Argumentos del NO al plebiscito: estado del arte

Opina - Conflicto

2016-08-06

Argumentos del NO al plebiscito: estado del arte

La siguiente es una lista no exhaustiva de los argumentos del típico promotor de NO en el plebiscito por la Paz, con su correspondiente y respetuoso análisis. Podría ser un gran listado, pero he decidido enfocarme en los más repetitivos y vergonzantes. Es un estado del arte ya que el día de mañana podrían surgir nuevos y divertidos argumentos, por lo que este escrito tendría que actualizarse.

Sin más, iniciemos.

“Es un acuerdo que no favorece los colombianos”

Este es un argumento muy simpático, porque de alguna manera me identifico con él. A mí también me hubiera gustado que el acuerdo incluyera elementos como: la redefinición de la política minero-energética (que inauguró Uribe y continuó Santos), educación y salud gratuita, el metro de Bogotá, la destitución del Procurador, un Tour para Nairo y que todos los soldados yankees se vayan de Namekusei.

Pero no. El gobierno desde el principio dejó claro que el modelo económico no estaba en discusión.

A pesar de estas reglas, lo alcanzado en los acuerdos dista mucho de ser contraproducente. Yo no veo cómo puedan ser malas propuestas tales como: la formalización de la propiedad rural, la asistencia técnica, el desarrollo de infraestructura y la educación rural, el impulso de la seguridad alimentaria, las garantías para ejercer la oposición, el acceso a medios de comunicación, el fortalecimiento de las organizaciones sociales y su representatividad, la recuperación ambiental de suelos afectados por cultivos de uso ilícito, la sustitución de estos cultivos, entre otra gran cantidad de propuestas incluidas en los acuerdos, que si bien no son el culmen de una sociedad, por lo menos sí representan reformas que han sido postergadas por largo tiempo. Pareciera ser que Colombia es tan atrasada y camandulera, que cualquier asomo de modernidad se toma como una amenaza comunista.

“No pagarán cárcel. Es un acuerdo que promueve la impunidad”

Primero, hay que decir que las FARC sí han pagado cárcel y lo siguen haciendo. Actualmente existen unos 4000 guerrilleros recluidos en centros penitenciarios. Pero olvidemos eso por un momento y hagámosle el juego al falso argumento.

Si se habla de cárcel como mecanismo para pagar por un daño causado, necesariamente nos tenemos que poner en los zapatos de las víctimas. En este sentido y partiendo de los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición (que hacen parte del Derecho Internacional, no son un invento de La Habana); la peor fórmula posible sería la de aplicar cárcel a rajatabla. ¿Por qué? Porque este mecanismo sólo incorporaría el componente de justicia (desde el punto de vista penal). Por el contrario, al considerar sanciones restaurativas como se plantea en el punto 5, se están  garantizando completamente los derechos de verdad, justicia y reparación. Creo que no hay que ser un genio de la especializada rama del derecho aritmético para preferir tres derechos en lugar de uno. Aunque algunos se obstinan en salir trasquilados.

Además, quien no aporte la verdad, pagará cárcel a la vieja usanza. Precisamente por pasar por encima de los derechos ya mencionados de las víctimas. Es decir, cuando no se aseguren los tres en su conjunto: justicia, verdad y reparación (y compromiso de no repetición), ¡Habrá cárcel! Esta es precisamente una de las grandes bondades del esquema de justicia restaurativa, que cierra de tajo la posibilidad de impunidad poniendo a las víctimas y sus derechos en el centro del acuerdo y ofrece cárcel de hasta veinte años para quien no se someta a estas condiciones, por lo que los amigos del NO pueden estar tranquilos.

Aunque seguramente no lo estarán, porque su deseo casi patológico de venganza y cárcel, refleja un sentimiento de odio al que subordinan los derechos de las víctimas. ¡Qué irónico que sean quienes más cacarean sobre la impunidad!

Pero sigamos con el cuento de la impunidad. Es importante recordar que muy al contrario de lo pregonado, el acuerdo excluye la amnistía o el indulto en casos concretos como: «(…) delitos de lesa humanidad, el genocidio, los graves crímenes de guerra, la toma de rehenes u otra privación grave de la libertad, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, el acceso carnal violento y otras formas de violencia sexual, la sustracción de menores, el desplazamiento forzado, además del reclutamiento de menores conforme a lo establecido en el Estatuto de Roma.» Esto me parece un listado bastante exhaustivo y respetuoso del Derecho Internacional como para afirmar que el acuerdo promueve impunidad. Tal vez valga la pena recordarle a nuestros protervos amigos del NO, la feria de amnistía al por mayor y al detal que caracterizó el proceso de Justicia y Paz con los paras, que no tuvo ni de lo uno y menos de lo otro.

