¡Bienvenidos al pasado!

La “lucha antidrogas” que este gobierno pretende imponer, más que una verdadera contienda contra ese mal, es una absoluta puesta en marcha de decisiones regresivas, represivas y obsoletas.

Opina - Política

2018-10-03

¡Bienvenidos al pasado!

Retorno de un receso en mis habituales columnas en www.laorejaroja.com y me encuentro con que el presidente Duque al fin firmó el decreto que prohíbe la dosis mínima en Colombia, es decir que, ya no como el expresidente Gaviria que nos prometió el futuro —y no cumplió—, implantó su rúbrica en un documento que nos regresa al pasado.

Había prometido que no me referiría al presidente hasta que no cumpliera sus 100 primeros días, pero no puedo hacerme el de la vista gorda con esta “lucha antidrogas” que este gobierno pretende imponer, que, más que una verdadera contienda contra ese mal, es una absoluta puesta en marcha de decisiones regresivas, represivas y obsoletas. Ya nos ocuparemos de otros temas, pasados los tres primeros meses y algo más de esta administración.

Por el momento, hemos de decir que la tal “política integral contra las drogas” ha empezado mal. Quieren volver a la fumigación con glifosato, a sabiendas de los perjuicios que produce en las tierras y en los seres humanos; desean castigar a los adictos, que son enfermos y como tal deben ser tratados; insisten en criminalizar el libre desarrollo de la personalidad que defendió la Corte Constitucional en el año 1994 y que la Constitución Política de Colombia establece en su artículo 16; pretenden acabar con el tráfico castigando a los consumidores y sueñan con hacerle una guerra frontal al narcotráfico más para rendirle pleitesía a los Estados Unidos que con el fin real de erradicar ese negocio.

Es que la lucha contra las drogas fracasó hace mucho rato. La única solución real es legalizarla, pero mientras eso ocurre, que no será ni siquiera en el mediano plazo, es necesario que se piensen otras alternativas distintas a las punitivas y a las mismas que han demostrado que no sirven.

¿Dónde están y en qué consisten las medidas preventivas, educativas y pedagógicas sobre este flagelo? ¿Cuáles son, verdaderamente, las campañas que deben hacerse para contrarrestarlo? ¿Cuáles son las estrategias de las escuelas, colegios y hogares para proteger y cuidar a los niños, jóvenes y adolescentes y para evitar que caigan en el abismo de la drogadicción?

En eso debería concentrarse este gobierno y no en meter a la cárcel a todos aquellos que no actúan como quisiera. Que no actúan como les manda la mentalidad conservadora y retardataria que, parece, es la que está imponiendo en el presidente Duque esas torpes medidas que a nada conducirán, salvo a que crezca el microtráfico, el narcotráfico y la ilegalidad.

Porque todo lo ilegal es lo que produce dinero en este país. La economía básica le enseña a cualquiera que mientras más demanda, más se encarecen los productos y eso es lo que va a pasar con la droga, porque ahora el precio para los consumidores se incrementará y el negocio será “pulpito” para los delincuentes. Es que  toman medidas sin medir…

Y el asunto no es solo porque se crea que todos pueden hacer con sus vidas lo que les plazca, como debe ser. No. El tema va más allá y radica en que los expertos, los que saben, los médicos y otros profesionales, los que han estudiado los efectos nocivos de las drogas, se han opuesto al tal decreto pues consideran que:

“El enfermo requiere de atención integral de carácter psicosocial orientada a reducir el daño, todo lo contrario a estar expuesto a la persecución, lo cual incrementa las prácticas de riesgo, asociadas a contagio de enfermedades, un crecimiento de la criminalidad y el aumento del valor de las sustancias de uso ilícito en las calles”, según dijo al periódico El Tiempo, Hernando Nieto, presidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública, además de recalcar “que en cualquier caso haría falta una capacitación profunda a los policías sobre el problema de consumo de drogas”.

No se trata de oponerse a las medidas del gobierno por oponerse, se trata de hacerlo porque existen estudios y evidencias de personas conocedoras de los temas que, con razón, las controvierten.

 

Es decir, para cualquier individuo que tenga en su cabeza algo más que lo netamente político e ideológico, debería ser razonable que la ciencia y los estudios prevalezcan sobre algunas ideas políticas que, además de anacrónicas, no hacen más que hacernos retroceder como nación.

