El matón del barrio

Opina - Internacionales

2017-09-20

El matón del barrio

La escena internacional es semejante a una barriada urbana de cualquier ciudad del mundo: existen vecinos decentes, gentes desprevenidas e inconscientes que solo se preocupan por sus asuntos, sin inmiscuirse en los de los vecinos y, claro, está el matón del barrio.

En esas andamos ahora con Los Estados Unidos de América, representado coyunturalmente por un sujeto que no es otra cosa que un “magnate de los bienes raíces”, como acertadamente lo denominó una nota publicada por el diario EL ESPECTADOR.

Un magnate que tiene poder, obviamente. Pero que, ni es omnipotente, ni es invulnerable. Y que, como ya se había dicho en esta misma columna con ocasión de su irrupción en la Casa Blanca, se cree la reencarnación de Theodore Roosevelt.

¿Pero quién ese ese vecino prepotente y abusador?

Se autodenomina “América”, aunque su verdadero nombre es Estados Unidos de América. Un conglomerado logrado a fuerza del abuso, de la arbitrariedad y el maltrato a sus vecinos.

Que se hizo grande en el siglo XIX a costa de las tierras mexicanas, forzando o engañando a ese país (Tratado de Velasco) a ceder enormes porciones de su territorio mediante intrigas supuestamente independentistas (semejantes a las que empleó para lograr la separación del departamento panameño de nuestra inerme Colombia en 1903), pero que en realidad no eran más que estratagemas anexionistas que terminaron en la fundación del Estado de Texas.

Estados Unidos de América, decía el Libertador Simón Bolívar, parecen destinados por la providencia a sembrar de miseria los pueblos de América a cambio de la libertad.

Estados Unidos de América es el único Estado que ha cometido el más grande genocidio de la historia de la humanidad, al lanzar artefactos de destrucción masiva, dos bombas atómicas, sobre sendas poblaciones indefensas del Japón.

Ninguna organización terrorista, ni de izquierda, ni islámica, ha cometido semejante atentado contra la humanidad. Los Estados Unidos sí.

Estados Unidos de América es el único Estado que permite y aprueba operaciones encubiertas para atentar en contra de los dirigentes legítimamente escogidos por sus pueblos como Juan José Arévalo y  Jacobo Arbenz  en Guatemala; Víctor Paz Estenssoro en Bolivia, Francisco Caamaño Deño, en República Dominicana, Patricio Lumumba en Catanga-Congo Belga; Sukarno en Indonesia o Salvador Allende en Chile, entre muchísimos otros.

Estados Unidos es el único Estado del mundo que ha permitido abiertamente la tortura en campamentos de prisioneros como Abu Ghraib o Guantánamo; o la utilización de sustancias químicas especiales para anular la voluntad de los interrogados.

Estados Unidos tolera, propicia y auspicia la discriminación racial, como lo vimos recientemente en el caso de nuestra compatriota Ilia Calderón, y conserva la pena de muerte, violando todos los tratados internacionales al respecto.

Estados Unidos se ha negado a firmar los convenios internacionales para la sanción de los delitos internacionales contra la humanidad. Por eso nunca hizo parte del Tribunal de Roma y exige a sus aliados que hagan salvedades frente a la Corte Penal internacional para beneficiar a sus soldados y sus funcionarios.

Estados Unidos se ha negado a firmar los convenios internacionales sobre preservación del medio ambiente como los de Kyoto y Paris.

Estados Unidos es un Estado arrogante y prepotente, que no respeta el Derecho Internacional y que pretende que su modo de vida y su visión de la democracia,  del mundo y del gobierno, son los únicos válidos y posibles.

Estados Unidos es el Estado en el cual se consume la mayor cantidad de drogas psicotrópicas del mundo, porque su gente no soporta la inanidad de su cultura, no se aguanta la vaciedad de su estilo de vida, el vertiginoso ritmo del consumismo impuesto por unos medios de comunicación desbordados.

Estados Unidos es el Estado que alberga a los principales magnates del lavado de activos, los auténticos beneficiarios del lucrativo negocio del narcotráfico, según lo ha denunciado una cumbre moral e intelectual como Noam Chomsky.

Estados Unidos es el Estado que más se lucra y se mantiene económicamente de las ganancias del nefando negocio del tráfico de minas antipersonales y, en general, del tráfico de armas, razón por la cual se preocupa tanto por el hecho de que se concierten acuerdos de paz en regiones como Colombia.

Estados Unidos es el Estado que se  benéfica del comercio de transgénicos y de la manipulación de semillas ejecutadas por empresas como Monsanto y Dupont, que, al mismo tiempo, disfrazan de ayuda a la erradicación de cultivos ilícitos con el uso del glifosato, sus beneficios económicos mediante el monopolio que ejercen en países del mal llamado tercer mundo.

Ese es el Estado que ahora está liderado por un sujeto tan pobre que solo tiene millones de dólares en la chequera, pero que ostenta una inopia total en su cerebro.

Y ese sujeto es el que cree que puede amenazarnos a Colombia, a Venezuela, a Irán y a Corea del Norte.

Que no se equivoque el pobre magnate de los negocios inmobiliarios.

Irán y Corea del Norte no tienen nada que perder. Ellos no están apegados a la bisutería, ni a las banalidades de Wall Street, ni de Hollywood. Ellos son fundamentalistas.

Tal vez nuestras descastadas clases dirigentes, los Santos y sus congéneres, tengan muy lubricadas sus rodillas para realizar mil y una genuflexiones.

Pero los líderes de otros países no lo están.

Y los Estados Unidos no son invulnerables. El 11 de septiembre demostró que no lo son.

Si unos aviones cargados de combustible pusieron a llorar a la primera potencia del mundo, una bomba nuclear en el centro de Manhattan o de Washington los van de poner de rodillas.

Los Estados Unidos siempre han peleado las guerras fuera de su territorio.  Pero si siguen dirigidos por este sujeto, van a tener noticias de la guerra en su propio patio.

 

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Armando López Upegui
Historiador, Abogado, Docente universitario y Maestro en Ciencia política.