COVID-19, lo que viene

Cada vez que nos acordemos que vivimos una amarga experiencia, tendremos que pensar si queremos retornar a lo mismo de antes o si, por el contario, la pandemia, pese a todo, sirvió de algo.

Opina - Sociedad

2020-04-18

COVID-19, lo que viene

Columnista: 

Mauricio Galindo Santofimio 

 

No vamos a hablar de la enfermedad porque ya mucho se ha dicho y especulado sobre ella, no. Este acrónimo significa ‘Colombia vivirá de nuevo’ y vamos a hacer 19 recomendaciones para que, pese a los que, infortunadamente, nos abandonaron, a los que nos abandonarán y a que la muerte está rondando en muchos sitios, sea así.

Muchas son las medidas que, quizás de buena fe, han tomado los gobernantes, desde el presidente de la República hasta los mandatarios locales, para tratar de proteger la vida de los colombianos ante el fuerte ataque mundial del coronavirus, pero de tantas cosas que han querido hacer, han terminado confundiendo a la gente y dando pie para que las autoridades abusen.

Pero tampoco vamos a hacer críticas a esas medidas porque la misma ciudadanía ya ha hecho las que corresponden. Todo por cuenta de apresuradas decisiones que se han tomado al calor de la pandemia y con el impulso de empresarios y de interesados primero por la plata que por la salud.

En todo caso, la vida, algún día, tendrá que ir volviendo a la normalidad. Pero no a la que conocíamos, porque nada será igual hasta tanto no se encuentre una vacuna o un medicamento que cure esa nefasta enfermedad que cambió el mundo. Y como retornaremos —los que logremos salvarnos— a las cosas cotidianas, poco a poco, —es decir, a pagar las deudas de los bancos, que serán mayores, o los servicios públicos, que serán iguales, pero más caros—, tendremos que hacer cosas que realmente hagan vivir a Colombia, y Colombia es su gente.

La más importante de todas es intentar recuperar las amistades, esas que aunque hayan estado lejos permanecieron en nuestros corazones, e intentar, por supuesto, ser mejores personas con ellas y con los familiares que no vimos y con los que convivimos. Nada fácil, porque el ser humano difícilmente cambia, no obstante, es perentorio luchar por hacerlo.

Que vamos a ser distintos, quién sabe. Que habremos aprendido la lección, no lo sabemos. Que después de este asomo de Apocalipsis tendremos una vida nueva, lo desconocemos. Pero lo que sí es cierto es que nuevas características y nuevas costumbres estarán presentes en nuestras vidas por largo tiempo y, quizás, se arraiguen. Ya no saludaremos con la mano, evitaremos los abrazos, nos besaremos solo con los cercanos, andaremos sin zapatos en nuestras casas, estaremos atados a desinfectantes y a duchas inesperadas.

En fin, muchas cosas cambiarán, pero el país tendrá que vivir de nuevo. Y se espera que mejor, claro, si los banqueros nos dejan, si los empresarios nos dan una ayudita, si los políticos entienden que deben trabajar por nosotros, si los médicos se dedican a curar y no a mendigar, si los medios se dedican a informar, a orientar y a educar, y no a hacer shows para ganar rating. Si a los pobres no los siguen empobreciendo más y si los partidos políticos, los congresistas, los concejales, los diputados y, los que ostentan el poder, no siguen estimulando el odio.

 

Vivirá Colombia si alguna de estas 19 recomendaciones se tiene en cuenta:

1. El país no es ni ha sido inteligente nunca, por tanto, eso de las cuarentenas inteligentes es un embuste. No se puede levantar ninguna cuarentena hasta tanto la curva de contagios realmente se haya aplanado. Las cifras que se muestran a diario han sido objeto de críticas constantes y es muy difícil creer que nos están diciendo la verdad. Entonces, hay que quedarnos guardados en casa hasta que la pandemia se tenga aceptablemente controlada.

2. Para que el país viva de nuevo, no como antes, sino mejor, es urgente que se mitigue la pobreza. Plata sí hay para eso, ahí lo vienen demostrando muchos sectores, y el mismo Gobierno que ha invertido, como debe ser, millonarias cifras para paliar los enormes sufrimientos de los que aguantan hambre y miseria. Que luego no se hagan los de la vista gorda.

3. Tendrá que haber un momento en el cual todos entendamos que la vida está por encima de cualquier cosa. Y ese cambio se dará si la educación empieza también a ser el pilar fundamental que inspire nuestra existencia. Para la muerte, nada; para la vida, todo. Ojalá el ELN, las disidencias de las FARC, los grupos al margen de la ley y todos aquellos que desde la legalidad matan, dejen de hacerlo.

4. Habrá de verse una educación nueva, que entienda que la virtualidad no sustituye lo presencial, pero que es importante y una excelente alternativa siempre y cuando se lleve a cabo como debe ser, pensando que no es un espacio para poner trabajos a los estudiantes a diestra y siniestra, para que después ni siquiera sean revisados. La virtualidad es otra cosa.

