El testigo: anacronismos de guerra

Jesús Abad Colorado promueve, mediante la fotografía, el arte de reflexionar sobre las imágenes y la creación de significados. El blanco y negro de sus fotografías apuntan a que el observador mire al pasado, a lo bíblico y a lo épico.

Infórmate - Conflicto

2021-03-18

El testigo: anacronismos de guerra

Columnista:

Daniel Ricardo Riaño

 

Las pieles que se funden con el abrasante sol.

Las casas de color ámbar aún florecen.

Los niños salen a jugar con regocijo.

Cafetales, abrigos o selva. ¿Es el Edén?

Huellas de combate, dice el hombre.

Es el río de rojo carmesí.

Los niños se esconden con horror.

Animales que corren despavoridos.

¡Ha vuelto!

Andrés Bolaño Espinoza

 

Con la llegada de la fotografía se puso en vilo a la pintura, ya que la cámara era un fiel reflejo de la realidad. Entonces, ¿para qué cuadros?, ¿para qué pintores? La fotografía, como arte, también estuvo en entredicho hasta el siglo XX, pues para algunos, el trabajo del fotógrafo era sencillo: simplemente había que poner el ojo y apuntar, la cámara hacía el resto. Sin embargo, la fotografía empieza a cobrar fuerza como una herramienta que protege la memoria. No cualquiera es capaz de captar una historia, un sentimiento, una posición, un conflicto. El trabajo del fotógrafo va más allá de poner el ojo en el visor; en una buena fotografía debe mediar el momento preciso, el ángulo, lo estremecedor, lo bello y lo cotidiano. La intención de quien toma una fotografía es mostrar la realidad, cuestionarla y captar sus detalles.

En la exposición El testigo, Jesús Abad Colorado, quien es comunicador social y periodista, muestra su trabajo fotográfico de más de 25 años, en el que se dedicó a documentar a través del lente de su cámara la guerra en Colombia. Allí, reúne por medio de fotografías su propia visión del conflicto, y la de los testigos de él. Desde diferentes zonas del país, el fotógrafo antioqueño refleja la esperanza –y también la desesperanza– en la paz, las voces que piden a gritos ayuda, porque Colombia es víctima de un conflicto armado que parece ser eterno; un conflicto en el que el Estado se ha hecho el sordo.

Entierro colectivo de víctimas de un atentado de la guerrilla del ELN a un oleoducto en 1998. Al final murieron 78 personas por esta acción de la guerrilla.

Para Kate Horne, la directora del documental El testigo: Caín y Abel, el mensaje del antioqueño «es más importante que nunca ahora, pues el acuerdo de paz está en peligro. Y aunque su trabajo se enfoca en Colombia —dice— se trata de una historia universal. Es una meditación sobre el perdón, sobre lo que significa perdonar y ser perdonados». Así mismo, para Manuel Kalmanovitz en el trabajo de Colorado «queda renovada la paradoja de la reportería de guerra: qué privilegio tener a un tipo del talento de Colorado para capturar lo sucedido, pero qué condena seguir en estos ciclos de violencia que parecen no tener fin».

Iglesia de Bojayá, 2002.

Jesús Abad Colorado promueve, mediante la fotografía, el arte de reflexionar sobre las imágenes y la creación de significados. El blanco y negro de sus fotografías apuntan a que el observador mire al pasado, a lo bíblico y a lo épico. En su trabajo fotográfico él se aferra al pasado como única salida al horror y como la única búsqueda del Edén: el paraíso que Colombia conoce a medias. Una historia hecha de sangre y una visión de la resignación del campo son el eje central de sus fotografías.

Cráter dejado por un bombardeo del ejército en la Operación Génesis en Riosucio, Chocó, en 1997.

Los testimonios fotográficos de Jesús Abad hablan de la dignidad, del dolor, de la desahuciada piel de las víctimas y de sus impactantes rostros que muestran un futuro incierto, del que solo se escapa mediante el baile o el canto. También se habla de los lugares más alejados, la Colombia que ha sido olvidada, de la que muchos nombran en mitos, leyendas y cuentos macondianos. Lugares en los que al parecer aún se menciona –por momentos– un ápice de esperanza y del perdón y la verdad como camino para la reconstrucción.

Familiares de víctimas de una masacre guerrillera en 1995.

Ahora que algunas corrientes políticas se reafirman en destruir la paz y en ganar votantes con propuestas de ideologías ajenas y populistas (la política en su estado más líquido), el trabajo de Jesús Abad debe ser visto, con más ahínco, desde una perspectiva memorística, del abandono de la guerra, la lucha por la paz y, sobre todo, desde una visión mucho más humana y honesta del ejercicio de la política. El fotógrafo antioqueño no es solo el fotógrafo de las víctimas, sino que también es el de un país que ha obrado mal, que es indolente y sinvergüenza.

Los dueños del conflicto quieren que perdure, puesto que se alimentan de él. El país pone los muertos, mientras ellos se afianzan con voracidad en su discurso. El trabajo de Jesús Abad Colorado debe recordarse y protegerse, ya que Colombia está hecha de ruinas y espacios de testimonios hechos de horror que se olvidan. Seguir promoviendo la guerra en el país es absurdo, como la tarea de Sísifo. Es mortificante, como el suplicio de Tántalo. Es hora de actuar como lo haría Prometeo: robar el fuego a los dioses para otorgárselo a los hombres. Es hora de acabar con la guerra. Su justificación no es más que un absurdo anacronismo.

Para ver más sobre el trabajo del fotógrafo antioqueño:

https://centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/expo_itinerante/

http://patrimoniocultural.bogota.unal.edu.co/eventos/article/el-testigo-memorias-del-conflicto-armado-colombiano-en-el-lente-y-la-voz-de-jesus-abad-colorado.html

Jesús Abad COLORADO

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Daniel Riaño García