El movimiento Fajardista estuvo pegado con babas

Luego de la primera vuelta presidencial, el hoy excandidato Sergio Fajardo ha anunciado que siguiendo sus ideas de no polarizar se decantará por el voto en blanco, lo que para algunos es un acto de coherencia con sus ideas y proyectos políticos, pero para otros es un acto de irresponsabilidad histórica ante el inminente retorno del Uribismo al poder.

Los votos de Fajardo son en su mayoría de opinión, son votos de distintos lugares del espectro político. El Fajardismo, si así puede llamarse, es una fuerza tan heterogénea que hoy es imposible concebir que sus votantes vayan a parar de manera unificada en la casilla de una de las dos opciones que se presentan en la segunda vuelta, lo que sí es posible decir, es que esta masa de votantes estaba pegada con babas.

Hoy los votantes de Fajardo van a ir unos con el voto en blanco, otros irán con Petro con el fin de evitar que el uribismo se perpetúe en el poder y otros, creyentes en el proyecto económico neoliberal. irán directamente a votar por Duque.

Esto podría ser normal en una fuerza que pretendía ser de centro, pero no habla muy bien de esta opción política, que, terminada la primera vuelta muchas secciones corrieran en direcciones distintas, fracturando de una manera drástica el movimiento.

La principal bandera de la fuerza política de centro-izquierda que apoyó a Fajardo es, según sus líderes, el amor, pues ellos saben unir; sin embargo, gran parte de sus facciones cayó en extremismos y hasta en caudillismo, pues al igual que muchos petristas, gran cantidad de votantes de Fajardo en redes sociales aseguraban que sólo él traería el cambio.

Hoy incluso se usa el relato del fracaso en el discurso de los del centro, estamos, según parece, en un país que sin ellos se irá rumbo al abismo, un país que solo tiene como opción el apocalipsis, tesis que en nada los diferencian del uribismo.

Si bien muchos de la campaña de Fajardo se dedicaron a explicar la propuesta del mismo, otros simplemente se dedicaron a vender el miedo en una segunda vuelta en la que no estuviera Fajardo, fanatizando así, uno de los movimientos sociales y políticos más prometedores en la historia reciente de Colombia.

Que gran cantidad de ciudadanos que votaron a Fajardo fueran convencidos mediante el miedo a Petro y a Duque, hace que estos no siguieran una causa de manera racional, sino que, salieran a votar bajo un imaginario pasional, que hoy les hace creer a muchos que la mejor opción es Duque, sin darse cuenta de que el programa de Petro tiene más coincidencias programáticas con las propuestas de Fajardo.

Creo que con esto nos queda claro que cuando se puede inducir a votar mediante el miedo, sea al Castrochavismo, la dictadura uribista o en este caso a los dos al tiempo, no se necesitan propuestas; sin embargo, esto da como resultado movimientos sociales irreales con un apoyo superficial.

El movimiento de la Coalición Colombia fue muy bello y reunió personas de muchas colectividades distintas, pero que muchos de los votantes de Fajardo hoy piensen en Duque como mejor opción por miedo a Petro, muestra que gran parte del movimiento que quería hacer de Colombia la más educada estuvo pegado con babas, con esas que tanto criticaron en campaña. Con babas del miedo a los extremos que hoy enceguece a muchos frente a una segunda vuelta que promete marcar drásticamente a Colombia.

Fotografía cortesía de El Tiempo.