El juego de las improvisaciones en Antioquia

Cuando se terminó el aislamiento preventivo obligatorio y se decretó el aislamiento selectivo, parece que todo se les salió de las manos a los mandatarios, tanto departamentales como municipales, en este caso, en Antioquia.

Opina - Economía

2020-12-23

El juego de las improvisaciones en Antioquia

Columnista:

Stiven Jaramillo 

 

Antioquia fue uno de los departamentos que «mejor controló» el impacto inicial del COVID-19, de acuerdo con las estadísticas y declaraciones del gobernador, Aníbal Gaviria, y del alcalde de Medellín, Daniel Quintero.
Sin embargo, cuando se terminó el aislamiento preventivo obligatorio y se decretó el aislamiento selectivo, parece que todo se les salió de las manos a los mandatarios, tanto departamentales como municipales, en este caso, en Antioquia.

Se han observado momentos en los que ha sido necesario decretar alerta roja hospitalaria por el número de pacientes en las Unidades de Cuidados Intensivos, superando el 80 % de ocupación; aunque, cabe aclarar que en su mayoría, son pacientes con enfermedades diferentes a COVID-19 los que ocupan las UCI, no obstante, ante el aumento de casos positivos, se requiere de un control en estas Unidades para evitar un colapso en el sistema de salud.

El 2020 ha sido, sin duda, un año que pasará a la historia de la humanidad, cada uno lo contará desde sus experiencias, pero, habrán unas personas que no se salvarán de las críticas: positivas o negativas, entre ellos, los gobernantes y las maneras en las que trataron de controlar la expansión del coronavirus.

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, a quien he apoyado en muchas de sus decisiones, siempre se ha vanagloriado porque según él, Medellín ha sido la panacea en cuanto a la contención del virus, a tal punto que pareciera que quienes habitan la capital antioqueña, estaban en un paraíso en el que el coronavirus era un punto negro en un mar de color blanco.

La mayoría de habitantes del mundo se ha cuestionado sobre las festividades decembrinas, que, si bien se celebran en todo el globo terráqueo, Colombia se ha llevado el primer puesto en cuanto a la manera de conmemorar festividades. Tal vez sea para lo que lleva la delantera. ¡Ah!, y para violar los derechos humanos y que el Gobierno se haga el que no sabe nada. De resto, como dirían en algunas regiones del país, «bien sí, señor».

Respecto a este último punto, algunos países europeos decidieron hacer cierres preventivos en ciertos sectores comerciales, de manera controlada, para evitar contagios masivos, puesto que diciembre es un mes comercial por excelencia.

Pero en Colombia, por el contrario, se decidió continuar con la «apertura económica» y para ello se tomaron medidas que, en vez de ayudar a la economía, generarían un efecto adverso en la contención del coronavirus. El presidente Iván Duque decidió proponer el tercer día sin IVA del año para «fortalecer el comercio», aunque de manera digital. Por otro lado, muchos dueños de almacenes del país decidieron hacer promociones en algunos artículos para ese día, de modo presencial.

De igual manera, se ha intentado de muchas formas, impulsar el turismo, pero ha sido un proceso más complejo porque la gente poco quiere viajar, o más bien, poco puede hacerlo, porque no tiene dinero.

El presidente Duque dijo en su momento que se iba a adelantar la prima de Navidad a los funcionarios públicos y que las empresas privadas que así lo quisieran, también podrían hacerlo, con el fin, según él, de «diversificar la economía y evitar aglomeraciones en diciembre y fin de año». Esta propuesta no pasó desapercibida, al unísono, el gobernador de Antioquia y el alcalde de Medellín se unieron a esta decisión.

Estas no eran las únicas medidas. En Colombia, como todo se quiere imitar, hace algunos años apareció en el comercio el Black Friday o «viernes negro» que luego ya no fue solo un día, sino que algunos almacenes de cadena y grandes marcas lo extendieron al Black  Weekend o «fin de semana negro» que no es otra cosa que unos días con descuentos y precios especiales en la mayoría de productos del mercado.

Todo ello condujo a aglomeraciones y a salidas desproporcionadas de gente. En Antioquia, en el centro de Medellín: los centros comerciales, las principales plazas de los parques, los almacenes de cadena, entre otros, estaban atiborrados de gente. Como dirían las abuelitas, «no les cabía un alma». Pero, como «estamos en diciembre» y en «diciembre todo se vale», los mismos que en meses anteriores le decían a la gente que se «cuidara» y que se «quedaran en casa» los mandaron para la calle.

El fin de semana, del 18 al 20 de diciembre, preciso el más cercano a las fiestas de Navidad y fin de año, las personas, tradicionalmente, aprovechan la prima del 15 para salir a hacer sus compras, y como lo importante era la «apertura económica» y «apoyar el comercio», en ese momento no se había mencionado ninguna medida. Ojo con las fechas. Veinte días del mes de diciembre y el virus andaba circulando, pero nada de medidas, ninguna.

El 20 de diciembre, en horas de la noche, el gobernador Aníbal Gaviria y el alcalde Daniel Quintero, sorprendieron con medidas «preventivas» para los días 24, 25, 26 de diciembre, y 1 y 2 de enero. Al parecer, el virus se propaga más que en los cincuenta días anteriores. Ni siquiera el 1 de diciembre ni el 7 y 8, que generan tantas aglomeraciones, se tomaron medidas restrictivas.

Los alumbrados navideños de Medellín han recibido miles de visitas, generando aglomeraciones inmensas, pero al parecer, el virus no estaba circulando en estos 21 días que llevan encendidos.

Ahora bien, mi crítica no va hacia las medidas nuevas que han tomado las autoridades, la gente siempre estuvo expectante; esperando las órdenes para saber cómo se iban a vivir las fiestas (ya lo había mencionado anteriormente). Lo que quiero apuntar es a que los mismos gobernantes han sido los causantes en gran parte del «desborde de casos de coronavirus» en Antioquia.

Según ellos, las medidas se han tomado porque las cifras van en aumento, pero el reporte de la gobernación de Antioquia se ha mantenido, son los mismos números desde hace algunos meses. Quienes recibimos los reportes, hemos visto que se han sostenido entre 1 000 y 2 500 casos hace meses. Unos días suben, otros bajan, pero se sostienen en números parecidos.

Al parecer, o al menos esa ha sido la imagen que han dejado el presidente, los gobernadores y alcaldes, «querían que la gente saliera a gastar el dinero que tenían para las fiestas de Navidad y fin de año», y justo en el último fin de semana. Antes de celebrarlas, tomaron medidas que debieron ser pensadas hace semanas, incluso meses. Porque las aglomeraciones no son nuevas, llevan tres meses en las calles y un mes en los parques, centros comerciales y alumbrados, aunque pareciera que los gobernantes apenas se vinieron a enterar, evocando a ciertos expresidentes que «supieron» años después de las atrocidades que pasaron en sus gobiernos.

La «apertura económica» ya se va a cerrar, y quienes hoy sufren son los pequeños empresarios y comerciantes, que tendrán que guardar su mercancía, porque seguramente, las ventas bajarán casi en su totalidad.

En fin… la panacea se convirtió en la enfermedad, el paraíso de Medellín y Antioquia en un infierno para el alcalde y el gobernador, quienes perdieron el «control» inicial de la pandemia.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Stiven Jaramillo
Comunicador Social- Periodista de la Universidad Minuto de Dios- Bello. Apasionado por la literatura, la escritura, el periodismo político y deportivo.