Escenarios de segunda vuelta en la carrera por la rectoría de la UdeA

Fredy Chaverra

 

Columnista 

 

Las cartas están sobre la mesa: Natalia Gaviria SÍ es la candidata del gobernador Andrés Julián Rendón (aunque en campaña solo le faltó negar ese apoyo jurando sobre la memoria de su “sagrado” padre); al rector-candidato, John Jairo Arboleda, SÍ le funcionó la estrategia de presionar la “tenaza burocrática” y sin problema refrendó el resultado de una  cuestionada consulta interna, y John Mario Muñoz, SÍ mantuvo el respaldo del Gobierno nacional.  

Al cementerio pasan (por el momento), las candidaturas de Carlos Fernando Arroyave, Elvia María Gonzáles, Luquegi Gil Neira, Ramón Mesa, Jaime Andrés Cano, Javier Darío Fernández y Lina María Muñoz.

De cara a una segunda vuelta en el proceso de designación rectoral, fijada para el 2 de abril, concibo tres escenarios posibles.

Los estamentos: ¿un terreno en disputa?

El rector-candidato revalidó los resultados de la consulta interna y sumó el voto de los profesores, egresados y directivos; sin embargo, resulta tan necesario como pertinente precisar que el 78% de la comunidad universitaria que participó en esa consulta no está de acuerdo con su continuidad, este no es un dato menor, resulta pertinente visibilizarlo.  John Jairo Arboleda no “ganó” con un respaldo de opinión, para nada, porque ante la dispersión de los estamentos entre varias candidaturas, solo le bastó con movilizar su maquinaria burocrática para hacerse al primer lugar. No “ganó” en la opinión.

Ahora bien, en perspectiva de la segunda vuelta, esos respaldos, al menos, los de egresados y directivos, podrían convertirse en un terreno en disputa, ya sea favor de Gaviria (lo cual dudo) o de Muñoz, esto porque el acuerdo tácito de respetar a rajatabla los resultados de la consulta solo resulta vinculante en la definición dada por los profesores. Aunque seguro Arboleda apretará con firmeza la “tenaza burocrática” para evitar a toda costa ese desplazamiento.

Por el momento, parece que el rector-candidato no se ha hecho de buenas migas con el gobernador o con el presidente, así que valdría la pena que los estamentos reflexionaran (más allá de la maquinaria burocrática de Arboleda) sobre el futuro del Alma Mater, especialmente sobre los recursos que se necesitan para atender a una Universidad en crisis (y los recursos los tiene es el Gobierno nacional) y sobre el rol mismo de la Universidad en la discusión a la reforma a la Ley 30 (algo en que el actual rector ha pasado de agache entre todos los rectores del país).

¿La negociación entre los Johns?

En las contiendas políticas se fijan adversarios y desde el arranque de este convulsionado proceso de designación emergió un adversario de talla mayor: el gobernador Andrés Julián Rendón. El mismo que busca avanzar hacia una toma hostil de la Universidad y que solo la ve desde la óptica de la estigmatización -no hay que olvidar que afirmó en una entrevista en Revista Semana que como cabeza del Consejo Superior le respiraría en la yugular-, ya queda claro que la candidata Gaviria (que en campaña lo negó hasta el cansancio) es su ficha en esa pretensión, y en ese escenario, desde la perspectiva del Gobierno nacional, el rector-candidato podría figurar como un adversario menor.  

Una eventual alianza entre John Jairo y John Mario podría propinarle una derrota certera a la toma hostil que quiere emprender el gobernador, pero ese escenario no pinta razonablemente viable; primero, porque como ya advertí el 78% de la comunidad académica que participó en la consulta no quiere la continuidad; segundo, porque un rector que figuró en el empalme de Federico Gutiérrez, quien, no dudó en presentarlo como “la representación de lo que queremos como gobierno” no podría generar más que suspicacia; y tercero, porque John Mario ha sido bastante crítico de esa administración.

Hasta no me resultaría extraño que Arboleda le sonsaque los respaldos a Natalia Gaviria, pues ya ha demostrado su pragmatismo y capacidad para adaptarse al poder de turno

¿Entonces podría John Jairo declinar a favor de John Mario?, no sé, lo dudo, el ego que lo llevó a buscar otro periodo, a sabiendas de su desgaste, los cuestionamientos por su “quietud” en medio de la crisis por Violencias Basadas en Género, y la forma como viene apretando la “tenaza burocrática” para asegurar apoyos internos, me llevan a dudarlo. Su lógica de campaña fue la del poder para poder.

La indecisión que mueve el cementerio

Si de la segunda vuelta del 2 de abril no sale humo blanco y las posiciones antes se radicalizan, llevando lo que inicialmente se concibió como un pulso entre dos: el presidente y el gobernador, a un pulso entre tres: el presidente, el gobernador y los estamentos, se podría caer en una indecisión que mueva el cementerio al cual cayeron las candidaturas que sucumbieron en primera vuelta.  

Si la universidad cae en una interinidad peligrosa, y se paraliza en la incapacidad de llegar a un acuerdo entre los sectores en disputa, todavía habrá otros siete candidatos (si a ese momento no se ha bajado alguno de la carrera) ansiosos de sumar apoyos.

Personalmente, es un escenario que no me gusta, pero la universidad tampoco puede quedar acéfala ante la incapacidad de llegar a un acuerdo.

Solo basta anotar que las cartas mas no la estrategia están sobre la mesa, y sí, y lo vuelvo a repetir, Natalia Gaviria SÍ es la candidata del gobernador, y soy insistente en ello porque ella me lo negó, y sí así hace campaña…

Lo que sigue para el futuro del Alma Mater es una negociación pura y dura, y solo veo dos caminos: o se elige al candidato que garantice el presupuesto desde el Gobierno Nacional y la centralidad de la Universidad en la próxima discusión a la reforma a la Ley 30, es decir, John Mario Muñoz, o se elige a una candidata que en público negaba un apoyo que en privado sí aceptaba, es decir, Natalia Gaviria.

Y al rector John Jairo Arboleda Céspedes no lo veo como un camino, porque su continuidad en el cargo solo representaría más de lo mismo, más desgaste y más desidia.

Amanecerá y veremos.

El 78 % de los votantes en las consultas para la rectoría de la UdeA no quieren re-reelegir a Jhon Jairo Arboleda

Columnista:

Ían Schnaida

 

El 12 de marzo de 2024, Jhon Jairo Arboleda Céspedes no ganó la consulta rectoral de la Universidad de Antioquia. En su lugar, se impuso una maquinaria que ha estado presente en la Alma Mater durante más de 20 años. La candidatura de Arboleda, quien ha ocupado el cargo durante seis años y busca otros tres, ha generado preocupaciones sobre la imparcialidad del proceso. Su condición de rector/candidato le otorgó acceso a la estructura institucional para movilizar recursos y obtener votos, lo que ha sido percibido como un uso indebido de los recursos públicos y una práctica que alimenta la percepción de clientelismo y favoritismo en la Universidad.

Dada la carencia de mecanismos de regulación de los procesos de democracia en la Universidad, en particular los relacionados con la designación de rectores, decanos y directores, varios jefes de dependencias y de multicampus, de forma explícita o tácita, adelantaron acciones para la segunda reelección de Jhon Jairo. No solo él se presentó como candidato, sino que varios de los integrantes de su administración participaron como equipo de campaña en Medellín y en las regiones en las que la Universidad tiene presencia.

El tema no sería preocupante si el equipo del rector/candidato no tuviera acceso a todas las bases de datos de estudiantes, profesores y administrativos de Medellín y regiones, si Arboleda no tuviera lugar en el Consejo Superior Universitario, órgano que llevará a cabo la designación rectoral, y si algunos integrantes del actual equipo rectoral, que lidera Arboleda Gómez, no tuvieran participación directa en el proceso de designación, como la Secretaria General y el Director de Planeación y Desarrollo Institucional, quien a su vez es jefe del Director de la División de Gestión Informática, dependencia que realizó la consulta.

