De saqueos, corruptos y otras especies

Opina - Política

2017-01-25

De saqueos, corruptos y otras especies

Las últimas semanas hemos asistido como espectadores a ver las pruebas de un escándalo de proporciones inimaginables, del cual no teníamos noticia (¡vaya uno a saber por qué!), y de no ser por investigaciones en Brasil y Estados Unidos, habría pasado inadvertida por los entes de control (Procuraduría – Contraloría) y el ente acusador (Fiscalía). Me refiero a Odebrecht y sus sobornos.

Nos hemos rasgado las vestiduras y lanzado precandidaturas de políticos que, no sé si es mi percepción, pero están pescando en medio de la indignación pasajera. De todos los políticos indignados, muchos de ellos con rabo de paja, excluyo a los senadores Jorge Enrique Robledo y a Claudia López, quienes con Antonio Navarro han propuesto un “bloque anticorrupción” para buscar un candidato presidencial.

Robledo ha hecho la tarea los últimos doce años en el Senado: denunciar a los corruptos, sea en el gobierno de Uribe o en el de Santos. Claudia, por su parte, ha trabajado desde la academia en la develación del paramilitarismo, una arista de la corrupción-armada, cuando eran las AUC quienes obligaban a los alcaldes y gobernadores (caso Sucre, Magdalena, Córdoba) a entregar parte de los recursos del Sistema General de Participaciones –SGP- o a arreglar licitaciones para oferentes que patrocinaban la organización.

Los casos de corrupción en Colombia son escandalosos. Odebrecht es apenas la muestra de qué tanto se ha tecnificado el ascenso de los corruptos a los círculos de poder.

Imagen cortesía de: Vladdo caricaturas

Desde el saqueo a Foncolpuertos, donde se robaron en liquidaciones y pensiones cerca de $4.9 billones de pesos, pasando por la concesión de la explotación de ferroníquel por parte de Cerromatoso, en Montelíbano (Córdoba), donde el Estado cambió $340 mil millones anuales por $30 mil, hasta el más reciente: Reficar, ha tenido la participación de ministros de Hacienda, Minas y Energía, hasta los presidentes de turno, quienes en su afán de atraer la “inversión extranjera” (recuérdese que fue uno de los tres huevitos de Uribe: confianza inversionista), entregaron el patrimonio público. Isagén, del cual no sabemos dónde están invertidos los $6.5 billones de pesos, de los cuales a Antioquia le tocan $650.000 millones de pesos (el 10% del negocio, por ley), se ha sabido tiempo después, por investigaciones del senador Robledo, que fue una licitación amarrada y con un solo oferente, contrariando lo preceptuado por el Consejo de Estado.

Aunque podríamos decir que la corrupción del gobierno Uribe I y II rompe el ranquin, el primer gobierno de Santos no estuvo exento de escándalos. Solamente con la mermelada y el favorecimiento con “cupos indicativos” a los congresistas, quienes invertían en sus regiones, dándoles obras a sus alcaldes y cobrando la comisión (entre el 10 y el 15% del contrato), además de imponer el constructor, no deja muy bien parado al Nobel de Paz. Hay que reconocer que así aceitó su reelección.

Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos: cinco personajes que han ejercido la Presidencia de la República, han dejado una estela de corrupción. Unos, más que otros, han salido salpicados y visto cómo sus exministros terminan en la cárcel por corrupción. Empezando por Mauricio Cárdenas, conocido como “El señor de las dragas”, quien se vio envuelto en el escándalo de Dragacol, en donde se perdieron $17.559 millones, y hoy funge como ministro de Hacienda. Curiosamente, en este capítulo actuaron como personajes secundarios Fabio Valencia Cossio y Juan Camilo Restrepo (hoy jefe de negociación con el ELN), en lo que se llamó el “8000 azul”.

Sumado a que somos uno de los países más corruptos (puesto 125 de 138), apenas superado por Venezuela, que está en el último lugar, en Colombia los órganos de control no funcionan. Las mismas regionales de la Contraloría y las provinciales de la Procuraduría, han sido carcomidas por la burocracia y la compra de autos de archivo de investigaciones de responsabilidad fiscal o disciplinaria. Como bien dice el senador Robledo, pasamos de “hacerle trampa a la ley… a incluir la trampa en la ley”.

Si antes la descomposición de Colombia fue el contubernio entre políticos-narcotraficantes-criminales, ahora se suma la corrupción, que incluso ahora es trasnacional. Hemos llevado la corrupción a las máximas proporciones. Y la justicia, inhábil, ciega y tartamudeando.

 

 

( 2 ) Comentarios

  1. en la hisytoria de colombia siempre ha existido corrupcion ,,,,,, PERO LLEGAR AL EXTREMO DE ROBARSE UN MANDATO POPULAR ???? … NINGUNO—— POR TANTO , ESTE GENERA LA CUSPIDE DEL DEGENERAMIENTO POLITICO .

  2. Excelente columna. Lastimosamente, la desinformación ha jugado a favor de los pocos que ven en Colombia una oportunidad para enriquecerse y en contra de los pocos que han dado su constante lucha en destapar al pueblo colombiano el peor virus que tiene, el cual lo carcome poco a poco, lentamente. Es de vital importancia hacer de la corrupción un pasado perverso y empezar a construir una Colombia más estable donde los pocos que luchan unan a los muchos que desconocen. Saludos.

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Sergio Mesa
Investigador de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES). Ha adelantado estudios de Derecho, Filosofía y de Zootecnia. Ha sido funcionario público en entidades públicas. Ha sido columnista en periódicos regionales y colaborador de Las 2 orillas. Investigador de temas de corrupción, redes clientelistas y política regional.