la dignidad de Colombia.

Opina - Política

2018-04-12

La centroizquierda quiere presidente de derecha

Dados los últimos comportamientos de los candidatos que representan la ideología de centroizquierda en el país, es decir Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Gustavo Petro, pareciera, definitiva e inexorablemente, que lo que buscan es dejarle el camino abonado a Iván Duque, candidato de la derecha y de la ultraderecha, para que llegue a la presidencia, si no en primera vuelta, muy posiblemente en la segunda.

Y es una lástima porque lo que va a suceder en las próximas elecciones del 27 de mayo, si no se da una alianza entre ellos, como se lo han pedido innumerables ciudadanos que no quieren ver a Uribe otra vez en el poder, es que los votos de estos tres candidatos se van a atomizar, se van a dividir y aunque Petro tenga posibilidades más reales que los otros dos de darse la pela en un nuevo ‘round’, no le alcanzarán para granarle a Duque en segunda vuelta, pues las maquinarias que manejan el uribismo y sus aliados se moverán con todas sus fuerzas hasta derrotarlo, como sea.

En cuanto al otro candidato de derecha, que hoy finge ser de centro, Germán Vargas Lleras, pese a haber recibido apoyo del Partido de la U, creado por Uribe y luego utilizado por Santos, y de algunos conservadores, las encuestas no le dan ni siquiera para llegar a la segunda ronda. De Viviane Morales no vale la pena hablar y mucho menos del desconocido candidato Jorge Antonio Trujillo.

Y aunque en las encuestas es difícil creer, no hay que soslayar que en este país, donde no se leen los programas de los aspirantes a la primera magistratura del Estado, no se investiga su pasado y no se confrontan sus propuestas con la realidad nacional, inducen de manera alarmante el voto de los ciudadanos que, al final, terminan depositándolo por quien mejor les caiga. A propósito y mientras escribo, recuerdo la última encuesta de Datexco y ratifico y pienso, ojalá equivocadamente, que los medios ya se casaron con Duque y al celebrarse ese matrimonio, llevan de la mano, a las urnas, a todos los ‘invitados’.

Y, obvio, no se trata de sufragar por quien uno tenga empatía, solamente, sino por quien honestamente y en virtud de la realidad, puede llevar a cabo lo que propone, sin mentiras, sin engaños y ceñido a las verdades fiscales, presupuestales y coyunturales que vive la nación. Se trata de no votar por el que a punta de populismo empalaga y llena de palabras falsas las mentes de los débiles únicamente para lograr votos.

Que es lo que hacen la derecha y la ultraderecha cuando meten miedo, como hicieron con el plebiscito por la paz, que terminaron ganando con argucias y mañas, con el cuento del ‘castrochavismo’, la ‘venezolanización’ de Colombia, el marxismo, el socialismo y demás embustes -como que iban a quitar las pensiones a los ancianos para dárselas a las Farc- que, sin duda, les sirven para implantar en las cabezas de los incautos lo que ellos bien saben hacer: destruir los acuerdos de paz, aumentar los impuestos, proteger a los grandes empresarios, quedarse con las tres ramas del poder público, volver trizas lo que hay en materia de salud (en lugar de conservar lo bueno, que, obvio, no reconocen), promover la construcción de cárceles, castigar y no prevenir y dejar a un lado la reconciliación y la paz, entre muchas otras cosas.

Pero el quid del asunto es que ni Petro es ‘castrochavista’ ni comunista; De la Calle no regaló el país a las Farc, (solo basta mirar cuántos votos sacó la antigua guerrilla en las elecciones parlamentarias y el arresto de Santrich para darse cuenta); ni Fajardo, pese a su poca claridad en algunos aspectos, criticada por muchos analistas, parece ser el títere de nadie.

Por el contrario, los tres candidatos de centroizquierda han mostrado su voluntad de trabajar por la reconciliación, de defender la paz, de respetar las instituciones y de emprender una ardua labor por la equidad y la justicia social, elementos sin los cuales el país jamás saldrá de la pobreza, las iniquidades y la absurda polarización. Son parecidos en varios aspectos, pero trabajan por separado.

