Enfoque de Género, más que una ideología

Opina - Sexualidad

2016-11-21

Enfoque de Género, más que una ideología

«La naturaleza nos hizo diferentes. La sociedad transformó esas diferencias en desigualdades. Investigar y entender para crecer y no repetir». Anónimo

Ha transcurrido más de un mes desde el apoteósico 2 de octubre, día en el que muchos colombianos centramos nuestras esperanzas en un Acuerdo que pusiese fin a una guerra que ya sobra describir y que aparece terrible, vergonzosa e inocultable ante los ojos del mundo. El resultado del plebiscito fue inesperado, y gran parte de ello tuvo que ver con la mal llamada “ideología de género” y todo lo que sobre esta se difundió, en forma errónea, descontextualizada y malintencionada.

El proceso de renegociación del Acuerdo de Paz, del cual ya se anunció el pasado 13 de noviembre que es definitivo y que posiblemente sea refrendado vía congreso, incluyó entre otros actores, a representantes de iglesias cristianas y evangélicas quienes se han opuesto de manera radical a que el mismo incluya conceptos como diversidad sexual e identidad de género, lo que según ellos va en detrimento del concepto tradicional de familia, que arguyen, está consagrado en la Constitución Política de 1991.

Causó sorpresa, y en algunos sectores repudio, las conversaciones directas que tuvieron los representantes de las Farc ep con líderes de las iglesias cristinas, entre ellos la senadora Viviane Morales y su esposo, Carlos Alonso Lucio, quienes a través de una estrategia de lobbying y presión política, buscaron a toda costa que del Acuerdo fuesen excluidas las comunidades LGBTI con la justificación de que no solo estas, sino otras poblaciones han sido también víctimas del conflicto.

Así mismo, hicieron un llamado para que el concepto de Enfoque de Género solo fuese alusivo al tratamiento de la mujer como víctima del conflicto y la gestión de oportunidades en los diferentes ámbitos del Acuerdo. Sus débiles argumentos solo evidencian su aversión contra la población LGBTI, que ha tenido una lucha histórica no solo en Colombia, sino en el mundo, en materia de exigibilidad de derechos e igualdad, fruto de ser víctimas no solo del conflicto, sino también de la violencia sistemática del Estado y la sociedad en lo discursivo, simbólico, moral y físico.

Está claro que las iglesias cristianas y evangélicas, que tuvieron un peso significativo en la decisión del pasado plebiscito, no están interesadas en reconocer la diversidad inherente a toda sociedad, y que en el caso Colombiano está expresa en su Carta Política, Artículo 13, que manifiesta que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. Del mismo modo el Artículo 16, señala que “todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.

Sorprende de manera descomunal, cómo la señora Morales y demás líderes de las iglesias cristianas pretenden no solo desconocer los derechos adquiridos por las poblaciones LGBTI y que han sido respaldadas y en varias ocasiones sancionadas favorablemente por la Corte Constitucional, sino cómo también pretenden invisibilizar el rol de las mujeres, por fuera del concepto de familia tradicional que ellos desean imponer. Desconociendo además que con la Constitución de 1991 quedó clara la separación entre la Iglesia y el Estado, además de reconocer que somos un país laico, que respeta la diversidad de creencias religiosas y las acoge en un marco de mutuo respeto.

Es importante recordarles a los representantes de estas iglesias que durante los últimos años, los gobiernos y los organismos internacionales han subrayado la importancia de dar prioridad a la problemática de género en la planificación de políticas y estrategias de desarrollo. De esta forma, las últimas Conferencias Mundiales han definido objetivos y mecanismos específicos en las áreas de desarrollo sostenible y cooperación internacional y han establecido metas y tácticas para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres en materia de distribución de recursos y acceso a las oportunidades de la vida económica y social. Igualmente, se ha llegado a un consenso acerca del vínculo fundamental existente entre la temática de género y el desarrollo sostenible (www.fao.org).

En 1995 se celebró la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer. Acción a favor de la Igualdad, Desarrollo y la Paz, que tuvo lugar en Beijing China. En esta conferencia se reconoce, de nueva cuenta, que la equidad de género junto con la justicia social, la protección del medio ambiente, la paz y el respeto de los derechos humanos, constituyen necesidades impostergables de la humanidad, de manera que se mantienen la necesidad de que se enmendaran las desigualdades de género que acompañan el advenimiento del nuevo siglo. (Las Políticas Públicas desde una Perspectiva de Género, Valle Rodríguez Gloria M, Bueno Sánchez Eramis, En: Novedades en Población, Año 2, n°4 2006).