¿Se puede ser juez y parte de un proceso en el que se compromete la propia continuidad en un cargo que tiene un presupuesto de casi dos billones de pesos?

 

Sobre los resultados de las consultas 

El 12 de marzo, a las 6:00 p.m., cerró la consulta universitaria en la que participaron estudiantes, profesores, egresados, administrativos y jubilados. Durante todo el día, ingresaron 12 571 personas para dar su voto por 3 candidatas y 7 candidatos. Y muchas otras no pudieron ingresar porque la plataforma presentó problemas. Sin embargo, a las 6:01 p.m. sucedió un evento del que no se tenía registro en la Universidad en el desarrollo de este tipo de consultas: se cayó el sistema por más de una hora y fue necesario reiniciar el servidor para acceder a los resultados. La respuesta que dio la Secretaria General Olga Lucía Lopera fue la siguiente: “No hubo ningún tipo de intervención en el aplicativo durante ese tiempo y el proceso fue transparente”.

Resulta revelador el desenlace de la consulta rectoral, en el cual se manifiesta la incapacidad administrativa de garantizar procesos en la confiabilidad tecnológica, la cual debe ofrecer exactitud y celeridad en los procesos institucionales. Luego de la larga caída del sistema, se presentaron los siguientes resultados: Jhon Jairo Arboleda Céspedes (2822 votos), Elvia María González Agudelo (2086 votos), Natalia Gaviria (1802 votos), Jhon Mario Muñoz (1524 votos), Luquegui Gil Neira (1330 votos), Ramón Javier Mesa (977 votos), Voto en Blanco (874), Jaime Andrés Cano (559 votos), Lina María Muñoz (365 votos), Carlos Fernando Arroyave (135 votos), Javier Darío Fernández (97 votos).

El 78 % de las personas que participaron de la consulta pronunciaron su deseo de cambio, frente a un 22 % afincado en la obsolescencia de la maquinaria. Está claro que este último porcentaje no expresa las mayorías de una comunidad universitaria, solo una porción. 

La caída del sistema, por un lado, demuestra la desatención humana que debería procurar confianza y legitimidad en estos eventos de reivindicación democrática. Por otro lado, expresa, pese a las irregularidades ya señaladas, la inconformidad de la comunidad (78 %) con la posible continuidad de la gestión del actual rector John Jairo Arboleda Céspedes.

De hecho, uno de los profesores que actuó como veedor de las consultas, sostiene que: “Se había preguntado desde antes de la consulta si el sistema tenía la fortaleza y capacidad; la pregunta fue descartada como improcedente con arrogancia y sin rigor. Se solicitaron otras pruebas técnicas por diferentes candidatos y sus delegados y estas fueron negadas. Se pidió información y esta fue confusa. Y quizá ese es el panorama de la consulta: confusión”. 

Lo que sí es claro es que mientras Arboleda Céspedes presentaba sus ideas en los foros, diferentes grupos expresaron su malestar acerca de una posible reelección. Por ejemplo, en el Teatro Camilo Torres, un grupo de subrogados, solicitaron explícitamente la no designación de tres candidatos: Jhon Jairo Arboleda Céspedes, Ramón Javier Mesas Callejas y Luquegui Gil Neira. En otros espacios como el foro de estudiantes y el de mujeres y disidencias sexuales y corporales, también se cuestionó la gestión y el proceder del rector frente a asuntos como el Bienestar Universitario, las Violencias Basadas en Género y su ausencia en la vida cotidiana de la Universidad.

Solo queda el deber ético y político de oponerse a la re-reelección y de convocar a la reflexión profunda para propiciar el cambio que la misma consulta pone en evidencia; nos urge un itinerario rectoral en riqueza de argumentos y horizontes prometedores para una educación en intolerancia de la mentira y en defensa de la verdad.

La realidad actual de la Universidad de Antioquia es un fiel reflejo de la insostenibilidad de Arboleda en el cargo, pues aunque esta administración no ha destruido nuestra larga trayectoria de excelencia académica e investigativa, sí se comienzan a notar síntomas preocupantes que deben analizarse: un desfinanciamiento estructural de más de 340 mil millones, unos estados financieros que reflejan, para 2023, una pérdida de $53 mil millones, una deserción estudiantil que ronda el 50 %, baja participación de estudiantes y egresados en los cuerpos colegiados, un deterioro de los espacios de aprendizaje (aulas y laboratorios) y de los espacios de alimentación y esparcimiento, el aumento descontrolado de las ventas informales y del comercio de licor y estupefacientes, aumento de la contratación tercerizada y del número de sindicatos de empleados y profesores y de sus reclamos por la dignificación de sus condiciones laborales. Todo lo anterior, sumado al incumplimiento en la mayoría de las metas globales fijadas en el plan de desarrollo 2017-2027, son señas claras de que las cosas no van bien.

Urge un nuevo equipo de trabajo en la rectoría de la UdeA que pueda devolverle la confianza a la comunidad universitaria y retomar la idea de la educación superior como proyecto colectivo.

 

501 motivos para NO creerle a Quintero

Columnista 

Fredy Chaverra 

No quisiera que esta columna amplificara la más reciente puesta en escena en el renovado “Show de Fico”, para nada, el alcalde Federico Gutiérrez -por el cual no voté, nunca votaría y jamás pensaría votar- viene ajustando cuentas con un pasado que dijo ser futuro, y tal como lo prometió en su lánguida campaña, ahora está usando todas las herramientas disponibles a su alcance para destruir mediáticamente a su antecesor. Nada nuevo. La política cuando se ve concibe desde el revanchismo se mueve por las lógicas de la destrucción y la venganza.

Pero, si quisiera que esta columna, la primera que le dedicó al exalcalde Daniel Quintero desde la estruendosa derrota de su candidato-títere, se convirtiera en un alegato adicional para que los incautos que no vivieron la podredumbre moral que representó la Medellín Futuro no se dejen engañar por el prospecto a dictadorzuelo que por estos días dizque anda preparando una “propuesta de futuro para el 2026”.

Personalmente, no me cabe en la cabeza que Quintero tenga posibilidades de cara al 2026, me resulta cuando menos patético, no solo porque su alcaldía destruyó los posibilidades de cualquier proyecto político que se precie de izquierda o alternativo en la ciudad (ahora reducido a la solitaria curul en el Concejo), sino porque su cola es bastante larga, y todavía, no tenemos claridad en qué terminarán las decenas de denuncias sobre supuesta corrupción que involucran a los principales alfiles de su gobierno.

Porque con Quintero ascendió al poder una pequeña camarilla de fanáticos que nunca pensó que llegaría tan lejos, algunos, se deslumbraron con el erario y vieron la oportunidad de “organizar” su vida en un par de años, ahora, posan de nuevos ricos con estilos de vida que ni siquiera disimulan en la fantasía de las redes sociales, les fue muy bien e “hicieron platica”; y otros, con más pudor y vergüenza, cargan con el lastre de un gobierno cuestionado y acusado de corrupción desde todos los frentes.

Aunque no deja de resultar curioso que Federico Gutiérrez, el pésimo alcalde responsable de despejarle el camino a Quintero en las elecciones de 2019, ahora diversifique su show para presentarse como un adalid en la lucha contra la corrupción, ni más faltaba, ese papel no le queda bien, ya que, en su primera alcaldía lo que le faltó fue control político, escrutinio mediático y acción de veedurías “empoderadas”, algo que sí tuvo Quintero con creces y que esperamos que el Fico versión 2.0 también tenga.

Sí destaco que el Fico 2.0 cumpla con su reiterada promesa de campaña y someta la fallida administración Quintero a toda la trazabilidad de una auditoria forense que, por el momento, arroja 501 hallazgos, también resulta importante que el Distrito se asuma como víctima en los diferentes proceso ante los entes de control y tenga una participación que vaya más allá de una puesta en escena en un show vengativo. Porque Medellín y el país deben conocer los alcances de una camarilla que llegó al poder y dejó tras de sí un entramado pestilente de “supuesta” corrupción.

