¿Cuál Independencia?

Los hechos nos demuestran que muy por el contrario de lo que nos enseñan los libros de historia, la independencia, la verdadera independencia jamás ha llegado a estas tierras.

Opina - Sociedad

2018-07-20

¿Cuál Independencia?

Estimado lector: ¿es usted de los que este 20 de julio celebra el día de la Independencia con fervor y pone la bandera en la ventana de su casa y recuerda que hace 208 años unos señores se levantaron en contra de sus verdugos declarando la independencia para su país? Si la respuesta es afirmativa, permítame contradecirlo con algunos sencillos argumentos que posiblemente le harán cambiar de parecer.

En primera instancia, definamos independencia. Según el diccionario la palabra independencia se define como ‘estado o cualidad de aquel o aquello que no depende de otra persona o cosa’. Dícese también de la ‘situación de un país que no está sometido a la autoridad de otro’.

Así las cosas, el 20 de julio de 1810 es la fecha en la que conmemoramos la emancipación del territorio conocido como La Nueva Granada del Imperio Español. Los libros de historia nos enseñan que aquel día los criollos, hastiados de tantas generaciones de represión y dominio español, encontraron en la visita de don Antonio Villavicencio y el préstamo de un florero para su cena de recibimiento al señor José González Llorente, la excusa perfecta para realizar la revuelta que posteriormente la historia reconocerá como El grito de Independencia.

La idea por supuesto era instaurar una junta autónoma y soberana que permitiera liberar del yugo español a todas las colonias que el reinado peninsular mantenía en tierras americanas.

Después de muchos ires y venires, interminables confrontaciones externas e intestinas, del periodo conocido como la Patria Boba y, la consecuente y sangrienta reconquista española a cargo del pacificador Pablo Morillo, se llegó por fin a la libertad que en aquel momento se creía absoluta y la idea de la secesión del régimen que mantuvo atada a la Nueva Granada a la corona española fue por fin una realidad, a través de la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819.

Hoy 208 años después de aquella revuelta emancipadora que ilusionó a toda una generación de saborear la libertad que siempre les fue negada, valdría la pena preguntarnos: ¿Cuál independencia? ¿De cuál libertad estamos hablando y celebrando por estos días festivos?

Los hechos nos demuestran que muy por el contrario de lo que nos enseñan los libros de historia, la independencia, la verdadera independencia jamás ha llegado a estas tierras. En realidad jamás nos libramos del yugo, sino que simplemente cambiamos de verdugo. Paradójicamente aquellos nuevos verdugos terminaron siendo no solo quienes nos regalaron el sueño de libertad, sino sus consecutivas descendencias.

A lo largo de todo el siglo XIX las estirpes llamadas a tomar el control del poder de la nueva república de Colombia, en su afán por instaurar un orden que ellos mismos no conocían, supieron encontrar la desmesura y la codicia necesaria para asumir que las riquezas de estas tierras prolíficas y fértiles les pertenecían por defecto solo a ellos y a nadie más que a ellos.

De esta manera fue que empezaron los grandes problemas históricos que aún nos golpean. Cuarenta y nueve guerras civiles durante el siglo XIX y, ni hablar de todo el largo conflicto armado que se extendió durante todo el siglo XX, son la consecuencia de la eterna disputa que a partir de aquel 20 de julio se empezó a engendrar en el corazón de los avaros que decidieron acaparar el país para tan solo unas cuantas privilegiadas manos.

El poder político y económico del país entero quedó concentrado desde el principio en unas pocas familias que, para beneficio de ellas, sí que han sabido sacarle réditos y beneficios a su favor.

Aquellas estirpes privilegiadas se olvidaron para siempre de quienes deberían ser los beneficiarios de una sana y equitativa distribución de las riquezas de todo el territorio, sumiendo en la miseria y en la opresión al grueso de la población que jamás tuvo acceso a sus mismos privilegios.

Así las cosas, la población en general sencillamente tuvo que dejar de rendir pleitesía a los españoles para pasar a tributar venias e impuestos a las nuevas clases dirigentes emergentes.

La sociedad en general siguió siendo esclava de un régimen tan autoritario y arbitrario como el anterior, sometiéndose al dominio y al abuso de aquellos insaciables que encontraron en las tierras de Colombia su mayor fuente de riqueza y poder.

Hoy en pleno siglo XXI, estas mismas familias nos siguen dominando y continúan ejerciendo el poder que ellas se confirieron para sí, sometiendo a la población a los más execrables abusos y desmanes, condenando a toda una nación, rica en recursos naturales y humanos, en un territorio de pobreza, miseria y desigualdad.

Pero como ya hemos recalcado en ocasiones anteriores en estas mismas páginas, lo realmente trágico es que es ese mismo pueblo oprimido y agraviado, pisoteado en su dignidad, quien elige a sus propios verdugos dándole la imagen de democracia a este régimen autocrático de unas cuantas familias que se niegan a soltar el poder.

