De blandengues y aguas tibias

Los colombianos que buscan un cambio, harán de nuevo el papel del idiota, votando divididos y dejando que el ciclo de miseria y voracidad corrupta se repita.

Opina - Política

2018-04-23

De blandengues y aguas tibias

La suerte está echada. Las luchas históricas de Colombia desde que abrió los ojos como una nación, han sido los radicalismos. La misma regla con la que se ha medido nuestro futuro. El derramamiento de sangre ha sido la cuota reclamada por los ignorantes que nos han dirigido por doscientos años.

Mártires caen cada cierto tiempo debido a la incapacidad como pueblo de hacer cambios reales. No con las armas, sino con la inteligencia. El valor del saber y la aceptación de ser un pueblo más que hace parte de una región, que comparte su historia y cultura. Que hace parte de un mundo que nos ve con subestimación debido a nuestra inmensa capacidad de hacernos zancadilla para progresar.

Cuando nos miraban desde lejos, los más preciados tesoros más allá del oro, fueron nuestros vastos territorios, los grandes campos y yacimientos de aguas. La ya reconocida biodiversidad de la cual falsamente tanto nos enorgullecemos. Sin embargo, no aprendimos a valorarla. Seguimos bajo la sombra del pensamiento del español conquistador. Destruyendo por tener riquezas efímeras sin tener la capacidad de entender que desde el principio fuimos ricos.

La guerra contra las guerrillas y el narcotráfico ya no son excusas. La cultura del miedo abanderado en el llamado “Castrochavismo” ha gastado demasiada tinta en los medios y se ha colado en las mentes cobardes del colombiano ignorante, que se informa por la televisión y no por su propio criterio. Eso ya es absurdo discutirlo. Y es esa sagrada riqueza lo que siempre ha sido y será el verdadero botín de la lucha armada y política de este país.

La batalla por la Presidencia nos ha dado valiosas lecciones. El medio ambiente ha entrado a la conversación y han pelado el cobre los corruptos conservadores avalados por los de siempre: La iglesia, los empresarios y los medios. Dejando para sí mismos el mismo discurso de décadas, respaldados por una inmensa masa de votantes que no han podido ver más allá del campanario y recrean las viejas costumbres en sus propios hijos y comunidades. Ese nacionalismo anacrónico y lleno de odio e ignorancia que ha puesto en la mira a los críticos y opositores, cual manada de inquisidores cazando demonios y brujas de izquierda. En una interminable “guerra fría criolla”.

Ahora la alternativa más prudente según los “dueños” de la coherencia, es no crear polarización. Los mismos que argumentan ser la fuerza de la reconciliación, demuestran estar abiertos a una negociación con los culpables de nuestra tragedia. Dejarán que nuestros recursos sean destruidos por su necesidad de complacer a todos. De hacer una denuncia a medias de los males y como en otros momentos de nuestra historia, permitir que, bajo la falsa bandera de la tolerancia, darles paso a las mismas maquinarias por complacencia. La marcada tendencia a “hacernos pasito” por miedo, degenerará en una alianza de poderes oscuros con la cruda verdad sobre los verdes: No son más que negociantes, blandengues y aguas tibias.

No se llega a entender cómo Claudia López asume caer bajo las mismas banderas de un personaje tan simple y vacío como Fajardo. Su gestión de alcalde no llegó a ser más que una parte de su casi nula experiencia política y su constante silencio otorga demasiado. No han logrado dejar de lado su propia soberbia al no asumir con gallardía que no son la segunda fuerza política. Mientras los colombianos que buscan un cambio, harán de nuevo el papel del idiota, votando divididos y dejando que el ciclo de miseria y voracidad corrupta se repita.

Si la prioridad fuera Colombia, ya habrían buscado el diálogo con la Colombia Humana y asumirían que no necesitamos más cambios parciales. Necesitamos cortar de raíz la tragedia que vivimos. Tomar el volante de la patria con la construcción desde lo intelectual y lo humano, dejar de pensarse como competidores que deben guardar compostura y salir a las calles con la valentía de las antorchas de Gaitán y la fuerza de la risa que nos quedó del querido Jaime Garzón. De las fuerzas de la ilusión que algún día tuvieron en sus manos los soñadores y creadores de nuevas maneras de ver a Colombia. Los mismos que cayeron bajo las balas asesinas de los hacedores de la guerra y así mismo juntar el valor para hacernos escuchar.

Somos radicales. No queremos más engaños ni mas concesiones con asesinos y mentirosos. No queremos escuchar más a los negociadores de improntas insulsas y mucho menos a los que se muestran como moderadores de un destino que no aguanta más. Sin ceder no hay posibilidad. Sin embargo, quienes deben ceder son los que no logran decidirse de qué lado están.

Las armas no fueron nunca la solución, ya pusimos demasiados muertos. Pero las revoluciones se hacen en las calles, en las urnas y gritándole a los poderosos en sus caras “nunca más”.

 

 

( 2 ) Comentarios

  1. Sin lugar a dudas Darío. La Nación no necesita ahora de políticos tibios como la terna de Fajardo, López y Robledo que se han negado a conversar con Petro a sabiendas de que su partido no puede enfrentar a los dos partidos herederos y representantes de la corrupción. Si el colombiano común y corriente se ocupara de ilustrarse acerca de la ignominiosa historia de la política colombiana desde inicios de la República, se quitaría la venda que tiene sobre sus ojos y saldría el 27 de mayo a votar con determinación por el verdadero cambio: LA COLOMBIA HUMANA.

  2. ReplySimón Sarmiento

    Totalmente de acuerdo. Hay una «manada» de votantes que lo hacen por comodidad o supervivencia (recordemos que el estado es uno de los mayores generadores de empleo). Es lamentable que en este país solo el 45% de las personas hábiles para votar lo hagan. Esa maquinaria de la política tradicional ha mantenido al Colombiano del común en las aguas tibias entre la desidia («no voto porque nada va a cambiar») y la ignorancia («voto por el que diga…»). Ojalá cada vez más seamos los que nos informamos de verdad no por los noticieros y canales de TV de los medios del poder (RCN y CARACOL). Qué más podríamos hacer para lograr votar copiosamente y que ganemos en la primera vuelta?..

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Dario Hernández
Escritor de novelas. Contrera, despatriado, exiliado y ácrata. Ni militante, ni hincha, ni creyente.