El mayo francés nos enseñó a imaginar utopías

En medio de la agitada y feroz carrera presidencial, vale la pena recordar que estamos en los 50 años del mayo francés, ese que ha dejado profundas transformaciones a su paso.

Opina - Cultura

2018-05-24

El mayo francés nos enseñó a imaginar utopías

El mayo del 68 le cuenta a las nuevas generaciones que nada nunca ha estado dado, que han sido la indignación organizada, la dignidad de los pueblos y la voluntad de justicia, los elementos que nos permitieron llegar a las sociedades modernas, y por supuesto, a la Colombia que conocemos. Al fin y al cabo, los cambios nunca fueron tan necesarios como cuando los inconformes, los que el maestro Eduardo Galeano hubiera llamado “los nadie”, pusieron un pie eclipsando la raya que los marginaba.

En medio del año de la Ofensiva del Tet, de la muerte de Martin Luther King, de la Primavera de Praga, de la Matanza de Tlatelolco, es donde se gesta la organización del movimiento estudiantil en Francia; esta acabaría por paralizar al país entero.

En la vieja e imponente capital de la República Francesa se escucha un dicho popular, cuando París tiene fiebre, tiembla Francia entera… y tembló a causa de sus estudiantes en aquel mayo, que no se quedaron cortos en convocar a la gente del barrio latino y a nueve millones de obreros, que se unieron a una de las huelgas más grandes de occidente y la más colosal en Francia.

¿Y por qué? Bueno, ahí se catalizaron muchas reivindicaciones: el cuestionamiento a la vida cotidiana, la idea de una nueva izquierda, los precios en la educación, las denuncias sobre la familia nuclear, el tiempo para vivir y por supuesto, la liberación sexual.

De esta última, la píldora anticonceptiva fue quien le abrió paso y la acompañó con el control de la maternidad, el derecho de las mujeres a elegir sobre su cuerpo, de las campañas a favor del divorcio, del derecho al aborto y la igualdad de salarios.

Como era de esperarse, terminó cuestionando los modelos de vida de la sociedad norteamericana y todas las costumbres inglesas adquiridas desde la era victoriana. Las ideas feministas que venían gravitando desde siglos atrás, cuajaron perfectamente. Acá, creo yo, las mujeres entendieron que tenían una voz propia que podría ir mucho más allá de reivindicar su ciudadanía con el derecho al voto como lo hicieron las sufragistas en otros tiempos, sino para pensarse a sí mismas, construirse de maneras irreverentes, amarse entre ellas y fuera de ellas, que los tiempos de cambiar la política habían llegado.

Ese feminismo organizado, esas historias de resistencia de los subyugados, esas inconformidades frente a las reglas económicas, esa insatisfacción sobre el binarismo del género, esa incapacidad de sentirse perplejo ante el racismo, el colonialismo y las hambrunas elevaron voces que no podían seguir callando. No fue casualidad que un año después estallara la revuelta de Stonewall en Estados Unidos y que con ello, el reconocimiento por la cultura de la población LGBT se anunciara por todo el mundo. Así es, los oprimidos se quitaron los grilletes y por su connotación tendré que enmarcarlo en otra oportunidad.

Del mayo del 68 se podrán decir muchas cosas, como que fue una revolución fallida incapaz en su momento de tumbar las viejas estructuras. Hoy, hijo en pensamiento de aquella época, no me cabe la menor duda de que hay periodos históricos en donde confluyen tantas transformaciones, que los cambios generados a largo plazo son difícilmente imaginables.

El derecho a lo imposible desde aquel entonces, hace parte de un romanticismo que se niega a morir, y que por el contrario, generación tras generación encuentra nuevas formas de defender y construir libertad. Es por eso que, aunque el agitado panorama nacional nos recuerde que los debates sobre la sexualidad, la maternidad, la jornada laboral, entre otros siguen abiertos y que no son capítulos cerrados de un desgastado libro, se hace necesario avocar el espíritu de la imaginación que recorría las calles de París en aquel mayo.

Esas ideas que llegaron a Colombia poco tiempo después, engendraron una descendencia de compatriotas dispuestos a dignificar la vida y siendo realistas, a pedir lo imposible.

( 2 ) Comentarios

  1. ReplyYemy Cabrera Martinez

    El autor agrupa de manera despreocupada varios sucesos, que si bien ocuparon parte importante en la historia de Francia, no son protagónicos en El Mayo Francés. Es comprensible la óptica del autor, partiendo de la base que es joven y estudiante de pregrado.

  2. ReplyYemy Cabrera Martinez

    Este articulo es una copia resumida «CUANDO PARÍS ESTORNUDA» de Álvaro Tirado Mejia.

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Iván Darío Prada Serrano
Trabajador Social en formación y representante estudiantil ante el Comité de la Política de Equidad de Género de la Universidad Industrial de Santander. Codirector de Acción Prometea y fiel defensor de los Derechos Humanos y de todas las causas en las que creo. Un convencido más de la justicia social en la construcción de un mundo mejor.