El absurdo de pretender estudiar en medio de una crisis

¿Cuántos estudiantes tienen un computador en casa? ¿Cuántos maestros están efectivamente preparados y capacitados para ofrecer una clase virtual de calidad?

Opina - Educación

2020-04-22

El absurdo de pretender estudiar en medio de una crisis

Columnista:

Elkin Arciniegas

 

La insensatez de madrugar como si asistiera a clase normal, sentarse frente a un computador a esperar el llamado a lista, y tratar de asimilar como estudiante todo el conocimiento que se va vertiendo por las redes intrincadas de la virtualidad a través de un profesor tan robótico como los movimientos mismos de aquellos con quienes interactúa, en épocas de pandemia y cuarentena pueden parecer una necedad, pero echar un vistazo más a fondo del problema es mucho más complejo de lo que a simple vista parece.

No es fácil para un estudiante de cualquier edad estar en una posición de obligatoriedad y disposición de aprendizaje, cuando posiblemente en sus casas muchos no tengan ni que comer, o sus padres estén atravesando momentos espinosos de relaciones fracturadas que se ven forzadas a convivir en el encierro diario. Peor aún, ellos mismos se ven afectados por la pandemia y la cuarentena: tienen que lidiar con sus deberes académicos rigurosos, pero también con la zozobra constante de ser poseedores de una enfermedad.

Nadie aprende así. Nadie está concentrado totalmente para adquirir conocimiento de esa manera. Es un absurdo pretender hacerlo. Si es por un cartón en la pared que se siga haciendo con todos los bombos y platillos como se pretende ver a la educación virtual, pero si es por (en verdad) adquirir conocimientos para mejorar como individuos capacitados para entender y dignificar a la sociedad que los rodea, puede parecer una simple pérdida de tiempo.

El ejemplo colombiano está muy distante de poder merecer un premio en cuanto a educación se refiere.

Las pruebas PISA (convocadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)) de 2018, demostraron que Colombia desmejoró en las pruebas de ciencia y lectura respecto al año 2015. Si con todas las herramientas (presenciales) se presentó este panorama, ¿se puede imaginar algo mejor con ‘mantener’ las mentes ocupadas de los estudiantes frente a un computador por seis, siete, o hasta ocho horas diarias asimilando una clase o cátedra normal? ¿Y los estudiantes que requieren mayor atención, bien sea por su déficit cognitivo o de aprendizaje (dislexia, disgrafía, discapacidad intelectual), o aquellos asociados a atención e hiperactividad?

Pero puede ser aún peor.

¿Cuántos estudiantes tienen un computador en casa? ¿Cuántos tienen un computador y dos o tres o más hermanos con quienes compartirlo a la misma hora y en el mismo momento para recibir la clase virtual y responder con sus deberes académicos? ¿Cuántos con una conexión a Internet? ¿Realmente son tantos como parece? Para el 2019 cerca de 23 millones de colombianos no tenían acceso a Internet, conexión local fija o móvil. Eso significa la mitad de la población.

¿Y los profesores, alguien ha pensado en ellos?

Tienen que lidiar con exactamente las mismas condiciones que sus estudiantes, las mismas zozobras pandémicas, las mismas angustias, las mismas incapacidades tecnológicas, las mismas responsabilidades familiares; incluso, con una carga adicional: ¿cuántos están efectivamente preparados y capacitados para ofrecer una clase virtual de calidad?

Este quizá sea el absurdo de pretender estudiar en estas épocas: no hay formación.

Hay (efectivamente) es una sistematicidad del conocimiento que pretende (como en los vetustos siglos pasados), rellenar las cabezas de conceptos y conceptos sin fondo, profundidad o forma, solo, y por el mero hecho de cumplir, ¿a quién?, ni idea, solo cumplir, porque para eso se está sentado frente al computador esperando a ser llamado a lista.

 

( 3 ) Comentarios

  1. ReplyAngela Adriana Leal C

    Definitivamente la pandemia nos cambio todo y a todos pero no por ello podemos dejar pasar por alto que la educación frente a un computador entre 7 y 8 horas es un cambio tal vez de los más drásticos un tanto complejo de asimilar y desde allí no ofrece beneficio para nadie ni para el estudiante pasando por los profesores incluso a los mismos padres …resulta un poco ingenuo pretender que los conocimientos lleguen de la manera como se espera…pues la concentración en la clase virtual pienso que empieza a menguar a las 4 horas de estar sentado frente a un computador o en el peor de los casos en un celular (debemos recordar que no en todas las familias existe un computador…) …agradezco esta oportunidad para resaltar el esfuerzo de estudiantes y profesores incluso de los padres de familia para enfrentar estos cambios tan inesperados y confusos…Y resaltar a nuestros chicos de 11 grado que serán los primeros a quienes les toco asumir esta promoción de forma extraña y quienes están asimilando con valentía este nuevo reto de vida…espero que siempre recuerden en un futuro lo fuertes y recilicientes que pueden ser …y quienes son merecedores de toda la admiración…

  2. Creo que está pandemia nos muestra la inutilidad del sistema educativo en cuanto a «cumplir con el plan de estudio», el problema está en que siempre (y ahora se ve con lupa), la escuela ignoro e ignora el aconteciendo del emergente, el acontecimiento de la vida en el aula, tomando por oyentes pasivos a les estudiantes. Me pregunto que pasaria si admitimos la fragilidad de todo esto, si damos lugar al dolor, al preguntar qué nos pasa y que hacer, en colectivo, como toda salida, si la escuela comienza a tener en cuenta a estos factores quizas funcione como salida y no como réplica.

  3. Improvisando el Gobierno a última hora y con plataformas que pocos padres, alumnos desconocen es una de las situaciones que se apilan en esta decadencia en la educación colombiana. Muchos problemas han surgido como plataformas caídas, paginas pesadas, dificultad para ingresar, familias sin acceso al Internet familias sin computadores, evaluaciones fuera de los temas visto, páginas sin guías, instituciones si comunicación . Los padres se formulan Muchas preguntas en grupos de whatsapp y todos empujando en círculo llevando el barco al fondo sin tener un guía por parte de las instituciones quienes deberían guiar y dar soluciones a los problemas descritos. Lo que pretende el Gobierno en improvisar sin tener una estructura bien formada y capacitada es abrir la brecha entre aquellos que tienen recursos con respecto aquellos que no lo tienen.

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Elkin Arciniegas
Nacido en 1986 en Ibagué (Colombia). Es comunicador social y periodista. Escritor de las novelas El sol se ocultó para Manuel (2016), y Desterrados en silencio (2017). Publicó en el 2018 su primer poemario: Asperatus en verano; participó en la antología de poesía Sumergirse (2020).