Y si el resto del país es ingenuo -porque con la paliza electoral que sufrió el candidato-títere de Quintero el pasado 27 de octubre quedó claro que en Medellín no tiene mayor respaldo- y le come cuento al que vende futuro para gobernar con quienes tienen al país condenado al pasado, pues vale la pena darles motivos para que lo duden, y no son 501, son más. 

Porque de independientes NADA y de honestos pocón, pocón, yo les creí y me equivoqué, ahora, solo me queda advertir que con Quintero en cualquier espacio de poder NUNCA habrá futuro.  

Cuidar la fiesta, cuidarnos todos: Un llamado a la responsabilidad y la inclusión en los festivales y eventos

En un mundo lleno de coloridas celebraciones y vibrantes festivales, la diversión nunca parece tener fin. Pero, ¿qué pasa cuando la emoción nos hace olvidar nuestra responsabilidad hacia nosotros mismos y los demás? Es hora de hablar sobre la importancia de vivir las fiestas de manera consciente, cuidándonos mutuamente y construyendo un ambiente seguro para todos.

Comencemos por nosotros mismos. Antes de festejar, es crucial estar conscientes de nuestros límites y cuidar de nuestro bienestar físico y emocional. ¿Cómo hacerlo? 

 

Cuida tus pertenencias

Ten tu celular y billetera en un lugar seguro. Sea cual sea el lugar en el que nos encontremos, siempre existe la posibilidad de que puedas perder o alguien pueda hurtar tus cosas. Ten en cuenta que, al tratarse de espacios multitudinarios, el riesgo incrementa. 

 

Sé consciente que debes volver a casa 

Contrata un transporte seguro y evita estar en un estado de alteración que no te permita decidir con claridad sobre la mejor manera de cuidar el retorno al hogar; además, evita ir solo, es importante tener un grupo de apoyo y cuidado común.

 

Obligación compartida 

Así como es responsabilidad de los organizadores propender por un espacio seguro contra el abuso y el acoso, también es nuestra obligación cuidarnos y cuidar a las personas que habitan la fiesta. Procura estar pendiente de la seguridad propia y de las personas que te acompañan. 

Los organizadores de eventos y los artistas también desempeñan un papel crucial, pues a ellos les compete implementar y exigir políticas de tolerancia cero hacia el acoso, la discriminación y la seguridad de los asistentes; proporcionar recursos de apoyo y capacitación para el personal, y fomentar la diversidad en la programación y la representación.

 

Conoce tus límites

Si bebes alcohol o consumes sustancias psicoactivas, hazlo con moderación y nunca te excedas; además, conoce los factores de riesgo y las recomendaciones para el consumo de tus dulces durante la fiesta; de ser posible, puedes utilizar servicios como el de Échele Cabeza, un proyecto que busca  generar  y difundir  información  sobre  Sustancias Psicoactivas (SPA) para la reducción de riesgos y daños, orientado a promover y fortalecer la capacidad de decisión y respuesta. 

 

Respeta el espacio personal de los demás y sé amable 

La diversión no debería venir a expensas de otros. Si ves a alguien en apuros, ¡no pases de largo! La responsabilidad personal y la solidaridad son los primeros pasos hacia una experiencia de festival más positiva y significativa. 

 

Fiesta diversa

En la última década, hemos sido testigos de una creciente conciencia sobre la importancia de la inclusión y el respeto por la diversidad sexual en la escena de la música electrónica. Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. Es fundamental que todos nos comprometamos a crear un ambiente seguro y acogedor para cada individuo, independientemente de su identidad de género, orientación sexual, origen étnico o cualquier otra característica que nos haga únicos.

Vivir fiestas donde nos cuidemos entre todos no solo es una necesidad, sino también un acto de amor y solidaridad hacia nuestra comunidad. Al priorizar el bienestar colectivo sobre el individualismo, podemos construir un entorno donde cada persona se sienta protegida en el espacio de la música. No se trata solo de divertirse, sino de construir comunidades más fuertes y solidarias.

Si vas a ir a Orígenes Festival este fin de semana, no te olvides de que te esperan muchas horas de baile, así que es importante alimentarse adecuadamente para mantener tu energía durante toda la celebración y mantenerte hidratado junto a tu grupo de amigos. Asimismo, no olvides descansar lo suficiente para recargar energías y evitar el agotamiento.

 

Candidatos a rector de la UdeA enfrentan cuestionamientos de encubrimiento de violencias de género

Columnista:

Ían Schnaida

 

Desde la coyuntura de la designación del nuevo rector o rectora, dos temas cruciales han emergido: las violencias basadas en género y la desigualdad e inequidad que permea la democracia universitaria, lo que arroja serias dudas sobre algunos candidatos en cuanto a la idoneidad para liderar una institución que busca ser un referente en temas de igualdad y justicia.

Una crisis que venía creciendo se agudizó en 2022 con la explosión de denuncias por violencia de género en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, desencadenando un efecto dominó que paralizó a toda la universidad durante tres meses. A pesar de este momento crítico, las respuestas de las autoridades han sido insuficientes y, en muchos casos, negligentes. El rector/candidato Jhon Jairo Arboleda, cuestionado por su falta de acción y empatía hacia las víctimas, parece querer dejar en claro que las violencias de género no ocupan un lugar prioritario en su agenda, la cual busca extender un período más. [Lee Game of rectores, UdeA] 

En el caso del rector/candidato, que solo reaccionó ante la presión de la Asamblea General, parece no dimensionar que la Ruta Violeta, que supuestamente atiende las violencias basadas en género, no soluciona el problema, que sigue latente; más cuando la misma ruta presenta fallas y es revictimizante, dado que el acceso a la justicia para las víctimas sigue comprometido. Además, las represalias contra denunciantes van en aumento sin que la administración de Arboleda haya actuado con contundencia para proteger la las víctimas y acompañantes que se atreven a denunciar, según relatan integrantes de diferentes estamentos de la Universidad, cuyos nombre reservamos por su seguridad frente a las represalias de las que pueden ser objeto. 

Al preguntarle a Arboleda sobre esto, nos respondió que: “De manera permanente se adelantan acciones de monitoreo y mejora continua (de la Ruta Violeta) con el propósito de identificar y clasificar las barreras que no son reportadas por las personas que activan y usan la ruta. Así mismo, el protocolo y la ruta son constantemente divulgados con el objetivo de lograr una mayor apropiación y, por lo tanto, de garantía de aplicación adecuada»; pero las fuentes consultadas sostienen que antes de que estallara la crisis en el 2022, se hicieron públicas las denuncias por la omisión institucional y la insuficiencia de la Ruta Violeta. Después de esto no pasó nada hasta que se llegó a la situación de crisis y se requirió un paro universitario de tres meses para que el rector se comprometiera con el tema. 

Durante el último año, las colectivas, mediante comunicados y denuncias públicas, han denunciado que la Ruta Violeta sigue siendo insuficiente, que persisten las acciones revictimizantes, que los procedimientos disciplinarios no han favorecido el acceso a la justicia, especialmente porque un procedimiento puede durar años sin que haya una sanción; además, los hombres con orientación sexual y de género diverso, no han contado con representación jurídica en los procedimientos sancionatorios, lo que se constituye en discriminación, revictimización e incumplimiento del acuerdo al que el rector llegó con la Asamblea General de Estudiantes para levantar el paro. “Las VBG siguen ocurriendo, las medidas de prevención son insuficientes, las represalias en contra de las denunciantes y otras personas que las acompañan y apoyan no han sido atendidas por la administración”, sostiene una de las fuentes. 

En la actual campaña, Jhon Jairo Arboleda aparece en debates sin reconocer las fallas en la Ruta Violeta, como si el problema estuviera resuelto con medalla a los pioneros —como lo hizo ver en su carta de respuesta que pueden leer acá; algo que es cuestionado por las denunciantes como omisión, encubrimiento y permisividad en los deberes que tiene la administración, pues estos problemas en la ruta facilitan que sigan ocurriendo las violencias.