“Paz sí, pero no así”

Cuando los promotores del NO dicen «queremos un mejor acuerdo» o “paz sí, pero no así”, lo que se encuentra en Google Translate al traducir del español al uribista, es lo siguiente: «No reconocemos que existe un conflicto armado sino una amenaza terrorista. Como tal, hay que enfrentarla con toda la maquinaria de guerra, recursos casi ilimitados (por ejemplo de la mayor potencia mundial), así toque desaparecer inocentes, destruir la institucionalidad y hasta pasar por encima del DIH. De tal forma doblegaremos la guerrilla y se firmará un acuerdo disfrazado de tratado de rendición». Infortunadamente para ellos, esta oportunidad ya la tuvieron y fracasaron. Como dijo mi exnovia hace 3 semanas: ¡NEXT!

“Santos es comunista y con el acuerdo se va a entregar el país al Castrochavismo”*

Este es definitivamente uno de los más pintorescos e irracionales argumentos.

Huelga decir que debe uno estar completamente rendido ante los huracanados vientos de la estolidez, para afirmar que Santos está creando las condiciones con el fin de instaurar el comunismo en Colombia (¡ojalá!). Si es así, entonces estamos asistiendo a la más grande conspiración de la que se tenga registro, porque resultaría entonces que empresarios acaudalados, dirigentes de sangre azul y hasta los representantes del gobierno de EEUU, habrían admirado por décadas y en secreto las gestas heroicas de los campesinos de Marquetalia, y han venido soñado con el momento en el que el proletariado desate toda su potencia insurreccional.

La otra opción, es que todos estos representantes de la burguesía nacional y continental sean lo suficientemente ingenuos como para que las FARC hayan logrado asestarles tan magnífico y cinematográfico golpe. Este argumento no es más que parte de la burda estrategia de propaganda que caracteriza los promotores del NO, y que cala en sectores de la población que infortunadamente carecen de suficiente formación, pensamiento crítico y sentido común, como para detectar que estos gritos desesperados no son más que una triste manipulación. Creo que el único argumento para el NO que le gana a este, por lo menos en nivel de mendicidad intelectual, es el del sueldo de 1’800.000 para los guerrilleros. Argumento que por supuesto no me rebajaré a debatir.

“Se le va a quitar tierra a la gente para entregársela a las FARC”

Imagen cortesía de: cinu.mx

Imagen cortesía de: cinu.mx

Lo primero es cierto, lo segundo no. ¡Obvio que se le quitará tierra a la gente! Aquella que se la ha apropiado de manera ilegal. Este es precisamente uno de los combustibles del conflicto armado y como tal debe existir un mecanismo para formalizar títulos, entregar tierras a los campesinos y enfrentar el problema de la alta concentración de la propiedad sobre la tierra en Colombia (0.4% de los propietarios tiene el 41% de las tierras). Por esto es que el acuerdo sobre Reforma Rural Integral propone la creación de un fondo de tierras y la formalización de la pequeña y mediana propiedad, de tal manera que se le cierre el paso a un nuevo ciclo de violencia con los mismos orígenes de hace 60 años. Vergonzoso sería que volviéramos al mismo punto.

Y aceptémoslo, seguramente en algunas zonas de reserva campesina habrá personas que nunca han empuñado un fusil, así como también excombatientes. ¿Y cuál es el problema? Si estarán formando parte de un proceso de construcción de Paz, recibiendo asistencia técnica y fortaleciendo las capacidades productivas del campo y a la vez del país. Pero esto es bien diferente a afirmar olímpicamente que se le titularán tierras a las FARC, lo cual ni está consignado en los acuerdos, ni tendría ningún sustento práctico o teórico. Es solo otra frase vacía que queda haciendo eco en cabezas donde abunda el aire.

Más bien, parece que hay algunos amigos del NO que bastante tienen que explicar sobre sus vastos territorios y los métodos que han utilizado para apropiárselos.

Para cerrar, invito a los colombianos a seguir en la ardua tarea de utilizar la cabeza para lo que es, y no solo como apoyadero de las gorras del NO. Rescatemos el sentido común y el mínimo de humanidad que nos permita cerrar un doloroso capítulo en la historia de Colombia, a ver si dejamos de matarnos por pensar diferente e iniciamos una nueva etapa de construcción verdadera de un país más digno e incluyente.

 

* Todavía existe un amplio debate en importantes círculos académicos sobre la acepción del término Castrochavismo. Los únicos consensos, consisten en que nadie sabe qué es y que es bastante cómico.

( 7 ) Comentarios

  1. !! Que claridad sobre el tema como respuesta a los argumentos que vociferaba uribe y su recua de seguidores en Barranquilla!!