Es esa misma estirpe de dirigentes amañados y arbitrarios quienes están interesados en que el grueso de la población naufrague en el océano de la ignorancia, para ser luego ellos mismos quienes ataviados en su disfraz de salvadores de la patria, acudan en el supuesto auxilio del país y nos salven de la debacle ocasionada por ellos mismos.

Y así se forma el interminable círculo vicioso del manejo de los hilos del poder en Colombia, en donde nunca, absolutamente nunca, desde el día en que Alonso de Ojeda, el primer español en llegar a nuestras tierras, hasta nuestros días, hemos sabido dar nuestro verdadero grito de independencia.

Adenda: Qué otro comportamiento diferente podríamos esperar de un militante del uribismo como es Abelardo de la Espriella en su debate con Ariel Ávila. Digno representante de esa clase matarife y alevosa que resuelve todo a los golpes, insultos e improperios, pero sin argumentos. Nuevo capítulo del “te doy en la cara marica”.

 

Ilustración cortesía de Alter Eddie.

( 5 ) Comentarios

  1. ReplySebastián Cardona Acevedo

    Excelente redacción. Haciendo más énfasis en la política económica, encontramos que posterior a la época colonial nuestra nación ha sido severamente sometida a los intereses Europeos y sobre todo, norteamericanos; donde apreciamos el lado sucio del sistema capitalista. Generamos los recursos del desarrollo de otras naciones, y a cambio recibimos explotación, opresión, miseria, guerra y más desigualdad.
    Además encontramos que derrochamos las huidizas oportunidades de desarrollo nacional con gobiernos alternativos, y nos ahondamos en la misma clase dirigente que se alimenta de la pobreza de una nación entera.

    Excelentísima redacción sobre este simbólico día.

    • Familias de origen español casi todas, de orígenes desconocidos pues no todos los que llegaron venían de las corruptas cortes europeas pero que se creen de sangre azul.
      La gran mayoría delincuentes incultos que obtuvieron sus * titulos * como premio al desangre de estas tierras «ricas y fértiles» como bien lo dice en su artículo. Cuyos descendientes nos corroboran su origen. De ahí la ideosincracia de esta raza colombiana. Siempre a través de los siglos ha sido así.
      Al igual que hace 208 años los que se sienten cansados de esta opresión teniendo levantan su voz y ojalá se logré la verdadera independencia, esa libertad de poder sentir y decir lo que sentimos sin miedo de morir por una bala por la espalda.

  2. Rei encontrar mas informacion historica, concreta.
    Esto es mas de lo mismo, inconformismo, prro sin argumento historico.
    Salydos.

  3. En la época moderna no hay «Independencia» porque los dueños del mundo están haciendo «guerras silenciosas». Estas guerras se hacen por el plano económico y manipulando los precios de los recursos. Ejemplo: Si a los dueños del mundo les conviene suben el precio del petróleo o lo bajan y así enriquecen o empobrecen los ingresos de una nación. De suerte que ya no hay «libertad» para ningún país. Ahora, en nuestro caso, los representantes de los dueños del mundo y los locales dueños del país, siempre han pensado con mezquindad y sin despego a sus beneficios personales. De suerte que en otras geografías hay más democracia, menos pobreza y menos inequidad porque los que actúan como dueños locales han invertido más en educación. Quieren un ejemplo?. Hace 50 años Corea y Colombia tenían el mismo ingreso per cápita y más o menos la misma población. Hoy donde están ellos?. Investiguen el monto de inversión en educación de los dos países y encontrarán la respuesta. Por eso es que estamos así. Con un congreso mediocre que tiene como presidente a alguien que falsificó su título de bachiller, a un presidente que mintió sobre su especialización en gobierno, a un alcalde que hizo especialización en París en solo una semana de asistencia y NO PASA NADA. No tenemos independencia. Nos manejan fácilmente los dueños del país, con la prensa de RCN y CARACOL, los realities y programas de entretenimiento, porque al pueblo hay que darle «pan y circo». A falta de pan y educación… «solo circo».

  4. Nuestra historia es una sarta de mentiras, por eso hay que investigar nuevamente nuestra historia, por ejemplo, cual fue la pelea entre Bolivar y Santander? Por que tanto desgano con nuesyros Patriotas? Hay que indagar, sobre nuestra conquista.

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Mauricio Pérez Moreno
Defensor de la educación como único método confiable para la resolución de nuestros conflictos sociales. Amante de los libros de historia y adicto a los cubos Rubik. Treinta y cinco años tratando de entender a Colombia sin mucho éxito. Convencido de que La Verdad, aunque se halle escondida debajo de las piedras, nos hará verdaderamente libres.