Así, Jhon Jairo Arboleda ha mostrado ser un rector que ha hecho lo que públicamente le ha tocado hacer, pero sin un compromiso real con la eliminación de estas violencias. 

 

El caso de la Facultad de Derecho

El candidato más cuestionado por estas violencias es Luquegi Gil Neira. De hecho, un profesor que ha asistido a todos los foros de esta campaña le ha realizado la misma pregunta: “Hace 7 años yo a usted en un foro le advertí sobre la grave situación de violencias basadas en género —VBG— en la Facultad (de Derecho), antes de ser decano, ¿usted qué hizo o dejó de hacer?” 

Él siempre contesta: “yo lo primero que hice fue preguntar si había denuncias y no había ninguna”, algo que, para las víctimas que decidieron hablar con este medio, es algo absolutamente ofensivo y desconocedor de que quienes denuncian no tienen garantías para hacerlo sin represalias. 

En la Facultad de Derecho no eran nuevas las violencias de género. Quienes llevan más tiempo laborando allí sostienen de los abusos de las “vacas sagradas” contra estudiantes, trabajadoras y docentes. Incluso, las denunciantes sostienen que la comunidad académica de la Facultad sabía de amigos cercanos del exdecano Luquegi como perpetradores de abusos contra las estudiantes. Para las víctimas, cuando Gil Neira asumió como decano, la gestión que hizo de las violencias se puede calificar como una gestión cómplice y encubridora, teniendo en cuenta, además, la violencia institucional que se ejerció desde su administración contra denunciantes. Algo que es vox populi. 

Al respecto, consultamos a Gil Neira y sostuvo que: “desde la Facultad se impulsó la discusión de los protocolos que se tenían que implementar para erradicar las VBG y fue como dependencia que asumimos esa tarea de liderazgo. Conformamos uno de los primeros comités de género por facultades”, al respecto, las colectivas dicen que “él (mismo) se nombró como presidente” de ese comité y que “pasados alguno meses, integrantes del mismo no volvieron a participar del comité porque servía para encubrir denuncias en contra de amigos del decano. Este comité dejo de funcionar y después de la crisis de VBG se creó otro por iniciativa de la Asamblea de Mujeres y Disidencias de la Facultad”. 

De igual modo, sostienen que no es cierto que Gil Neira haya asumido el liderazgo para formular protocolos; sino que se trató de un protocolo realizado en el Consultorio Jurídico para cumplir con la exigencia de una entidad externa con la que se tenía un convenio para un centro de prácticas.

También está el caso de un profesor no binario que se sumó al respaldo de estudiantes de la Facultad de Derecho que denunciaban VBG y simplemente no volvió a ser contratado. Al respecto, el exdecano respondió que “una de las exigencias era que se debía garantizar el principio de que la víctima no debía ser expuesta a encontrarse en los espacios con su agresor. Y el profesor en cuestión fue denunciado precisamente por una violencia basada en género por una profesora”. 

Ante esto, las colectivas sostienen que “una profesora y un profesor lo denunciaron por violencias basadas en género, ambos cercanos al decano. El contexto de las denuncias implica una situación de acoso laboral y hostigamiento en contra del profesor, lo que llevó al movimiento de mujeres y disidencias sexuales a considerarlo como una víctima de segundo orden. El profesor a su vez interpuso las denuncias respectivas ante la misma autoridad disciplinaria”. 

La Asamblea Multiestamentaria de Mujeres y Disidencias presionó para que las denuncias que se pusieron en la Facultad de Derecho fueran llevadas a la Unidad de Asuntos Disciplinarios, pero allá están hace año y medio, en trámite, sin que se conozca ningún tipo de sanción o decisión aún. Es una unidad desbordada.

Aún así, hoy Gil Neira aparece en campaña como el candidato que más apoyará los asuntos de género y el que más ha hecho por estos asuntos en la Universidad. 

 

La violencia no se detiene en los pasillos de la Universidad

En redes sociales también se han visto campañas difamatorias y ataques, especialmente contra las candidatas mujeres, Natalia Gaviria y Elvia María González, como una manifestación más de la misoginia arraigada en la institución. Los simpatizantes de los candidatos cuestionados han desplegado una campaña sucia que busca minar la credibilidad y el liderazgo de estas mujeres, socavando así su legítima aspiración a ocupar una rectoría que NUNCA, en 220 años de historia, ha tenido una mujer a la cabeza. 

A estas dos candidatas las han acusado de tener vínculos con el gobernador, a quien es considerado una amenaza para la U, las han acusado de instrumentalizar los reclamos de las mujeres y disidencias; y han recibido ataques en el ámbito personal, pues se han inventado historias para menoscabar su trayectoria dentro de la UdeA. Dos candidatas con trayectorias disímiles, propuestas rectorales con diferencias de fondo, procesos y acompañamientos de la comunidad diferentes, pero que tienen en común el hecho de ser mujeres.

 

La política de la crueldad en la U

Las colectivas consultadas para este artículo sostienen que los candidatos cuestionados están instrumentalizando un discurso correcto acerca de la discriminación y violencia de género, pero cuando han ejercido cargos de poder no han sido coherentes con dicho discurso. “No tenemos en ese momento una violación masiva en la U como en la India, pero no podemos evitar que un profesor diga que estamos sentadas en la nota o que otro sostenga que hace perder la materia a una estudiante porque le quiere seguir viendo las tetas el semestre entrante”.

Llegar al momento político en el que está el debate en la UdeA ha costado la vida generacional de muchas mujeres. Y no darles una respuesta adecuada, minar la confianza de estas nuevas generaciones, es condenar a otras mujeres, de otras generaciones, a seguir repitiendo lo mismo; porque quienes están confiando en la Ruta Violeta porque les dijeron que tenía enfoque de género, derechos humanos, personal capacitado, no tienen respuesta o se enfrentan simplemente a duros momentos de revictimización. Es peor que a las víctimas les dejen en claro que no se puede hacer nada. Es la política de la crueldad replicada dentro de la Universidad.

No podemos permitir que la violencia de género siga siendo tolerada bajo el manto de la indiferencia institucional. Es hora de pasar de las palabras vacías a acciones concretas, y de garantizar que las voces de las víctimas sean escuchadas y atendidas de manera efectiva. La UdeA tiene el deber moral y ético de liderar el cambio hacia una cultura universitaria que celebre la diversidad, promueva la igualdad y condene sin reservas cualquier forma de violencia y desigualdad de género.

¿Seguirán apareciendo casos que aún son desconocidos para la opinión pública? ¿Quién le pondrá fin a este panorama revictimizante en la U? 

 

Machos primitivos: ¡Reaccionen!

Columnista:

Katalina Vásquez Guzmán

 

Ya tengo cuarenta años y cientos de notas periodísticas y documentales a mis espaldas. Hoy escribo esta, mi primera columna de opinión, con la esperanza de que así, exorcizando con la palabra y tejiendo con el pensamiento y la fe, podamos nosotras, las mujeres con apuestas públicas y políticas —al igual que nuestras hermanas e hijas en sus vidas privadas— alzar la voz para cultivar espacios seguros y garantías para nuestro buen vivir lejos de los vejámenes que un día como hoy, cuando conmemoramos el Día de la Mujer en el mundo, se exponen en forma de cifras y datos del horror: Antioquia es el segundo departamento con más feminicidios en Colombia después del Valle del Cauca; en 2023, 120 mujeres fueron asesinadas en nuestro departamento, 30 de ellas en Medellín. En Antioquia, según la gobernación, de cada 10 víctimas de violencia intrafamiliar en Antioquia, siete son mujeres; y 8 de cada 10 víctimas de delitos sexuales son mujeres*. 

¡Y no pasa nada! Diría mi yo de atrás. Pero hoy sé que hemos avanzado: estos datos nos los cuenta Francia Márquez —la primera mujer afro en ocupar la Vicepresidencia, y la primera Ministra de Igualdad en Colombia— durante la mesa de alto nivel para la prevención del feminicidio y otras violencias letales contra las mujeres, donde la Gobernación de Antioquia —en manos de la derecha que se opone a la paz y a derechos de la mujer como el aborto— adoptó acciones promovidas por el gobierno del Cambio. ¡Entonces hemos avanzado! Pero no lo suficiente. 

