De vieja data: la relación desfavorable entre Uribe y la Corte Suprema de Justicia

«El senador Uribe ha estado obsesionado con suprimir la Corte Suprema de Justicia, desde que esta mostró su independencia y no sucumbió ante sus argucias por desprestigiarla».

Opina - Política

2020-08-20

De vieja data: la relación desfavorable entre Uribe y la Corte Suprema de Justicia

Columnista:

Gustavo Adolfo Vergara 

 

Para los seguidores del senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez, la Corte Suprema de Justicia es el coco de su máximo jefe. Desacreditando y deslegitimando a esta, intentan desvirtuar la decisión —tomada e irreversible — de detención domiciliaria proferida hacia este. Pretenden dar un golpe certero a la usanza de siempre, con argumentos vacuos, al sacar de contexto la tan delicada y difícil posición, en la que el senador se encuentra en estos momentos.

Lo más interesante de la historia, es que la relación desfavorable entre Uribe y la Corte, es de vieja data. Desde por allá cuando el hoy detenido por soborno a testigos y fraude procesal fungía como máxima autoridad del Estado colombiano. Se podría decir, que el senador Uribe ha estado obsesionado con suprimir la Corte Suprema de Justicia, a partir de que la Corte mostró su independencia y no sucumbió ante sus argucias por desprestigiarla. El fantasma de una constituyente o un referendo con el fin de reformar la justicia ha estado presente siempre en las toldas Uribistas. Solo que no contar con los apoyos necesarios para tal fin, les ha impedido llevarlo a cabo.

Uribe, hoy se siente víctima, se percibe como un perseguido político y no anda con miramientos a la hora de relacionar a los magistrados con las extintas FARC. De hecho, muchos de sus seguidores pregonan el secuestro de su patrón. No es nuevo, son capaces de usar las palabras más venenosas con tal de defender lo indefendible.

Los que miran la situación desde la orilla opuesta aplauden la decisión de la Corte Suprema de Justicia y el mensaje inequívoco de que nadie está por encima de la ley. Ni aún Uribe, que hasta antes del 4 de agosto de 2020, se creía intocable. Ahí es donde radica el verdadero sufrimiento de este señor, al igual que el de sus seguidores cuyo máximo líder, no pensaban, podría caer tan fácil, y menos, después de las veces que había logrado salir indemne.

Pero allí está, Uribe, privado de su libertad. Buscando a toda costa mostrar fortaleza, cuando podemos intuir, que la situación por la que atraviesa lo pone en desventaja y sumisión. Por eso, al igual que un león enjaulado intentará dar mordiscos, arañazos y defenderse (como mejor sabe hacerlo), usando la retórica dañina que siempre ha utilizado, a fin de demostrar que su tesis es la única que tiene veracidad, sin importar que transitar por ese camino que él decidió recorrer fuese el causante del correr de la sangre de muchos inocentes. 

Hoy podemos decir con certeza, que Uribe no es intocable. Que en una democracia sana como a la que aspiramos, estas situaciones deben ser la norma y no la excepción. Uribe, está detenido, en su contra cursa una investigación por manipulación de testigos y fraude procesal, delitos menores en comparación con los muchos otros que se le indilgan. Pero, en un Estado como el nuestro, tal cosa sabe a victoria.

Por supuesto que se pide que al senador y expresidente, se les den todas las garantías necesarias para su defensa. No podemos caer en contradicciones y rebajarnos al nivel de lo que condenamos. Si él, no ha sido capaz de comprender que en un Estado sano, la separación de poderes es indispensable, la Corte Suprema de Justicia debe hacérselo ver a la mayoría de colombianos que aún creemos en la institucionalidad. Colombia necesita una justicia imparcial hecha no a la medida de un caudillo, sino a la de todos los colombianos.

 

( 1 ) Comentario

  1. Replyalvaro medina uribe

    tras 40 años de impunidad», algo tenía que suceder. estamos viviendo el «ocaso» del matarife, que vejez tan triste y deplorable.

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Gustavo Adolfo Vergara