Alberto Carrasquilla, enemigo de la paz

Según la percepción del nuevo Ministro de Hacienda, es necesario bajar el nivel del salario mínimo legal e incrementar los costos que los ciudadanos pagan por unos precarios servicios de salud, lo cual ya es rayano en el cinismo.

Opina - Política

2018-07-14

Alberto Carrasquilla, enemigo de la paz

Alberto Carrasquilla es lo que llamaba Antonio Gramsci, un intelectual orgánico del sistema. Su vida toda, sin provenir de una familia particularmente oligárquica, ha estado destinada al estudio de la economía, para defensa de los intereses y privilegios de las castas dominantes de este país.

Carrasquilla es Economista y Ph.D en economía, socio de Konfigura Capital, columnista de la Revista Dinero y miembro de las juntas directivas de Colpatria, Organización Sanitas, Intertug y Fabricato. Fue ministro y viceministro de Hacienda, decano de Economía de la Universidad de los Andes, economista Líder de Investigación en el BID y gerente técnico del Banco de la República.

Al dejar el ministerio, fue presidente y director del fondo de inversión Navenby Investments Group INC, una sociedad anónima radicada en Panamá, constituida el 1 de noviembre de 2007, de donde le viene su nunca bien aclarada figuración en los llamados “papeles de Panamá” (Panama papers) asuntados a grandes inversiones extranjeras destinadas a la evasión del pago de impuestos en el país. Señalamiento al que respondió aduciendo simplemente que las inversiones que hizo mediante su sociedad buscaban traer dinero al país y no sacarlo. Y que toda la plata que entró, pagó impuestos.

También estuvo vinculado a la firma Konfigura Capital, una compañía que compraba cartera mala de otras empresas. Esta empresa trabajó con bancos como Citibank, Davivienda, AV Villas, BBVA y Banco de Occidente.

Todo un palmarés que lo convierte, no solo en un “buen muchacho” de los que le gustan al expresidente más cuestionado de la historia de Colombia, sino, particularmente, en un “buen muchacho” por excelencia. El de mostrar. En eso consisten los intelectuales orgánicos.

Alberto Carrasquilla pertenece a esa secta vergonzante que se llama Neoliberalismo, de la cual muchos hacen parte, pero que se avergüenzan de serlo. Él prefiere llamarse economista, a secas, en la creencia de que la economía es un saber puro, incontaminado, ausente de sesgos ideológicos.

Ya el país lo padeció, primero, en el viceministerio de Hacienda y Crédito Público, entre agosto de 2002 y junio 2003, y luego como jefe de esta misma cartera bajo el mandato de Álvaro Uribe, entre 2003 y 2007.

Frente a la inanidad del entrante Presidente de la República, su ministro sí ostenta todos los pergaminos necesarios, como que Carrasquilla tiene un Ph.D, en la University of Illinois at Urbana Champaign, (enero 1989) y una maestría en esa misma universidad. También fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, entre agosto de 2000 y agosto de 2002. Así mismo fue asesor económico en la Contraloría General de la República, entre febrero de 1999 y agosto del 2000.

Además, en su amplia experiencia laboral fue investigador Asociado de Fedesarrollo, docente de la Universidad de los Andes, economista Principal de Investigación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Washington (diciembre 1997 -febrero 1999) y gerente técnico, en el Banco de la República, entre marzo 1993 y diciembre de 1997.

Es decir, no es ningún inocente. Y lo que va a hacer en contra del pueblo colombiano lo va a hacer a ciencia y paciencia, dolosa e intencionalmente.

Durante su paso por el Ministerio de Hacienda, Carrasquilla se inventó el Informe del Marco Fiscal a Mediano Plazo, un documento que se publica anualmente y se ha convertido en referencia obligada para toma de decisiones económicas por parte del Gobierno.

Además se recuerda su gestión para la reforma constitucional de 2005 que modificó el régimen pensional y acabó con el régimen especial de pensiones; particularmente los jubilados de este país le agradecen mucho la eliminación de la llamada “mesada 14”.

Entre sus medidas más polémicas, junto con la dirigida a liderar la venta de los bancos que había rescatado el gobierno Pastrana (Bancafé, Megabanco y Granahorrar) y las capitalizaciones de Ecopetrol e Isagén, estuvo la creación de las zonas francas especiales, una de las cuales le fue adjudicada a esos jóvenes emprendedores y verracos de apellido Uribe Moreno, así como la ley de estabilidad jurídica que benefició a ciertas empresas como Rubiales, la Drummond y Glencore sin que la contrapartida para el país fuera tan clara.

Dócil a los dictados del Fondo Monetario Internacional y, acorde con su credo neoliberal, defendió un Estado pequeño, el mismo que le “sopló” a Duque para sus propuestas de campaña electoral. Esto se hizo evidente al proponer, en 2009, la venta de Ecopetrol en lugar de hacer una reforma tributaria, tesis que ahora acaricia con fruición.

Pero el principal peligro para la estabilidad social del país radica en su pensamiento ideológico, que él niega que sea ideológico, pero que sí lo es.

En efecto, Alberto Carrasquilla es un enemigo del proceso de paz. Lo dejó ver claramente en un artículo que publicó en la revista virtual Razón Pública de 01 Noviembre 2015, en el cual expresó que el acuerdo de paz no traería ningún beneficio para el país.