¡Nos matan, nos violan, nos maltratan, nos acosan, nos hostigan, nos discriminan, nos subvaloran y, en mi experiencia, en la mayoría de casos donde nos arrojamos a la denuncia, nos revictimizan! Por eso hoy 8 de marzo traslado a esta columna mi indignación casi diaria a la hora del almuerzo cuando las noticias de las mujeres y niñas enmaletadas, apuñaladas, desaparecidas, tiroteadas y asfixiadas, o en el “mejor” de los casos “apenas” amenazadas o violadas por sus esposos, exparejas, jefes, taxistas o In Drivers, o simples desconocidos varones que nos topamos en la calle, copan los titulares y —para algunos— ¡No pasa nada! Y hay quienes consumen el noticiero desde el restaurante y se tragan esta y otras tragedias entre cucharadas de fríjoles y ensaladas de repollo. ¡Y como si nada!

¡No más almuerzos con la muerte! Sentencié hace unos años y por eso suelo ahora separar las horas de observar y narrar nuestros dolores para ciertas franjas donde la fuerzas alcancen para levantar la cabeza sin perder la capacidad de encontrar la belleza y las conquistas que también nos habitan. ¡Se fortalecerá —para atender de manera oportuna a las mujeres víctimas de violencias de género y tomar acciones concretas para prevenir los feminicidios según detalló la Ministra en la capital antioqueña— el trabajo articulado de las tres ramas del poder: judicial, legislativo y político. Se crearán las patrullas Púrpura, los Cuerpo Élite de las Fuerzas Armadas y de Policía, y se abrirán puestos de Fiscalía en cabildos indígenas y zonas rurales para recibir denuncias; además, se construirán tres Casas para la Dignidad de las Mujeres en Apartadó, Titiribí y Rionegro.

Además, no es tan fácil ya, por ejemplo, “caballeros” del piropo en la calle, el grito a la esposa en el ascensor o el ataque a la voz crítica en grupos de WhatsApp, contar con el cómodo silencio de quienes les rodean. El pasado sábado, en un chat de decenas de jovénes, activistas, investigadores y otrxs que defendemos la paz en Antioquia, volví a creer en el amor y la sororidad después de que palabras bárbaras intentaron pisotear mi voz y mi presencia. Hombres y mujeres expresaron sin temor a cargos de diputación o fueros partidarios su rechazo a las hostilidades de un dirigente político que, con mala ortografía y sin medir mayúsculas, me llenó de adjetivos descalificantes, disparó amenazas y se salió del grupo. Que si yo era directora de una entidad, u ostentaba algún alto cargo para atreverme a dirigirle la palabra me preguntó públicamente su majestad herido unas líneas antes de amenazarme con acusarme con el partido político al que pertenezco. 

Diez compañeros y compañeras, entre ellos líderes de mi partido, expresaron de inmediato y en las horas posteriores su rechazo a la violenta reacción del dirigente quien, expuesto en su pasional ataque y eludiendo cualquier responsabilidad, se retiró del grupo sin escuchar lo que tantos le quisieron enseñar y que hoy comparto en esta columna para él y todos aquellos que pretenden escupirnos a las mujeres apenas logrando salpicarse a sí mismos: “no podemos admitir ni tolerar este tipo de atropellos vengan de donde vengan”, “son los mismos patrones patriarcales, machistas y hegemónicos imponiendo su poder”, “él dice representar a un sector político, no creo que ese sector avale estas formas y su tono amenazante que muestra un aire de superioridad al que reiterativamente debemos estar expuestas las mujeres en escenarios de participación”, “nos une la defensa de la vida”.

Y como el hombre amenazó con acusarme “en Medellín y Bogotá”, yo —con mi voz que ya no tiembla ante lo diminuto— le ayudo para que además este episodio se conozca en cualquier lugar del mundo. Machos primitivos: ¡Reaccionen! Hagan como Carlos y José, quienes —al igual que la majestad— recibieron un mensaje de mi parte y respondieron con serenidad y respeto porque no tienen esas masculinidades frágiles que, en la forma más extrema de misoginia, nos asesinan como a Ana, Patricia, Isabella, Leidys, Andrea y Tatiana, seis de las ocho mujeres víctimas de feminicidio en Antioquia en los primeros sesenta días del año. O como a mi tía Luci, en los años ochenta, o a mi amiga Cata hace unos años. Yo confío en vivirles otros cuarenta años para que más noticias, columnas y películas nos sirvan de refugio y apertura de conciencia en nuestras luchas feministas. Y —como dijo Francia Márquez en su paso por Medellín— “hombres, hagan el esfuerzo también de asumir una conducta y una actitud que nos lleve juntos a acabar con estas violencias”. ¡Los necesitamos en diálogo con buen trato, apertura a la crítica, disposición al debate y asumiendo responsabilidades afectivas, políticas y económicas! Agrego yo. Por favor, y gracias. 

 

*Cifras compartidas el 1 de marzo de 2023, en a Cuarta Mesa de Alto Nivel Contra el Feminicidio desarrollada en Medellín y presidida por la Ministra de la Igualdad Francia Márquez, con la presencia de 15 dependencias del Estado.

 

«Así aparezcan 20 violadas más»: Moisés Cetré, un preocupante candidato a rector de la U. Nacional

Columnista: 

Ían Schnaida

 

La crisis de la democracia universitaria también es un problema de género. La Universidad Nacional de Colombia, la institución educativa más grande del país, se encuentra en medio de una polémica luego de que representantes estudiantiles denunciaron públicamente las serias acusaciones de acoso laboral y violencias basadas en género contra el candidato a la rectoría, Moisés Cetré Castillo, quien lleva 20 años de docencia y de cuestionamientos.

En un comunicado emitido el jueves 15 de febrero, el cual reservamos por aviso legal de confidencialidad, 27 representaciones estudiantiles expresaron su rechazo contundente a la candidatura de Cetré, quien se postula por segunda vez a la máxima posición de la universidad. Según los representantes estudiantiles, Cetré ha enfrentado múltiples denuncias por acoso laboral y violencias basadas en género tanto en la Universidad Nacional como en la Universidad Industrial de Santander, donde también ha ejercido la docencia.

El comunicado, enviado a través de un correo masivo a la comunidad universitaria, destaca que la candidatura de Cetré es una falta de respeto hacia todas aquellas personas que han decidido denunciarlo, enfrentándose a revictimización y violencia institucional. De hecho, la profesora y antropóloga Mónica Godoy, maestra en estudios de género y defensora de los derechos humanos de víctimas de violencias sexuales y de género en la Universidad Nacional, aseguró a La W que los casos de acoso sexual en contra de Moisés Cetré aunque fueron archivados, no quiere decir que no hayan sucedido.

La controversia no se detiene allí. El día domingo 18 de febrero, siete representantes estudiantiles recibieron un correo electrónico intimidante de parte de Moisés Cetré. Allí, Cetré amenazó con llevar a los estudiantes a la Fiscalía a menos que accedieran a comunicarse directamente con él para una supuesta «conciliación» ante la veeduría disciplinaria. Además, el tono del mensaje fue violento y revictimizante, atacando a las denunciantes y desconociendo el carácter público de los procesos por violencias basadas en género.

Este intento de intimidación por parte del candidato generó indignación y preocupación entre la comunidad estudiantil, quienes denunciaron la violación de sus derechos a la libre expresión y a la participación política. De hecho, Cetré les habría dicho que: «Todas esas dudas voy a pedir que se investiguen. Así aparezcan 20 violadas más». Indignante. Insostenible. 

Su respuesta ratifica lo dicho por la profesora Godoy, quien sostuvo que Cetré intimida a las estudiantes que se le enfrentan y lo denuncian, acusándolas y diciéndoles que las va a llevar ante las autoridades: «por eso hoy las estudiantes no están denunciando». 

