En medio de la violencia política

Opina - Política

2017-06-24

En medio de la violencia política

Ciudadanos de bien se encuentran actualmente en la mitad de una reyerta por el poder, en la cual, el presente y futuro del país es lo que menos importa.

Por décadas hemos sido gobernados por políticos inescrupulosos, ambiciosos y corruptos, que en lugar de hacer uso de buen retiro, se aferran al poder con garras y dientes, y pretenden prolongar su dinastía con hijos, familiares y amigos.

Inconscientes predicadores de verdades falsas, que usan sofismas y falacias para tergiversar la realidad, calumnian impunemente a sus contradictores, y viven rodeados de adulación e idolatría.

Personas que a través de discursos y argumentos gastados, o posando como víctimas cuando los investigan o condenan, han sabido ganar la indulgencia del pueblo por sus errores, faltas, malas decisiones y omisiones.

Individuos que probaron las mieles del poder y quedaron adictos a él, deseando beber un sorbo cada vez más grande, sin importar quien deba pagar por ello, ni que persona de altos valores morales deban desprestigiar a su paso.

Influencers de redes sociales que utilizan sus publicaciones como armas, y a sus seguidores como cómplices para atacar a sus opositores, quedando los usuarios de la red como testigos de su descompuesta forma de expresarse y del odio que los consume.

Líderes negativos que prefieren los adversarios de pasado oscuro, para hacerse pasito, porque como dice el refrán popular: “Quien tiene rabo de paja, no se acerca a la candela”, o inventarse un pasado delictuoso para los que no lo tienen.

Sujetos alejados de la realidad, que desean mantenernos en conflicto, un conflicto del cual es necesario aprender para no continuar repitiendo la historia.

Insensibles para quienes la muerte de un compatriota, es un hecho para sacarle partido y beneficiarse de cara a las próximas elecciones, sin importar si para eso deben enlodar el buen nombre de las víctimas, sin la más mínima consideración con sus familias, ni con un país conmocionado por los acontecimientos.

Extremistas para quienes la hoguera sería el menor de los castigos para aquellos que piensan diferente, o para los que desean que la sociedad y las leyes avancen en pro de las libertades y la protección de las minorías.

Manadas que se acicalan los unos a los otros, se entregan medallitas, honores y diplomas para congraciarse y continuar aumentando su ya enorme ego.

Líderes que no temen dividir un país, ni que por sus comentarios y señalamientos la vida de periodistas, activistas y personas del común se vea expuesta y amenazada.

Estrategas que juegan con alfiles sin pensamientos propios, que se desviven por complacerlos, y que repiten una y otra vez sus expresiones y pensamientos, pero que cuando alguno cae en desgracia porque se destapan sus corruptelas, les dan la espalda y reniegan de su amistad y cercanía.

Caudillos carismáticos, que tienen en el miedo su aliado, y lo propagan en la comunidad para sacar ventaja, y conservar o ampliar sus parcelas de poder.

Francotiradores que se disparan entre sí dardos envenenados con odio, mentiras y complejos, sin tener en cuenta que lo hacen frente a un país que se divide con cada palabra que dicen y con cada paso que dan.

¿Dónde queda su amor por el país? Si con sus acciones lo único que buscan es polarizarlo, y destruir los débiles lazos que nos unen.

¿Son ellos los líderes que merece un país como el nuestro? No, porque un pueblo que ha sido asolado por la violencia, necesita y requiere líderes que unan a sus ciudadanos, que los motiven a trabajar por un futuro próspero y los inspiren para ser mejores seres humanos.

 

Eduardo Alighieri
Escritor