Allí usó una expresión propia de los economistas: “franquicia” para referirse a un problema real de orden público y afirmó que:

“No encuentro evidencia alguna de que el patrimonio material o inmaterial del Estado estén siendo afectados por la ‘franquicia’ FARC, ni logro ver ninguna ganancia patrimonial resultante de eliminarla.

Por ende, desde el punto de vista de costos y beneficios, no tiene sentido la inversión que se ha hecho en el eventual acuerdo si el objetivo es eliminar una franquicia cuyo valor capitalizado es cercano a cero.”

Es decir que, para el flamante PhD, un grupo subversivo del calibre de las FARC, era simplemente una etiqueta y que sacarlos del accionar subversivo y violento no representaba ningún beneficio, pues ellos no afectaban el patrimonio material, ni inmaterial del Estado colombiano; como si las vidas de miles de ciudadanos afectados por el conflicto tuvieran un valor, palabras suyas son, cercano a cero.

Pero aún hay más. El excelso economista es consciente de algo que aquí he sostenido reiteradamente: la guerra es funcional al sistema económico colombiano. De ahí que para su pensamiento sea preferible un país en guerra que uno en paz, lo cual se desprende de su afirmación cuando compara al pacífico Costa Rica con Colombia en estos términos:

“Pero los hechos contradicen esta predicción. Las tasas de interés reales (es decir, ajustadas por inflación) son menores en Colombia que en Costa Rica, y así lo han sido durante muchos años. Es más fácil emitir obligaciones financieras a diez años en Colombia que en Costa Rica, y la prima que paga Colombia en los mercados internacionales para colocar títulos a 30 años es comparable a la de Perú, que es otro país en paz.

Es decir que la violencia que ha venido aquejando al país durante más de doce lustros no constituye un verdadero problema, pues ‘el riesgo de invertir en una Colombia en conflicto’ debería ser más elevado que el de invertir en un país en paz, como Costa Rica.”

Pero, en cambio, afirma “que nuestro “conflicto” produce tasas de interés más altas y plazos más cortos para la vigencia de los diversos contratos comerciales e instrumentos financieros.”

En síntesis, en el pensamiento del “nuevo” Ministro de Hacienda “volver trizas ese maldito papel” que contiene los acuerdos de paz es, económicamente hablando, mucho más rentable que mantenerlos, pues su implementación implica gastos e inversiones en el ámbito social que no son acordes con el modelo neoliberal que, según Carrasquilla, el país debe seguir.

Paralelo con esta clara amenaza a la paz, está su posición relativa a dos aspectos particularmente álgidos para los ciudadanos colombianos del común: el salario mínimo y la salud.

El ministro Carrasquilla, en un simposio sobre la Orinoquia realizado en septiembre de 2015, tras plantear que el problema de la equidad en la distribución de la propiedad era excluyente con el tema del crecimiento económico afirmó, sin ningún rubor que:

En Colombia se tiene uno de los salarios mínimos legales más altos del mundo con respecto a los niveles de ingresos promedios, se tienen unos regímenes de salud que son de los más intensivos en el uso de recursos públicos también del mundo, la proporción de los gastos en salud que salen del bolsillo de la ciudadanía son de los más bajos que hay en el mundo”.

Es decir que, según su percepción, es necesario bajar el nivel del salario mínimo legal e incrementar los costos que los ciudadanos pagan por unos precarios servicios de salud, lo cual ya es rayano en el cinismo.

Negros nubarrones se ciernen pues sobre el futuro inmediato de los colombianos con la llegada del PhD Alberto Carrasquilla al Ministerio de Hacienda. Como decía don Luis López de Mesa, “dios tenga de su mano la república”. El uribismo, sin Uribe, ha regresado.

( 5 ) Comentarios

  1. Una Carrasquillada la que nos va a tocar. «D»ios nos ampare.

  2. ReplyAlonso hernandez Aguirre

    Ya lo ven, no solo es fascista, es un enérgumeno, fanático, alienado, en contra de los intereses de las mayorias, es además maestro como el jefe de esa banda en convertir el agua en vino, este lleva todas las consideraciones en forma por demás aberrante , cinica y soberbia a indicadores matemáticos o de ciencia económica; aquí dice con total desparpajo que en términos económicos, encontrar la paz y la tranquilidad para la ruralidad afectada, es de utilidad cero. Que horror.

  3. Es evidente que todo lo que se previó con el triunfo de Duque-Uribe, se está materializando, aún antes de que empiece el mandato legal de la marioneta en cuestión. No hay peor horizonte que el negro destino (que no es destino), como el que se ve venir para el país en estos próximos cuatro años y si la estupidez aumenta, serán al menos ocho años. Y ahí si, que el último apague la luz.

  4. ReplyCarlos A. Carrillo

    Sera mejor ir empacando maletas y pensando, cual sera nuestro destino de exilio.
    Porque esa Venezuela que no querían los diez millones de
    Votantes que eligieron a Duque, ya esta mas cerca de lo
    Que todos creen.
    Por que ahora las dictaduras se hacen disfrazadas, no frenteras.

  5. Junto a la estafeta ministra del interior, tendran que enfrentar en el congreso las reformas que quieren legalizar. Pero como la ambicion Uribista, ha dejado por fuera a los parlamentarios que le hicieron la prosecion electoral, estos estan reacios a votar nada que no tenga su paga adosada a la propuesta. Si no hay reparticion de los pedazos de estado, los honorables padres y madrastras de la patria no caminan. Uribe avaro, a soltar la faltriquera.

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Armando López Upegui
Historiador, Abogado, Docente universitario y Maestro en Ciencia política.