Cetré, posteriormente, también envió una comunicación al Consejo Superior Universitario (CSU) expresando su descontento por el envío de correos masivos por parte de las representaciones estudiantiles. En sus declaraciones, además de estigmatizar al movimiento feminista, intentó desacreditar las denuncias en su contra.

El pasado martes 27 de febrero se tenía programado un foro de candidatos a la rectoría en la sede de Medellín, el cual no se pudo llevar a cabo ya que el espacio fue tomado por un grupo de  estudiantes que estaban en el recinto y exigían respeto y atención ante la situación. Antes de esta acción, en las sedes de Palmira y Bogotá también realizaron protestas en los foros de rectoría, exigiendo que Cetre no pudiera participar en los espacios de debate para la rectoría.

En medio de estas acusaciones, queda en evidencia la necesidad de una investigación exhaustiva por parte de las autoridades competentes y la importancia de garantizar un ambiente universitario seguro y respetuoso para toda la comunidad educativa; asimismo, que los votos del Consejo Superior Universitario respeten las consultas y reflexionen sobre el tipo de personas que pretenden dirigir la Universidad Nacional de Colombia. 

 

Siete años de cárcel para Felipe Muñoz ratifican que el aborto es un tema de personas gestantes

Columnista:

Tatiana C. Balvín

 

Por el delito de aborto no consentido fue condenado el líder de la barra de Atlético Nacional y exbaterista de Tres de Corazón. Según el fallo dado en la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín tendrá 85 meses de medida privativa de la libertad en modalidad domiciliaria por su condición de líder social y cultural

Recordemos que el delito ocurrió, según el sentido del fallo, en febrero de 2018 cuando Felipe Muñoz le dio misoprostol (una sustancia abortiva) a Milena Uribe, con quien tenía una relación de sexo ocasional; esto le generó la interrupción del embarazo, una hospitalización y afectaciones psicológicas. 

La víctima presentó pruebas en contra del hoy condenado que constaron de un examen de sangre, diálogos entre los implicados donde se ofrecía ayuda para abortar y la botella donde habría vertido el medicamento abortivo. 

El caso según las abogadas de la mujer hoy declarada víctima sienta un “precedente importantísimo para los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”, el Tribunal Superior reiteró que al no contar con su aprobación en el aborto; también se habrían vulnerado el derecho a la vida y la integridad de ella quien había decidido maternar. 

Pero también un principio histórico en la escena musical antioqueña de que lo personal sí es político, pues recordemos que en marzo de 2022 cuando Muñoz fue declarado absuelto en primera instancia cinco bandas de rock que participarían en el Carnaval Fest (Festival de rock, punk, ska y otros géneros) decidieron no asistir. 

Se trata entonces de que todos los espacios, incluido el musical (en el que algunos alegan ser apolíticos) se permita debatirse sobre lo que ocurre en la vida privada, abrir el diálogo para que los músicos no sigan siendo cómplices de la violencia patriarcal que ha sido cómplice de múltiples delitos e invisibilización de las mujeres.  

Con el hecho de salirse del Festival la escena local convirtió la lucha de las mujeres en algo más grande y demostró que la violencia de género solo puede ser derrotada a través de la colectividad, esto es un ejemplo de decirle sí a la lucha feminista. 

Muñoz anunció que llevará el caso a otras instancias legales, es decir, impugnación especial en la Corte Suprema de Justicia. 

Más allá de lo que se decida en otra instancia, el caso de Milena al ser declarada víctima de una violencia reproductiva crea un referente de jurisprudencia donde la gestación y la decisión de interrupción es decisión de las personas gestantes. 

Pero además este es un llamado de atención a los hombres ¡La planificación sexual no es un asunto sólo de mujeres, personas con experiencia de vida trans y no binarias! Si bien están preocupados por no tener hijos, esto los obliga a tener una sexualidad responsable con protección en la que también se incluyan en el ciclo menstrual de sus parejas. 

Se trata de reiterar que además del preservativo también existe la vasectomía, un procedimiento que no requiere quirófano, dura 10 minutos y en la que no habrá heridas con puntos. Los hombres pueden hacerlo de manera consciente e individual y no delegar la responsabilidad a las mujeres.

Y sí, cuando hay embarazo, al final la decisión es de quien gesta. ¡Qué se haga nuestra voluntad! 

 

Inseguridad que mata: salir a la calle se ha convertido en un deporte extremo

Columnista

Diana Abril

 

Salir a la calle se ha convertido en un deporte extremo, casi como intentar subir una de esas montañas tan altas del mundo, como el Everest, que por más de que se quiera, se hace difícil la tarea, así sea desde el inicio, porque hasta para ir a la tienda más cercana, a cualquier panadería o negocio local, se necesita no solo de valentía, sino de armarse como se pueda, pero el arma, para quienes vivimos en Bogotá, en Colombia, y en cualquiera de sus municipios, es más bien estar desarmado. Es decir, no tener nada a la mano que nos puedan robar, y llevar el dinero exacto para pagar lo que se requiera. 

Somos conscientes de que esta inseguridad no es de ahora; viene de tiempo atrás, sino que, como todo en Colombia, la viralidad de las noticias hace que se sienta esa percepción con más intensidad, que, incluso, miden las encuestadoras cada cierto tiempo. Pero, si nos remitimos a las estadísticas como tal, la realidad es que hay más inseguridad, pero, específicamente en la capital. Según el Concejo de Bogotá, el 40,5 % de los robos a nivel nacional ocurren en Bogotá y representan 147 666 hurtos para 2023, en relación con ciudades como Chile, país en el que se cometieron 42 280. Esto significa que en Colombia ocurrieron el equivalente a 249 % más hurtos que en Santiago de Chile.  

Las estadísticas, por lo tanto, indican que hay mayor actividad delincuencial, y ya no se trata de evitar pasar por el callejón oscuro al que siempre le temíamos y le sacábamos el cuerpo, pues, el callejón oscuro es Bogotá. Tampoco es cuestión de dar papaya, porque pareciera que ofrecer cualquier fruta es darla. Porque entrar a un restaurante o supermercado puede ser considerado un hecho de riesgo extremo que genera tanta adrenalina como estar en el borde del último piso del edificio más alto del mundo, solo, que, en este caso, el riesgo de morir a manos de un delincuente por pretender proteger los objetos personales: los documentos, un celular (sin distinción de la marca), que muchas veces se compró financiado y que para el momento del robo ni se habrá terminado de pagar. Es tan indignante, respecto a las horas que se pasaron trabajando para conseguir lo que en menos de un minuto se llevaron quienes, no trabajan como nosotros, pero optaron por lo más fácil: quitarnos lo que tanto nos costó obtener. 

El derecho de las cosas, entonces, no es no salir de nuestro hogar para evitar la inseguridad que abunda y que nos puede matar en cualquier momento. Aunque hay maneras un poco más seguras de mantenerse inmune a un atraco; esto es, trabajar en remoto y pedir todo a domicilio, allí, también, se podría estar en riesgo, porque para eso estarán dispuestos los apartamenteros que salen todos los días a hacer, al que ellos le llaman su trabajo, por lo tanto, como habitantes de la capital, estamos a la deriva por no saber cómo actuar para prevenir un posible atraco, un posible asesinato. 

Finalmente, no estamos seguros ni lo estaremos, si no se toman las medidas implementadas en otros países, como la geoprevención, que tiene en cuenta las estrategias positivista, situacional o ambiental y comunitaria, para ofrecer soluciones con el propósito de enfrentar la criminalidad en medio de este panorama delincuencial del que podemos resultar heridos o muertos en cualquier momento. Según el Instituto Nacional de Medicina Legal, con base en los reportes del sistema, de la violencia interpersonal en Bogotá, entre enero y diciembre de 2023, fueron víctimas 22 229 personas. En cuanto a las muertes violentas, entre enero y diciembre de 2023, se cometieron 1120 homicidios. Estas estadísticas, de cualquier manera, son solamente una información que dista de los hechos, porque desconocemos la cantidad de personas que evitan el suplicio de hacer los reportes o las denuncias del caso, por la inoperancia de la justicia que la mayoría ya conocemos y a la que preferimos no acudir.

