Exceso de redes sociales

Que cada quién elija lo que quiere decir, hacer, o publicar si con esto no te estás cagando en el otro.

Opina - Sociedad

2017-11-23

Exceso de redes sociales

A diario interactuamos con millones de personas en redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, y todo el resto que creadas para acercar a las personas, compartir fotos, lugares, amigos, han creado una especie de dependencia e intolerancia.

La necesidad de sentir la aceptación de desconocidos en una red social, de tener un montón de seguidores que aprueben lo que dices, lo que haces, lo que te pones, y bloquear a todo aquel que diserte de lo que publicas, haces o usas, eso es exceso.

Hace un tiempo publiqué un comentario sobre los bombardeos de Francia a Raqqa, sobre las posibles víctimas de dichos ataques, me dijeron que esos muertos eran muertos terroristas y por eso no debían llorarse (a diferencia de los muertos en Francia, en donde ninguno podía ser terrorista porque era Francia). También estuvo el que me dijo que Raqqa no era la capital de Siria (algo que no decía en la publicación), o el que me dijo que si Hittler se muriera en esta época seguramente yo pondría la bandera nazi (una belleza de analogía). Otro me dijo bruta, y uno no muy lejano me dijo que debía preocuparme por La Guajira o por El Chocó antes de hablar del resto del mundo.

A eso nos ha llevado el exceso, a creernos con el derecho de insultar a quién no piense igual que nosotros, a sentirnos con la superioridad de decirle al otro por qué puede o no indignarse o de qué color o no puede pintar su avatar, o lo que quiera o no pintarse.

Ese exceso de redes sociales nos ha hecho creer que todo el que no está de acuerdo está en contra. Y no, no toda opinión diferente o con argumentos distintos es para hacernos cambiar de opinión; no todo lo que decimos tiene la calidad de verdad absoluta, y no todos buscan hacer que pensemos de una forma u otra. Claro, están los que creen que insultar es tener la razón, o los que creen que un buen argumento es tildar a alguien de mamerto, o guerrillero, o idiota, no todos buscan pelear, como habrán muchos que se dedican a buscar protagonismo con peleas o burlándose de otros.

También hay gente valiosa, gente que enriquece, gente con la que puedes argumentar, debatir, que comparte tu opinión; gente que sabe para qué está en una red social y a todo lo que se expone, cómo cuando decides publicar una foto, o decides contar tu vida personal, o hablas de tu trabajo, tu dinero y todo lo que a tu parecer debes contarlo.

¿Por qué no excederse en tolerar al otro? Resulta difícil en un país acostumbrado a resolver todo a golpes, a bala, a madrazos, en donde hay peleas por una silla en transmilenio, en donde importa más si tu papá es extraditado o no, o si te ganas la vida pidiendo regalos o trabajando, hablar de tolerancia.

Pero es bastante fácil hablar de tolerancia: de respetar la decisión, la opinión, lo que es verdad para el otro, lo que deja de ser íntimo por decisión y lo que llega a ser público por error, que cada quién elija lo que quiere decir, hacer, o publicar (como cuando eliges qué estudiar o a donde viajar) si con esto no te estás cagando en el otro.

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Tatianna Riveros
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