El coronavirus puso en evidencia las desigualdades

Si el Gobierno quiere que el aprendizaje continúe, no solo le debe garantizar a cada estudiante un computador o una tableta, sino un adecuado acceso a una red de Internet fija.

Opina - Educación

2020-04-29

El coronavirus puso en evidencia las desigualdades

Columnista:

Adriana Lorena Rojas Castro

 

Cumplimos más de una década con Internet. El 2020 es un año en el que las redes sociales abundan, y donde la conectividad nos hace sentir más cerca el uno del otro. Muchos han visto cómo su vida y sus actividades han cambiado gracias a la tecnología, sin embargo, cuando creíamos que estábamos avanzando, llegó el coronavirus a cambiar todas las reglas de juego, incluidas las del sistema educativo colombiano.

No solo se paralizó la economía por la cuarentena, los estudiantes vieron también cómo sus escuelas, colegios y universidades cerraron de la noche a la mañana; desde ese momento, el Ministerio de Educación Nacional ha intentado que cada una de esas instituciones del país implemente protocolos, se prepare y empiece a enseñar virtualmente. Muchos en este punto estarán pensando que esa salida es la más prudente y necesaria, porque a nuestros niños y jóvenes los tenemos que proteger, pero, lo que algunos olvidan es que, la dichosa conectividad en esta era digital y, el acceso a la tecnología, no funcionan en este país de la misma forma para todos.

La Encuesta de Calidad de Vida de 2018 nos muestra que, solo el 52,7 % de los hogares nacionales tienen conexión a Internet; de estos, el 63,1 % se encuentran en las cabeceras municipales y el 16,2 % en centros poblados y zonas rurales dispersos; son casi 21,7 millones de personas las que tienen acceso a Internet. Quienes no lo logran es porque viven en regiones distantes o, si viven en las ciudades, pertenecen a los estratos uno y dos. Si seguimos buscando datos de acceso a tecnología, encontraremos que, el 41,6 % de los hogares tiene computador de escritorio, portátil o tableta, de estos un 50,8 % se encuentra en áreas urbanas y un 9,4 % en zona rural. Así que, pueden ser centenares los estudiantes que no tengan acceso a un computador, una cámara, un micrófono o Internet, o al mismo tiempo, encontraremos hogares en donde vivirá más de un estudiante por casa, y estos tendrán que compartir el tiempo en el uso de los bienes tecnológicos.

Aunque sepamos mucho de redes sociales, y hayamos visto los esfuerzos de los últimos Gobiernos intentando llevar conectividad a todas las escuelas o colegios y a todas las zonas más apartadas del país, a través de diferentes programas, la situación a la que nos enfrentamos en esta pandemia es que: seguimos teniendo un problema tecnológico estructural bastante grande, que va a dificultar el acceso a las clases por parte de muchos estudiantes, en especial de aquellos que viven en la zona rural o que se encuentran en estratos 1 y 2. 

En este punto, el Gobierno no puede improvisar más, deberá a través del Ministerio de Educación Nacional y las diferentes Secretarías de Educación, tanto departamentales como municipales, y las universidades regionales, garantizar recursos para brindarles a los estudiantes las herramientas tecnológicas necesarias para que puedan estar en casa recibiendo sus diferentes clases. No podemos permitir que la pandemia siga ampliando las desigualdades, tenemos que darles a todos la misma oportunidad de educarse, de conectarse, sin importar dónde se encuentre; porque, enviarles a los estudiantes que no tienen computador o Internet, guías o tabletas con algunos temarios de clases, sin darles un acompañamiento pedagógico, ampliará la desigualdad en el acceso al aprendizaje.    

Si el Gobierno quiere que el aprendizaje continúe, no solo le debe garantizar a cada estudiante un computador o una tableta, sino un adecuado acceso a una red de Internet fija; las familias de bajos recursos deberán recibir ayudas no solo que garanticen su alimentación, su sustento, sino que también precisan una ayuda que les permita suplir su necesidad de conectividad. Es necesario ver esta pandemia como una oportunidad para disminuir algunas brechas económicas y sociales, para que empecemos a equilibrar un poco la cancha, la respuesta a los estudiantes del país tiene que ser rápida y se les debe de una vez por todas garantizar una verdadera educación de calidad.

 

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Adriana Lorena Rojas Castro
Economista. Especialista en Ambiente y Desarrollo Local. Candidata a Magister en Política y Gobierno. Ganadora del Concurso de ensayos "Cómo Construir Un futuro Mejor Para América Latina" organizado por el Fondo Monetario Internacional, Washington D.C., octubre de 2014.