 

Game of rectores, UdeA

Columnista:

Ían Schnaida

 

El actual proceso para designar al rector o la rectora de la Universidad de Antioquia parece más un juego de tronos universitario que una verdadera muestra de democracia. Con unas consultas que, al no ser vinculantes, no valen un peso y unos resultados que se barren bajo la alfombra, el actual rector, John Jairo Arboleda Céspedes, parece tener las cartas marcadas a su favor para quedarse en el trono, a pesar de las desastrosas cifras financieras que tiene la Institución; de las cuales, claro, él también tiene parte de responsabilidad al llevar ya 6 años en el cargo; pero, como siempre, ahora sí tiene la solución. ¡Voten, voten!  

La supuesta democracia universitaria se desvanece cuando te das cuenta de que solo unos pocos tienen el poder real de decidir quién se sienta en la silla principal. Empecemos por aclarar que en la UdeA no se hace una elección sino una designación. En este proceso, se realizan unas consultas a diferentes estamentos universitarios (profesores, estudiantes, egresados, administrativos y jubilados), que no comprometen a nadie. Pues si bien los profesores o los egresados, por ejemplo, votan por la persona que quisieran en la rectoría, su representante podría, simplemente, ignorar los resultados y votar a su antojo.

Por otro lado, hay un Consejo Superior Universitario, máximo órgano de dirección y gobierno de la Universidad, que parece más interesado en reuniones cortas y poco sustanciales que en realmente abordar problemas como el desfinanciamiento o la deserción estudiantil que crecen como espuma.   

De este Consejo, que es el encargado de designar la nueva cabeza de la rectoría, hacen parte: (1) el representante de los profesores, (2) el representante de la Presidencia de la República, (3) el representante del Ministerio de Educación, (4) el representante de la Gobernación de Antioquia, (5) el representante del sector productivo, (6) el representante de los exrectores, (7) el representante de las altas directivas de la Universidad (un decano) y (8) el representante de los egresados. 

Gente en su mayoría externa, que vienen de visita a la U; pero que en realidad conocen poco del funcionamiento y las verdaderas necesidades de la comunidad universitaria. De hecho, una fuente reservada sostiene que en la que sería la Junta Directiva de la Universidad de Antioquia, el tema financiero que se está devorando el Alma Máter desde dentro, como un cáncer burocrático, se aborda de manera superficial. Además, en este espacio el rector no da a conocer a los demás consejeros los temas institucionales más agudos.

¿Qué sabe el representante del sector productivo sobre las necesidades académicas de la U? ¿Qué sabe acaso el enviado especial del presidente? No nos digamos mentiras, la Universidad solo le duele a quienes habitan sus aulas, pasillos y jardineras. 

Un noveno miembro del Consejo Superior sería el representante de los estudiantes, pero tan profunda es la crisis de democracia universitaria al interior del Alma Máter, que hace años que los estudiantes decidieron no tener representación en estamentos fundamentales para la toma de decisiones que nos atraviesan a todos. Es más, son muy pocas las unidades académicas que tienen participación estudiantil en sus Consejos. Una universidad pública donde los estudiantes no participan. Grave. Muchísimo.

Para colmo, el panorama se nubla más cuando te das cuenta de que el proceso se ha convertido en un juego de políticos, donde las tendencias y corrientes parecen tener más peso que las propuestas académicas. Un Gobierno nacional de izquierda y una Gobernación de Antioquia a la derecha, con sus adeptos, generan brechas y politizan una designación vital en momentos en los que la Universidad de Antioquia necesita un timonel que la estabilice, ponga las cuentas en orden y la vuelva a posicionar como referente académico nacional e internacional. 

¿O qué importa si la Universidad está quebrada y los responsables son los mismos que ahora prometen salvarla? ¿Qué importa si la Universidad está llena de deudas, en parte por las decisiones del hoy rector/candidato Jhon Jairo Arboleda Céspedes, quien no ha revelado los estados financieros del año pasado? 

De hecho, en el primer debate de candidatos, en la Ciudadela Robledo, uno de postulados, Javier Darío Fernández Ledesma, le dijo al exvicerrector administrativo, Ramón Javier Mesa Callejas, que tenía que ser muy caradura para tener a la Universidad con un déficit de más de 345 mil millones, presentarse a la contienda —también aplica para el rector—, no hacerse responsable y ahora sí ahora prometer salvarla. Esta vez sí. Final. Final2.

¿Cómo confiar en un rector que ha sido parte del problema? ¿Cómo creer en un discurso que pretende lavar las manos de la responsabilidad sobre un déficit millonario? 

 

Privilegios para el rector/candidato

Lastimosamente, acá no para la cosa. Por casualidades de la vida, a los estudiantes de la UdeA en regiones les llegó un correo con un formulario pidiendo firmas para que el actual rector pudiera presentarse como candidato. Qué curioso que las bases de datos de los estudiantes de la Universidad sean usadas para beneficio del rector de la Universidad; quien, cuando se enteró que dos de sus vicerrectores también estarían en la carrera por la rectoría, les pidió la renuncia. Pero él no renunció ni pidió una licencia para ser candidato y garantizar condiciones de equidad entre quienes también aspiran a la rectoría. Claro, una cuestión ética. 

Hay otra cosa que no les va a gustar, y es que el el rector en este momento es integrante del Consejo Superior Universitario, con voz; pero sin voto. Es decir, tiene visibilidad y presencia dentro del órgano administrativo que puede o no reelegirlo. 

Paralelo a la reforma del Gobierno Petro a la Ley 30, ya vienen cursando dos proyectos que buscan modificar esta ley de 1992, y en parte, este juego antidemocrático en la designación rectoral. El primero, está relacionado con la democracia universitaria y busca que las consultas a la comunidad universitaria sean vinculantes en el proceso de elección de rectores. 

La otra reforma es a la asignación de recursos, de modo que la distribución de los recursos del Estado para la Universidad no se base en el IPC, sino en el Índice de costos de la educación superior, ICES, un indicador que calcula el DANE y que suele estar algunos puntos por encima de la inflación. Estas iniciativas fueron presentadas por Jaime Raúl Salamanca, representante a la Cámara del Partido Alianza Verde. 

En medio de todo este circo, las voces de la comunidad universitaria parecen ahogarse en un mar de intereses políticos y agendas ocultas. ¿Cómo es posible que desde antes de conocer las propuestas de las candidaturas, ya había gente repartiendo los votos según la tendencia política de su líder? ¿Quién tiene el apoyo de quién? Eso es realmente lo que importa, pues las consultas no son más que un simulacro de participación, y las verdaderas decisiones se toman entre bambalinas, lejos de los ojos de aquellos que realmente deberían tener voz y voto en el futuro de su Institución; pero unos no pueden, y a otros no les da la gana. 

Es hora de que la Universidad de Antioquia deje de ser el escenario de luchas de poder, y realmente se enfoque en encontrar soluciones a sus apremiantes problemas. Es hora de que la voz de la comunidad universitaria sea escuchada y respetada, y que la designación de rector o rectora sea un proceso transparente y basado en la verdadera meritocracia académica. Porque al final del día, lo que está en juego no es solo el futuro de una institución, sino el futuro de miles de estudiantes, de toda una comunidad académica y de los que están por venir.

 

Apple Vision Pro, un producto más para la generación más triste de la historia

Columnista:

Ana Vásquez

 

Recuerdo que hace unos años vi un episodio de Black Mirror, en el que las personas guardaban sus recuerdos en un chip que les implantaban desde que eran bebés. 

Cuando vi ese capítulo, sentí cierta incomodidad, incluso podría decir que me daba miedo pensar que alguna vez algo, siquiera parecido, pudiera pasar. 

