Barranquilla, ciudad de espejismos

En los medios tradicionales se debate poco o casi nada sobre los casos de corrupción en la construcción del megatanque de Barranquilla, el desmonte y luego apropiación de los recursos de la empresa de servicio Triple AAA, o el alto endeudamiento adquirido por el Distrito hasta 2035 para contratar obras, lo que contribuirá con el incremento sostenido de los impuestos.

Infórmate - Corrupción

2022-04-06

Barranquilla, ciudad de espejismos

Autor:

Miguel Prieto

 

Los dirigentes del charismo han vendido a Barranquilla como una ciudad pujante y de primer nivel sobre todo en el eje de infraestructura urbana y desarrollo del Malecón, parques, avenidas e instalaciones deportivas. Desarrollismo puro disfrazado de progreso.

La otra cara de la moneda indica que este desarrollo se ha levantado sobre la celebración de negocios turbios manejados por el Clan Char, que se ha apropiado de las rentas públicas no solo de la capital del Atlántico sino de todo el departamento.

Una gestión de gobierno y de ciudad construidos sobre el clientelismo y la corrupción durante casi dos décadas. Como escuderos, los Char cuentan con una red amplia de medios de comunicación regionales dispuesta a exaltar su legado y a callar siempre su lado más deshonroso.

Otro debate secuestrado o poco expuesto es la permanente mercantilización de la ribera del río Magdalena y la Ciénaga de Mallorquín, al servicio de las contratistas pero de espaldas al medio ambiente y los sectores más pobres del departamento.

¿Qué dicen las cifras?


Las cifras de los últimos meses dan al traste con el espejismo de la ciudad charista. Primero que todo en temas de pobreza y desigualdad Barranquilla comenzó a repuntar.

La Encuesta Pulso Social (DANE) del último trimestre de 2021 así lo demuestra: 51,6 % de las personas jefes de hogar en el área metropolitana (AM) de Barranquilla afirmaron que la situación económica actual de su hogar es «peor» o «mucho peor» comparada con la de hace un año, esto es 5,7 puntos por encima de otras 23 ciudades del país.

En la encuesta se les preguntó a los jefes de hogar y cónyuges cuántas comidas diarias consumieron en su hogar en los últimos siete días. La respuesta fue alarmante: solo 33,9 % de las personas afirmaron que consumieron tres o más comidas diarias.

La encuesta digital de Barranquilla Como Vamos de noviembre de 2021 se acerca a la del DANE: 36,5 % de los encuestados afirma que las cosas en la ciudad «van por mal camino», mientras que 33,9 % respondió «ni mal ni bien»; 19,95 % asegura que su situación económica «ha empeorado» durante el último año y para 24,8 % de los consultados «ha empeorado mucho».

De los consultados, 50 % se considera pobre, 42,4 % estima que los ingresos actuales alcanzan para cubrir lo mínimo, mientras que durante el último año 53,2 % perdió su empleo. Y una variante también recogida por el DANE: durante el último mes 51,4 % de los consultados respondió que en su hogar se comió menos de tres veces al día por falta de alimentos.

En materia de seguridad, a la pregunta de «¿qué tan seguro se siente en Barranquilla?»: 53,4 % respondió «nada seguro» y 22,1 % seleccionó «inseguro».

Al cierre de 2021, la ciudad superó las cifras de homicidio y violencia de los últimos cuatro años, según expertos consultados por RCN Radio entre los que destaca el Observatorio de Seguridad Ciudadana de UniNorte. Esto se traduce en que el índice de criminalidad en Barranquilla durante 2021 se acercó al escenario registrado durante 2017.

Ya a principios de febrero del presente la Unión Nacional de Comerciantes (Undeco) del Atlántico denunció que 50 negocios habían cerrado víctimas de extorsión.

 

Cuestión de enfoques

El tema de Barranquilla no solo es de cifras sino de enfoques e interpretaciones. El charismo y un sector del Atlántico defiende ciegamente el modelo de ciudad que han venido desarrollando durante los últimos 20 años; aunque la pobreza, desigualdad, inseguridad y violencia se han apoderado del área metropolitana del distrito.

En cuanto a seguridad y orden público el Gobierno nacional y la gestión de Pumarejo se han inclinado por la aplicación de medidas policivas como el aumento del pie de fuerza de la Policía y la presencia militar sin que esto haya dado resultados significativos.

Mientras que los expertos en temas de seguridad de la región indican que el incremento de los homicidios, robos, extorsiones entre otros delitos se debe a la disputa territorial de los carteles de drogas. También señalan los estudios que la falta de oportunidades para los jóvenes hace que estos se integren a las redes criminales que se disputan el poder.

Habría que agregar que desde 2018 la Sala de Justicia y Paz del Tribunal de Barranquilla viene advirtiendo al Gobierno sobre la reincidencia de paramilitares en el Caribe. Un coctel peligroso para un departamento que fue epicentro del paramilitarismo, cuyo objetivo principal fue acabar con el liderazgo estudiantil de las universidades, el sindicalismo y la defensa de los derechos humanos.

Lo que se puede concluir es que Barraquilla, lejos de ser una ciudad pujante, se hunde cada día en la pobreza, sus jóvenes sin oportunidades comienzan a desfilar por la carrera criminal, mientras que el paramilitarismo y el narcotráfico se apodera del Distrito y el departamento.

Es claro que la política económica y de urbanidad desarrollada por el charismo no solo ha sido errada y corrupta (hasta superficial porque el servicio de electricidad y agua sigue siendo pésimo), sino excluyente y ajena a lo que sucede en las calles. Todo lo anterior, sin lugar a dudas, deja a Barranquilla como una ciudad de espejismos.



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Miguel Prieto
Periodista colombo-venezolano, egresado de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.