¡Aleluya, al paraco, aleluya!

Santo eres, señor Jesuribe, pues la sangre derramada aumenta con cada día de guerra y de mandato del títere que enviaste en tu nombre.

Sátira - Sátira

2020-11-18

¡Aleluya, al paraco, aleluya!

Columnista:

Óscar Perdomo Gamboa

 

Aleluya, hermanos míos, porque por fin el evangelio de Narca Lucía ha revelado la verdad. Álvaro Uribe Vélez no es solo el presidente eterno, sino el mismo Jesucristo; mejor dicho, el mismo Jesuribe. Nuestro dios ha resucitado de entre los presos y se ha manifestado en toda su plenitud. Gloria, gloria a Jesuribe, el dios de dioses, el rey de reyes, el paraco de paracos.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Benditos sean tus discípulos, los doce apóstoles que refundaron la patria y la religión paramilitar. Con ellos partiste el pan con motosierra. Benditos los héroes de tu Seguridad Democrática que sacrificaron anónimos muchachos en cuyos cuerpos realizaste el milagro de la inversión de botas y la desaparición de cuerpos. Santo eres, señor Jesuribe, pues la sangre derramada aumenta con cada día de guerra y de mandato del títere que enviaste en tu nombre. Tuyas, las masacres; tuyos, los asesinatos selectivos; tuyo, el terrorismo de Estado.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Gloria a ti, Jesuribe, el único dios al que alabamos no solo los uribistas furibundos e iletrados de tu secta, sino los borregos de otras religiones que, lideradas por falsos profetas, consiguen votos para tu eterna reelección. Tuyas son las almas, las voluntades y los sufragios de esa muchedumbre enajenada que vota por el que le ordenen los pastores a tu servicio sin importar que luego les des la espalda, les quites las horas extras, la pensión y la salud; pues tú eres el único que merece el oro y el moro. A ellos, la lora y la mora.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Ten piedad, señor Jesuribe, de tus humildes siervos. Recuerda a Paloma Violencia, quien te rezaba en idolatría en la famosa y kitsh pintura de su casa, donde apareces con tu aureola de impunidad. Recuerda a los mártires que dieron sus vidas y su libertad por defenderte: el Pincher Arias, preso en su perrera de oro; el Doctor Ternura, errabundo perseguido por la justicia; el Buen Muchacho Noguera, preso por chuzar en tu nombre; Cayita Cayadita, atormentada por los dineros del ‘Ñeñe’; y tantos otros santos que te alaban y esperan el día de la resurrección de la carne, porque el día sin carne es narrativa de izquierda.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Tuyos son el poder y la gloria, señor Jesuribe. Tuyos son los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Tuya, la Registraduría; tuya, la Procuraduría; tuya, la santería. Tuya, la Presidencia en tu nueva reencarnación en forma porcina y burlesca. Tuyos son los medios de comunicación desde donde los periodistas elegidos pregonan tu palabra y expulsan a aquellos sepulcros blanqueados que osen investigarte.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Descarga tu ira santa sobre los infieles que te juzgaron y te enviaron a las mazmorras de tu Ubérrimo paraíso terrenal. Caiga sobre ellos la lluvia de chuzadas y perfilamientos de las Fuerzas Armadas. Que Águilas Negras y verdes persigan a tus verdugos y desgarren sus pieles con picos, fusiles y motosierras. Que la fosa común y los hornos crematorios paramilitares sean el justo castigo por osar cuestionar tu palabra sagrada y tu actuar impoluto.

Aleluya, al paraco, aleluya.

Oremos todos a Jesuribe, el señor, nuestro dios que emergió de las profundidades del narcotráfico y la corrupción, que elevó a los cielos las avionetas de Pablo Escobar y llenó los ríos de sangre, que gobernará por siempre desde un solio, una finca o una celda. Gloria al ‘Matarife’, al ‘Gran Paraco’, al ‘Innombrable’ que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

( 3 ) Comentarios

  1. «La sabiduria, la gandesa, el liderazgo y demas virtudes crea rechazo en los seres mezquinos»

  2. «La importancia de la calumnia y la difamacion es que algo queda, por lo menos queda la duda»

  3. ReplyPlacido Parada Cubides

    Cuando hablo en forma despectiva de alguien, estoy describiendo, simplemente, el reflejo de mi propia imagen y cuando acuso, debo tener pruebas y debo entregarlas a las autoridades competentes para que tomen acción legal, si no las tengo incurro en injuria y calumnia y puedo ser llevado los estrados judiciales. Todos los seres humanos merecemos respeto y tenemos derecho al buen nombre y buen trato de parte de quienes nos rodean, máxime que no somos jueces para juzgar a nadie y el que se sienta libre de la más mínima culpa que lance la primera piedra para canonizarlo. Finalmente, no vemos a los demás como son, sino como somos.

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Óscar Perdomo Gamboa
Profesor universitario y doctor en humanidades. Escritor de novelas como “Allá en la Guajira arriba”, “Hacia la Aurora” y “De cómo perdió sus vidas el gato”; así como los libros sobre caricatura “Afrografías, representaciones gráficas y caricaturescas de los afrocolombianos” y “Mil caricaturas afro en la historia de Colombia”.