Hablando de atenidos

Si hablamos de atenidos, Marta Lucía, ¿por qué no mencionamos a los hijos de Álvaro Uribe con su productiva zona franca? ¿Por qué no mencionamos a los de Santos, los de Duque, los de Pastrana? Y así, hasta donde te alcance la memoria.

Opina - Política

2020-05-11

Hablando de atenidos

Columnista:

Norvey Echeverry Orozco

 

Llega a su fin una semana más de este encierro agobiante y obligatorio, al que estamos condenados si queremos seguir con vida. Ha dejado joyas para la historia (por lo menos para esa historia que nos avergüenza, cada ocho días o quince o cada veinte, de nuestros dirigentes políticos): “Esto acá no es atenidos a ver qué hace el Gobierno por cada uno de nosotros”, Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de Colombia, 7 de mayo de 2020.

El diccionario de la Real Academia Española define el término atenido como: “Dicho de una persona que le gusta vivir a costa de los otros”. Vamos por partes, como decía el descuartizador de la película que vi antier.

El Gobierno hace mucho: se gasta 3.500 millones, para posicionar la imagen de un presidente que se ha convertido, desde el inicio, en el meme de un marrano, que identifican los colombianos en el extremo sur del río Iguará Paraná hasta Punta Gallinas en el norte. Se gasta, en plena crisis económica, otros nueve mil millones de pesos en veintitrés camionetas blindadas. Duque, seguramente, cayó redondo (como es él) ante el cuento de los vendedores.

–¿Están seguros que son blindadas para el virus? –les preguntó, rascándose la barriga.
–Segurísimos, señor Duque.

Se puso de pie. Caminó hacia la izquierda de su despacho, hasta el fondo, donde estaban los balones y el cuadro del jefe supremo. Empuñó la guitarra, convencido que así, con ese talento innato que también ya estaba aprendiendo “Fico” (Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga, el que le había puesto el poncho y el carriel al papa Francisco, lo había visto en internet, le estaba siguiendo los pasos para ganar los votos de la costa y llegar así a la presidencia tan fácil como él: intérprete de canciones de despecho en un acordeón), se lograba una rebaja en la oferta inicial.

–¿Y esas camionetas sí llegan hasta Panaca? –añadió, rasgando las cuerdas– porque la idea es que mis hijos conozcan a Colombia por tierra, ya se cansaron del avión.
–Claro, por supuesto.

Lo invadieron nuevos pensamientos. ¿Para qué comprar ventiladores artificiales?, se dijo, puros cuentos de los científicos, mejor, con esta misma gente, compro también las tanquetas para reprimir a esos atenidos mamertos.

–¿Y venden tanquetas?
–¿Tapabocas?
–No, tanquetas… Las negras, las que lanzan agua, las que divierten a nuestros agentes del ESMAD sacando los ojos.
–Claro, señor, ¿cuántas necesita?
–Deme cinco. ¿A cómo?
–Nueve mil millones.
–Están caras, pero hay que darle prioridad a las prioridades.

Si es por el Gobierno; por lo que hace el Gobierno de Duque por cada colombiano, ya estaríamos bajo tierra hace muchos siglos. Si fuera por Duque y Carrasquilla, solo quedarían los recuerdos de las universidades públicas en nuestras mentes. Esta Colombia, de la que han vivido desde que nacen hasta que mueren, porque viven pegados de la teta pública y no la sueltan, después de matar a todos los que se interpongan en el camino de sus proyectos energéticos, de palma africana, de despojo de tierras y de carbón, ya se la hubieran subastado a los países del primer mundo.

Si hablamos de atenidos, Marta Lucía, ¿por qué no mencionamos a los hijos de Álvaro Uribe con su productiva zona franca y sus centros comerciales? ¿Por qué no mencionamos a los de Santos? ¿A los de Duque? ¿A los de Pastrana? Y así, hasta donde te alcance la memoria. Duque, tan fanático al fútbol, seguramente confundió los trapos rojos con las banderas del Independiente Medellín, Santa Fe y América de Cali. Más de uno de ustedes, incluso, los ha debido relacionar como un apoyo al partido corrupto de Vargas Lleras… Porque muchos, felices repartiendo mercados, están en campaña política adelantada.

Si de verdad les interesan tanto los niños de Colombia –no solo para entregarles colombianas y tomarse fotografías desde lejitos, así como usted lo hizo en una ocasión y se convirtió en meme nacional– el espacio televisivo de Iván Duque, a las seis de la tarde, en el que no se dice nada nuevo, se responden preguntas favorables y se infla el ego, debería de ser ocupado por los mejores maestros colombianos, para que lleguen clases a los niños de esa Colombia campesina donde no hay internet.

( 2 ) Comentarios

  1. Eso para qué invertir plata en educación y salud de la plebe.Se educan y después se nos rebelan esos atenidos!

  2. Excelente artículo. Descripción perfecta del subpresidente y orientación acertada a la vicepresidenta para que encuentre a los verdaderos atenidos.

Responder a Flomac Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Norvey Echeverry Orozco
Estudiante de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad de Antioquia. Ama el periodismo tanto como a su vieja.