Cabe recordarles a estos sectores religiosos que el concepto de paz incluye no sólo la ausencia de guerra, violencia y hostilidades en el nivel nacional e internacional, sino también gozar de la justicia económica y social, de la igualdad y de toda la gama de derechos humanos y libertades fundamentales dentro de la sociedad (www.ilo.org).

En el caso de las comunidades LGBTI, vale la pena recalcar, que según la Corte Interamericana de Derechos Humanos “…las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex han estado históricamente sometidas a discriminación por su orientación sexual, identidad y expresión de género y diversidad corporal, y continúan siendo sujetas a discriminación, violencia, persecución, y otros abusos; en clara vulneración a sus derechos humanos protegidos en los instrumentos internacionales e interamericanos…” (http://www.oas.org/es/cidh/lgtbi/).

Recientemente el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de la Resolución A/HRC/32/L.2/Rev.2, titulada “Protección contra la Violencia y Discriminación basada en la Orientación Sexual y la Identidad de Género”, establece la creación de un/a Experto/a Independiente sobre orientación sexual e identidad de género. “Esta histórica resolución marca un hito en el reconocimiento de la igualdad y no discriminación de todas las personas. Constituye, además, una importante herramienta para asistir a los Estados en el cumplimiento de sus obligaciones de respetar y garantizar los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna con base en la orientación sexual e identidad de género”, afirma Francisco Eguiguren Praeli, Primer Vicepresidente y Relator para Derechos de las Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex (LGBTI) de la CIDH.

De acuerdo con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en Colombia ha sido en contextos rurales en los que más han sido violentadas las identidades sexuales diversas durante el conflicto armado. Según esa entidad, 1.795 gays, lesbianas, bisexuales y trans han sido victimizados en el conflicto por su orientación sexual.

El Acuerdo de Paz, recientemente renegociado plantea como uno de sus principios el Respeto a la igualdad y no discriminación y subraya que «en la implementación del mismo se respetará la igualdad en sus diferentes dimensiones y la igualdad de oportunidades para todos y todas en el acceso a los diferentes planes y programas contemplados, sin discriminación alguna». Ningún contenido del Acuerdo Final se entenderá e interpretará como la negación, restricción o menoscabo de los derechos de las personas independientemente de su sexo, edad, creencias religiosas, opiniones, identidad étnica, por su pertenencia a la población LGBTI, o por cualquier otra razón; ni tampoco del derecho al libre desarrollo de la personalidad y del derecho a la libertad de conciencia.

Así mismo señala que el enfoque de género en el Acuerdo significa «el reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y de las circunstancias especiales de cada uno, especialmente de las mujeres independientemente de su estado civil, ciclo vital y relación familiar y comunitaria, como sujeto de derechos y de especial protección constitucional». Implica en particular la necesidad de garantizar medidas afirmativas para promover esa igualdad, la participación activa de las mujeres y sus organizaciones en la construcción de la paz y el reconocimiento de la victimización de la mujer por causa del conflicto.

El llamado, señores representantes y líderes de los diferentes grupos religiosos, es a que realicemos un verdadero debate nacional en el marco del respeto a los instrumentos, mecanismos, normas y políticas tanto nacionales como internacionales sobre enfoque de género, donde definamos las reales causas del deterioro social y moral de nuestra sociedad y concertemos acciones claras para atacarlas y hacer de Colombia un país incluyente y respetuoso de los derechos humanos.

El enfoque de género no es un capricho, no es una ideología, es el resultado de una lucha histórica y política global, de seres humanos que como ustedes, buscan un lugar de reconocimiento en una sociedad que de manera sistemática los ha golpeado, discriminado y excluido. La sociedad colombiana ha tardado en hacerse consciente de la violación sistemática a los derechos de las mujeres y las poblaciones LGBTI, pero celebramos que hoy sea motivo de análisis, debate y generación de acciones a favor de la erradicación de cualquier tipo de discriminación. Su misión como grupos religiosos no es la de seguir sembrando el odio, ni mucho menos contribuir a radicalizar la discriminación. El papel de ustedes, señores, está en aportar a la construcción de una sociedad más justa, más tolerante, más respetuosa con el que es diferente o con aquel más vulnerable.

El respeto por el otro en su diferencia, debe ser la base de cualquier confesión religiosa. Y sino ¿qué sentido tiene pregonar una fe que promueve el odio y que discrimina al prójimo? ¿O acaso en sus escrituras no recalcan ustedes que ante los ojos de dios todos somos iguales?

Publicado el: 22 Nov de 2016

Diego Jaramillo
Comunicador Social y Periodista, Especialista en Estudios Políticos y Magíster en Comunicación. Me apasiona la literatura y la escritura en todas sus formas.