  2. ReplyCristian Martinez

    Hace mucho tiempo no leía un documento tan bien estructurado como el suyo, desde luego siempre he apoyado el proceso de paz, creo que no podemos postergar algo que es necesario para los intereses de nuestra patria que ha dejado ya bastante sangre a través de la historia, es hora del cambio y el cambio es ahora. Claro esta mi querido amigo que el proceso de paz no solo son entre dos partes involucradas en dicha meza de negociación como lo son las FARC y el gobierno nacional, también debemos ser participes de ese proceso, se debe construir una verdadera democracia en torno a los intereses sociales del país

  3. Un texto bien estructurado y contundente en ciertos apartes. Lástima los chistecitos y el lenguaje denigrante… Buenos párrafos que se van al traste. Este tipo de textos abundan bastante, y corren del riesgo de no ser ni cinco de eficaces, pues suenan a cofradía del mutuo elogio, pavoneándose de su inteligencia y humanidad, dejando a un lado la ignorancia de esos «otros»… Es muy propio en Con la Oreja Roja ver textos así: tienen todo el nivel argumental, pero no saben administrar la bilis. Ojo con eso.

  4. Replyjose farid polania

    Me gusta el comentario y creo que desnuda con inteligencia las argucias de los promotores del NO Aunque valga decir que la sola firma de los acuerdos no constituye la Paz en el país, se requieren de unas grandes reformas sociales y no se si los congresistas estén dispuestos a ceder privilegios.

  5. Muy bien argumentado y a mí no me molestan los chistecitos que inserta (el de la ex me pareció buenísimo) pero de pronto tiene razón Mauricio en que hay que cuidar un poco el tono y el lenguaje para no sacrificar la eficacia.

  6. El texto es bueno y un poco de humor viene bien, se ve que va dirigido, sobretodo, a las personas más jóvenes. Su eficacia es discutible en la medida en que sus razones se estrellan contra una secta política y también sabemos que la mayoría de jóvenes huyen de las lecturas largas. Pero todo esto es un camino necesario para recorrer, acordémonos que uno de los mayores problemas en Colombia es que, después de 6 años, el desgaste es tal, que NADIE quiere saber NADA de un presidente y lamentablemente a quien le ha tocado terminar este proceso de 60 años es precisamente a quien representa lo más granado de la oligarquía. Curiosamente el efecto contrario pasa con quien es terrateniente y corrompió a las fuerzas militares estimulando los falsos positivos en su momento. Pero eso marca lo ultraconservador que es el pensamiento colombiano.

  7. ReplyAlejandro Camero Sanchez

    Alejandro Camero Sánchez PAZ mata embriaguez. Es evidente que en la guerra todo se vale (?), pero ahora en clave de paz debemos hermanarnos, del marco del acuerdo aprobado por todo el pueblo en democracia con el plebiscito sacar la mejor cosecha, corresponde entonces al legislativo con argumentos por encima de la mesa plasmar las leyes necesarias e incluso si la situación lo exige, someterlas a referendo. Como colombiano le encargo al Congreso de la República, por consiguiente a las bancadas del Centro Democrático, de Cambio Radical, de los Partidos Tradicionales, del Partido Verde, del Polo Democrático, del Nuevo Partido, etc., estar a la altura de su responsabilidad y cambiar ese estilo sin futuro que hasta ahora prevaleció en la acción de los parlamentos y la política del mundo: la falta de grandeza.
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    Alejandro Camero Sánchez El propio General comandante de las FFAA dio el informe de ‘que desde que cesaron las hostilidades no volvió a haber un solo soldado muerto’, eso indica que la confrontación bélica, la guerra se acabó, y eso es el camino de la paz. Lo contrario es la GUERRA y la Guerra es confrontación armada, es bombas, minas, disparos, muerte, victimas, torturas, desplazamientos, desapariciones, secuestros, violaciones, violencia y más violencia y más guerra, en fin, interminables daños a la condición humana, enemigos, silencio, miedo, soledad, sufrimiento… al NO le da lo mismo perder esta única oportunidad de cambiar a Colombia; al NO le dalo mismo, no tiene conciencia, una especie de embrujo de sus líderes embriagados de poder, señores que no se hostigan de la guerra.
    Me gusta • Responder • 54 min

    Alejandro Camero Sánchez La paz nos compromete a todos, a mujeres y hombres, jóvenes, estudiantes, profesionales, trabajadores, al sector privado y a funcionarios del Estado, a gobernantes y a administradores de justicia, a mujeres y hombres de la política y hasta a las niñas y los niños mismos. La Paz es emancipativa, es potenciadora y su construcción justa y todos debemos ser dignos de ella, trabajar por ella con fuerte conciencia de la conquista permanente que representa. La paz nos confiere la dignidad y satisfacción de haberle cumplido hoy a nuestros hijos y a todas las generaciones presentes y futuras de colombianos.

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Adrián Correa
Ingeniero Electricista (no arreglo planchas), Ph.D., Investigador. En un mundo al revés, bien viene pensar patas arriba.