 

No es más, sino mirar el estupendo artículo de Germán Castro Caycedo frente a la lucha contra las drogas en el cual dice, entre muchas otras cosas, lo siguiente: “Como lo registró la prensa el pasado 10 de agosto, Monsanto, el fabricante, fue condenado a indemnizar al jardinero con 289 millones de dólares, luego de que se comprobó que la causa del cáncer que cubre de llagas el ochenta por ciento de su cuerpo ha sido la utilización de herbicidas, cuyo ingrediente químico principal es el glifosato”.

En consecuencia, esa estrategia de fumigar también es regresiva y perjudicial, pero el presidente Duque le dijo a El Tiempo que “la fumigación aérea se reanudará lo más pronto posible”.

Pero hay más declaraciones, de los que saben, sobre el decreto de decomiso de la dosis mínima. Por ejemplo, el exministro de Salud, Alejandro Gaviria, afirmó para un artículo de la revista Arcadia del pasado 11 de septiembre:

“Mi posición personal es que esta medida que se dirige a desincentivar el porte de estupefacientes en espacios públicos y, por ende, su consumo en estos sitios, es adecuada siempre y cuando haga parte de una política integral de lucha contra el consumo de estupefacientes que incluya también estrategias preventivas al consumo y un enfoque de salud pública hacia la población adicta”. Y como hemos advertido, las estrategias preventivas brillan por su ausencia.

Po su parte, Isabel Pereira, coordinadora de Investigaciones de Política de Drogas en Dejusticia, en declaraciones a Caracol radio, afirmó que: “El decreto deja un amplio grado de discrecionalidad de la Policía, como está redactado, básicamente lo que dice es que el agente podrá requisar a quien considere puede estar cometiendo una infracción, y la Policía misma ha dicho que, por ejemplo, perfilan a personas que tienen tatuajes o encuestas han mostrado que la Policía sigue a personas de ciertos barrios en estratos 1 y 2 que están vestidas de cierta manera”.

¡Imagínense los abusos que pueden venirse encima y la estigmatización de la cual podrían ser víctimas muchas personas! Porque sabemos, por desgracia, que en Colombia a la gente más humilde, al pobre y al desprotegido es al que más le caen para castigarlo, pero no para educarlo. Y sabemos, además, que muchos desmanes de la Fuerza Pública se han visto.

 

Educación, presidente Duque, y no represión, es lo que se necesita para luchar contra las drogas, mientras se legalizan.

 

¿Cómo se le ocurre, entonces, bajarle el presupuesto a ese rubro y aumentárselo a la guerra? ¿Usted cree que está bien, o es porque a alguien más le parece que eso es lo correcto? Está a tiempo de reflexionar y de enmendar sus primero errores, presidente. Por favor, no sea retrospectivo.

Adenda

No es bueno que los jueces y magistrados ventilen su dolor en los medios de comunicación. Se entiende que son seres humanos que tienen todo el derecho a defenderse de los ataques a los que, dicen, se ven sometidos, pero a ellos les corresponde proferir sentencias basados en la ley y no caer en las triquiñuelas de los acusados e investigados. Podrían ser víctimas y presas fáciles de quienes, como ellos mismos lo aducen, están orquestando campañas de desprestigio en su contra.

 

Foto cortesía de: Semana.

( 4 ) Comentarios

  1. Replyfernando calvo sanchez

    Estamos volviendo a los años 1964 donde todos creían como AHORA que todo es como dice el Patrón de Allá y el Patrón de aquí con su muñeco; en 10 años veremos un retroceso en lo político y mental de medio siglo y cuando despertemos de la anestesia será Tarde.
    Pero no importa la generación dorada ya no estará !!

  2. Esa política de decomisar la dósis mínima de droga
    y persecución al adicto será un rotundo fracaso y
    empeorará la corrupción en la policía y el enriquecimiento
    del jíbaro, pues venderá el doble. Está claro, la única
    solución es la legalización y la educación.

    • Que mala memoria que tenemos. Volvemos a caer en lo mismo. Lo peor es que aparte de quejarnos no podemos hacer nada mas.

  3. ¿Qué busca Iván Duque con la prohibición de la dosis mínima?, ¿que ésta se encarezca?

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Mauricio Galindo Santofimio
Comun. Social-Periodista. Asesor editorial y columnista revista #MásQVer. Docente universitario. Columnista de LaOrejaRoja.