Contra la invasión extranjera en Colombia

Opina - Economía

2017-04-29

Contra la invasión extranjera en Colombia

Soy colombiano de Cuba, agradeciéndole a Álvaro Uribe que me decretó colombiano por adopción, a Clara López por juramentarme, y a las muchas buenas personas que he conocido; desde diciembre del 2008 mi familia se multiplicó en millones de hermanos porque Colombia me acogió como un hijo más.

Desde que pisé El Dorado y mientras más me adentro en el país, mi amor por esta tierra aumenta, enamorándome de lo mejor que tiene Colombia: su gente. En Cuba nací y me crié, pero aquí anhelo ser enterrado y de muy viejo, para poder darle a Colombia todo lo que pueda en agradecimiento a lo mucho que me dan.

No me gusta hablar de mí, pero se impone hacerlo, para que entiendan porqué estoy en contra de la invasión de extranjeros en Colombia, quienes a sabiendas de que dañan a miles de familias colombianas siguen empeñados en acabarnos; quien se mete con mi familia lo hace conmigo.

Desde que llegué a este país me la paso trabajando junto a la gente, sin importarme colores políticos, sin excluir, uniéndome a talentos colombianos, compartiendo experiencias, dándole a Colombia, agradeciendo.
Los chinos llegaron a España, quebrando a 7000 comerciantes y empresarios. Ahora están en Colombia dispuestos a quebrar a los 12 mil microempresarios de San Victorino, en Bogotá.

Este sector cuenta con 100 mil habitantes, pero su población flotante alcanza las 400 mil personas. Según Fenalco cuenta con cerca de 2500 comercios, que generan más de 23800 empleos directos. Es decir, más de 5000 familias, muchas de ellas de mujeres cabeza de familia (56% de las que trabajan ahí) obtienen sus sustentos de la estabilidad comercial que puedan tener para dotar de ropas, calzados, artículos para el hogar, juguetes, piñatería, productos que nacen en fábricas colombianas.

Nuestros comerciantes no pueden competir con los chinos, quienes no pagan impuestos y en franca competencia desleal invaden San Victorino acabando con las empresas colombianas radicadas allí.

Y los ecuatorianos le compran mercancía a los chinos para venderlas en los andenes, como comercio informal, sin pagar impuestos, arriendos y toda la carga fiscal que sí asumen los empresarios colombianos.

Sumemos los miles de venezolanos que están llegando cada día, quienes serán más de 1 millón, avalancha que nos caerá por culpa de la cada vez más grave crisis que se vive en Venezuela. Los vecinos tendrán que sobrevivir en Colombia, vendiendo ilegalmente, mercancías llegadas de Cúcuta o compradas a los chinos.

La competencia es desleal porque se está trayendo mercancías a muy bajo precio con la que es imposible competir. El Distrito y el Gobierno Nacional tienen que actuar; empero, este es el resultado de tratados que han terminado acabando con las fronteras, permitiendo cientos de garantías para que toda clase de mercancía ingrese al país sin control.

Eso sin contar con el contrabando que ingresa a Colombia, que según la DIAN, entra por más de 300 puntos y muchos de ellos, con mercancía ilegal proveniente de China; o por la “triangulación” que está ocurriendo desde México con productos chinos, falsificándose certificados de origen para evadir el arancel mixto que grava a las confecciones y al calzado del país asiático.

El incremento del dólar han llevado a que los chinos hayan llegado a Colombia a vender sus mercancías; aumentando entre un 100% y 500% en 2015 y llegando a 1988% durante el 2016.  Esto ha obligado a los comerciantes colombianos a bajar sus precios y manos de obra.

Es preocupante el exagerado precio por locales que son pagados por chinos, los grandes capitales sin declarar, pasaportes con visas turísticas vencidas de quienes luego se quedan a buscar la forma de perjudicar a los empresarios y comerciantes colombianos.

Imagen cortesía de: Semana.com

Y mientras esto sigue pasando, las medidas de fondo que eviten la incursión ilegal del comercio chino, siguen ausentes y por el contrario, la invasión empieza a tomarse nueve puntos más de Bogotá.

Dicen los Congresistas que no pueden legislar sobre este problema. No es cierto. Bien se puede hacer una ley que establezca que sólo extranjeros residentes y/o nacionalizados puedan desarrollar empresas y comercializar en Colombia siempre que no afecten a los empresarios y comerciantes colombianos quienes tienen que ser prioritarios.

Colombia es un país de puertas abiertas al mundo, acogiendo a todas las personas que quieran convivir con este pueblo emprendedor y de altísima calidad humana; pero tenemos que cerrar el paso a quienes se aprovechan de las falencias del Estado, del cáncer de la corrupción que adolecemos amenazando con hacer metástasis, y de las muchas posibilidades que les damos a quienes anhelan colaborarnos en el crecimiento de Colombia.

Una cosa es trabajar con los colombianos por el bien del país, quedarse junto a gente trabajadora y buenas personas, y otra muy distinta es “marranear” y acabar con los esfuerzos de familias colombianas. Colombia es para los colombianos y sus amigos, siempre considerados familia.

 

Roberto Trobajo
Cubano/Colombiano. Director de Cine y Televisión