No tiene nada que ver, o tal vez sí, pero esa misma sensación, como de distopía y absurdo, fue lo que sentí cuando me di cuenta de que ya estaban a la venta las Apple Vision Pro, unas gafas de realidad aumentada, que, literalmente, ponen la pantalla en frente tuyo, y la funden con la realidad de tu entorno. En otras palabras, con esas gafas, puedes ir caminando por la calle, mientras ves tu serie favorita, proyectada virtualmente en el lugar que quieras. 

Desde que salieron a la venta quería escribir sobre el tema, pero yo no soy experta en tecnología, y de hecho, hasta hace muy poco, entendí la diferencia entre unas gafas de realidad virtual y unas de realidad aumentada. Pero, entonces, me pregunté: ¿qué es lo que realmente me motiva a escribir sobre el hecho que Apple haya sacado un producto así? Finalmente, ¿no es solo un marketing muy bien ejecutado? 

Y, lo que encontré dentro de mí, es que en realidad, quiero hablar de la dependencia que nos está generando el uso y abuso de las pantallas. 

Existe una adicción, cada vez más generalizada, al uso de dispositivos móviles. Y, a mi parecer, a nadie le interesa que sea controlada, porque pareciera que la cantidad de dinero que eso significa, vale mucho más que la salud mental de los usuarios; o sea, vos y yo. 

Hagamos un test:

¿Constantemente sentís la necesidad, casi incontrolable, de desbloquear tu celular?

¿Te pasa que vas solo a mirar la hora, y terminas pasando un buen rato haciendo scroll down? (A mí, justo me acaba de suceder) 

¿Te has visto usando el celular en situaciones en las que no deberías? 

¿El control de ‘Tiempo en Pantalla’ de tu celular te muestra alertas constantemente? 

Si la respuesta a estas preguntas fue un sí, lamento decirte que, seguramente, también tengas cierto nivel de dependencia a las pantallas; como la mayoría de personas de nuestra época, con acceso a un teléfono inteligente y a internet. 

Estudios hablan de una correlación directa entre el aumento de ansiedad, depresión, estrés, irritabilidad y trastornos de los ciclos circadianos, que en otras palabras es trastorno del sueño, con el consumo excesivo de pantallas. Esto es causado por las emisiones de luz azul de estos dispositivos, que afectan el reloj interno del organismo. 

Los Millenials y la Generación Z somos conocidos como las generaciones más deprimidas de la historia, y algunas de las causas por las que nos conocen así es por el consumo de redes sociales, el aislamiento y la ansiedad social; todos vinculados directa o indirectamente, con el uso excesivo de teléfonos móviles o computadores.  

No, no es casualidad que estas generaciones nos sintamos más cómodas creando comunidades en Discord, que haciendo amigos en un bar; o que nuestras habilidades de coqueteo cada vez se limiten más a dar like, y responder historias con fueguitos. 

Entonces me preguntaba: si estas son algunas de las consecuencias que ha tenido para la salud de las personas, únicamente en treinta años de historia, ¿qué va a pasar cuando la pantalla no esté en un computador, o un celular, sino que esté pegada a nuestros ojos todos los días, tal y como lo propone las Apple Vision Pro?

Hace unas semanas alguien me decía: “es que va a llegar un momento en el que no va a ser si querés usar las gafas. Esa va a ser la única forma para poderte comunicar, o para poder trabajar; al menos en profesiones como las nuestras.”

Como humanos, somos adaptables; también maleables. Seguramente nos vamos a seguir acostumbrando, como ahora, a tener ansiedad por la falta de internet, a sentirnos irritados cada vez que los datos no corran a la velocidad que el video de Tik Tok exige, o a sentir la presión de tener la vida que los otros muestran en Instagram.

Mientras, el mercado va a seguir buscando opciones para hacer las gafas cada vez más pequeñas, livianas y funcionales.

Vamos a “aprender” a vivir con ataques de pánico por la cantidad de noticias devastadoras que nos llegan diariamente, sin saber qué es cierto y qué no, mientras intentamos balancear la tristeza, viendo videos de gaticos para no sentirnos tan abrumados.

Mientras, el sistema nos va a dar más razones para usar siempre las gafas, e integrarlas a nuestra cotidianidad, porque claro, ‘es un productazo, no podes no usarlas’

No digo que sea mala toda esta revolución tecnológica, y mucho menos las Apple Vision; de hecho, intento evitar que mis pensamientos se vayan a extremos fatalistas. Pero sí quiero poner sobre la mesa el hecho que, tal vez, la salud mental y la tecnología no están mejorando a la par, y que la segunda está afectando, considerablemente, el bienestar de la primera. 

 

El 2024 pinta como un año letal para las mujeres en Colombia

Columnista: 

Tatiana C. Balvín

 

Los feminicidios y el llamado “Genocidio de las mujeres” que se batalla dentro y fuera de casa no cesa pese a las múltiples leyes que pretenden disminuir la violencia de género en el país. En lo corrido del año, según datos de la Procuraduría, 21 mujeres han sido asesinadas, dos de ellas menores de edad.

El primer mes del año nos ha sorprendido con asesinatos de mujeres que han generado escalofríos; uno de ellos fue el de Isabella Mesa Sánchez una joven a quien su pareja, un militar de 21 años, aparentemente dominado por los celos, le habría quitado la vida y guardado su cuerpo en una maleta al interior de una vivienda del barrio 12 de Octubre en Medellín.

Otro de los feminicidios de 2024 que deberá ser esclarecido con celeridad ocurrió en el municipio de La Unión, Valle del Cauca, en plena vía pública. La víctima fue Diana Carolina Serna, una mujer de 37 años y madre de dos hijos, que fue perseguida por el feminicida en las calles, pese a sus gritos y súplicas de auxilio, nadie salió a defenderla y fue decapitada por un hombre que habría salido de la cárcel con un permiso de 72 horas.

¡Perdón Diana, el psicópata nunca debió obtener un permiso del Estado para estar en la calle! ¡Perdón!… ahora como en todos los casos solo queda pedir justicia. ¿Cuántas más?

Al hacer el balance de un inicio de año violento para las mujeres, la Procuraduría General de la Nación envió una alerta y exigió al Ministerio de Igualdad y Equidad dar cuenta urgente de sus gestiones para garantizar el derecho a la vida de millones de mujeres que se mantienen en riesgo.

En el año 2023 fueron 525 las mujeres víctimas de este flagelo según el Reporte Dinámico del Observatorio Colombiano de Feminicidios, es decir, casi a diario más de una mujer fue víctima de feminicidio … otra vez ¿Cuántas más?

Las muertas son lo visible en una estructura que normaliza las violencias de género, el Ministerio Público ha generado 84 alertas derivadas de valoraciones por Medicina Legal por violencia Intrafamiliar o de pareja en el país sólo este año, en 2023 fueron 848 alertas por riesgo de feminicidio; cifras que a cualquier ojo generan escándalo.

Y sí, al recién creado Viceministerio de la Mujer debe recordársele la necesidad imperante de crear acciones urgentes por parte del Estado para frenar la violencia de género en el aparato judicial, entre estas están: más recursos para la protección, empoderamiento económico de las mujeres, articulación de la ruta de atención, fortalecimiento de las líneas telefónicas de emergencia, entre otros… pero también a la sociedad en general debe pedírsele acciones urgentes, algo así como un ¡Respaldo social!, ya que es necesario que culturalmente se rechace la violencia feminicida.

Las leyes lastimosamente se están quedando en el papel, es necesario que como colombianos hagamos cambios en esa estructura, abrir la posibilidad de que en las familias, escuelas y en los círculos de amigos se genere conciencia sobre el valor de la vida de las mujeres y que los hombres no son dueños de estas.

Criar hijos con nuevas masculinidades sería una opción, qué las futuras generaciones aprendan desde pequeños métodos alternos para resolver los problemas, qué reconozcan sus privilegios, en fin, que sean defensores de la equidad.

Si lo hacemos, algún día serán los hombres del país los que salgan masivamente a las calles a pedir urgente ¡Seguridad para las mujeres!