5. Los sistemas de salud deberán evaluarse. Tendrán que ofrecer mejores servicios, más humanos, más dignos. Plata hay, lo que se requiere es voluntad. Se necesitan médicos que, como ya lo dijimos, curen, y pacientes que sean más responsables con su uso.

6. La gente deberá entender que los tumultos y las aglomeraciones no pueden volverse a presentar. Está en manos de las autoridades locales y nacionales generar estrategias para que eso no pase. Pero habrá que llevarlas a cabo sin incomodar a la ciudadanía.

7. La economía crecerá si se ofrece a los ciudadanos la posibilidad de tener poder adquisitivo, de lo contrario, crecerán unos y los vulnerables seguirán en las mismas o peor.

8. Se ha demostrado que los subsidios para los servicios públicos se pueden dar a los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3. Hay que continuar con eso. Si se le ayuda a la gente, ella es muy puntual en pagar.

9. Las industrias deberán adoptar todas las medidas para cuidar el medioambiente y evitar más daños. Se demostró que los carros particulares no contaminan tanto como lo hacen ellas o el transporte público y los viejos camiones, luego, es absurdo que se siga persiguiendo a los dueños de vehículos privados.

10. El cemento, como muchos creen, no es la razón de ser de las ciudades. Que hay que construir vías y hacer obras, claro, pero con la consciencia ambiental para proteger la biodiversidad y la vida de las otras especies diferentes a la humana. Está claro que no es talando árboles ni destruyendo ecosistemas como estaremos mejor.

11. Somos muchos. Es hora de que la gente entienda que nos es posible seguir trayendo hijos al mundo a la topa tolondra. Regular los nacimientos no parece una buena idea, lo mejor es tomar consciencia.

12. Lo dijo el papa: “No es tiempo de comprar y producir armas”. Lo que hay que hacer es invertir esos recursos en la salud y en la educación, y lograr con ello combatir la desigualdad.

13. Vivirá Colombia, mejor, si no se roban la plata de los pobres, ni los mercados que les corresponden ni las esperanzas que los mantienen vivos aún. Una depuración de políticos abusivos e infames tendrá que hacerse. Eso se logra con el voto consciente y responsable.

14. El país necesitará darle impulso a las artes. Ha quedado en evidencia que ellas nos salvan, que ellas son el oasis para los que padecen desesperación y angustia. Nuestros artistas también han sido héroes.

15. Como también los miembros de la Fuerza Pública que han sabido las normas y no han abusado de su autoridad. Y los dueños de tiendas de barrios, los domiciliarios, los dispensadores de las droguerías. A todos ellos el país necesita brindarles admiración, respeto, pero, sobre todo, garantías.

16. A nuestros campesinos, que no nos han dejado morir de hambre, hay que cubrirlos con un manto de agradecimiento, pero lo más importante, con una frazada que los aísle del abandono y de la pobreza.

17. El deporte tendrá que transformarse. Los eventos masivos tardarán tiempo en volver. Lo que sí esperamos es que la misoginia se vaya del todo. Los deportistas, todos, hombres y mujeres, requerirán apoyo del Gobierno para seguir dándonos alegrías.

18. El país tendrá que vacunarse contra la xenofobia, contra la discriminación, contra la homofobia, y los que piden solidaridad, deberán ofrecerla primero. Ver a pobres odiando pobres es de una inmensa pobreza humana.

19. Cada vez que nos acordemos que vivimos una amarga experiencia, que nunca antes ninguno de los que aún vivimos habíamos experimentado, tendremos que pensar si queremos retornar a lo mismo de antes o si, por el contario, la COVID-19, pese a todo, sirvió de algo.

Ojalá algo de todo lo anterior pueda llevarse a cabo. Veremos.

 

Adenda: A los mensajeros, a los distribuidores del periódico, a las personas que trabajan en los call centers, a quienes lo hacen en la producción de jabones y desinfectantes, a los enfermeros, a los aseadores de hospitales y de conjuntos residenciales y de vías públicas, a los miles y miles que nos han hecho la vida más llevadera en el encierro obligatorio, solo una palabra, y con signos de admiración: ¡gracias!

 

( 4 ) Comentarios

  1. ReplyPedro Antonio molina c

    Q análisis tan cercano a lo q deben ser lo cambios
    La educación, la salud x encima del vora z apetito del capital

  2. ReplyJuan Carlos Delgado Suarez

    Excelente columna, definitivamente no volveremos a ser iguales ybtebdremos que reinventarnos en la gran mayoría de cosas, lo importante es que aprendamos la lección y a valorar lo poco o mucho que tengamos.

  3. ReplyBernardo Noguera M

    Solo para reconocer esta magnífica Columna. Gracias por compartirla y ojalá los Colombianos podamos entender el mensaje de esta pandemia.

  4. Excelente artículo pero se le olvidó agradecer a los médicos que exponen sus vidas y las de su familia por salvarle la suya

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Mauricio Galindo Santofimio
Comun. Social-Periodista. Asesor editorial y columnista revista #MásQVer. Docente universitario. Columnista de LaOrejaRoja.