El miedo que le crean a Petro es, quizás, porque sienten pasos de animal grande. Él mismo ha dicho, una y otra vez, que Maduro es un dictador, que respetará la Constitución y la ley y que hará un acuerdo sobre lo fundamental con quienes apoyaron el ‘Sí’ en el plebiscito, para poder sacar adelante sus proyectos en el Congreso que, obviamente, no le será favorable. Lo que se espera de él es que deje su absurda idea de una constituyente que ya sabemos cómo puede empezar, pero no, cómo puede terminar. Lo tildan de extrema, pero quizás esa extrema sea la que describe Enrique Santos Molano: “… la extrema pasión humanista…”.

La animadversión que le tienen a De la Calle, es producto de un país derechizado y desagradecido que no es capaz de reconocerle su inmensa labor en favor de la paz, de la vida, de la armonía y por salvar vidas, cosa que ha logrado pero que odiosa e irracionalmente no le agradecen. A ese honorable candidato, a esa gran persona, el país debería premiarlo, si no con la presidencia, sí con la exaltación que merece un verdadero constructor de decencia, respeto y humanidad en la política. “Estoy feliz y orgulloso porque, a pesar del escepticismo que existe, esta es una muestra contundente del tránsito de Colombia hacia el fin de la guerra y de la posibilidad que tiene el país de aliviar el sufrimiento de muchos colombianos”, dijo De la Calle, luego de la entrega de armas de las Farc, palabras que fueron reseñadas, en su momento, por el portal Pacifista.co.

Fajardo, con la asesoría de Mockus, se empecina por la educación y tampoco se lo reconocen, cuando ese es el elemento fundamental para salir de la desigualdad y de la miseria. “Todo nuestro plan político debe girar en torno a la educación”, le aseguró al diario La República el pasado 2 de marzo, y a la revista Semana le dijo que “incrementará el presupuesto de la educación en un 10% cada año y parte de este porcentaje se designará para el Sistema General de Participaciones. Además, pretende alcanzar un 65% de cobertura en educación superior para el 2022”.

Pero los tres están equivocados: todos quieren ser presidentes, ninguno adhiere al otro y como van, van a perder. Y perderá Colombia que, una vez más, caerá en la dictadura de derecha, y de ultraderecha, que ha llenado de desigualdades, de dolor, de miseria y de llanto a un país que quiere salir de todo eso.

Aún hay tiempo para que los tres que más se parecen se unan, salven al país de la desgracia de Uribe en cuerpo ajeno y empiecen, juntos, un camino por la reconstrucción moral y la dignidad de Colombia, patria que busca el perdón, y un trasegar con más oportunidades para todos. La opción final está en que De la Calle y Fajardo apoyen a Petro en segunda vuelta, quizás así habría salvación, no hay de otra.

Adenda.  Como la justicia en Colombia carece de plena credibilidad, afloran los problemas, las dudas y las sospechas sobre las acusaciones que llevaron a Santrich a ser capturado. En todo caso, de comprobarse, como debe ser, y como lo dijo el presidente Santos, con pruebas irrefutables y contundentes, que estaba delinquiendo, luego de firmado el acuerdo de paz con las Farc, a ese exguerrillero debe caerle todo el peso de la ley y, si hubiere lugar para ello, ser extraditado.

 

( 2 ) Comentarios

  1. Es un buen articulo pero me gustaría que la sociedad civil se organizara para que realizaran presión social, para que Fajardo , Petro y el de la Calle se unan o si no perderá Colombia … por favor ayúdenos sacando mas artículos así!!!! y denunciando todo lo de Uribe, Duque y Vargas°!!!!!!

  2. ReplyEsperanza Estupiñan Estupiñan

    ANDREA MORALES, totalmente de acuerdo con tu comentario,ojala continúen con estos artículos, donde solo se busca hacernos reaccionar pensando en el bien por nuestro país.

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Mauricio Galindo Santofimio
Comun. Social-Periodista. Asesor editorial y columnista revista #MásQVer. Docente universitario. Columnista de LaOrejaRoja.