¡Silencio! Nadie puede hablar del ‘Intocable’ Álex Char

Conscientemente los ciudadanos han decidido entregar el poder absoluto y la democracia a una sola familia a cambio de obras de infraestructura y grandes fichajes de fútbol.

Opina - Política

2020-10-29

¡Silencio! Nadie puede hablar del ‘Intocable’ Álex Char

Columnista:

Reynaldo Torres

En Barranquilla hay cosas que son de amplio conocimiento popular y que, a su vez, parecen ser aceptadas de forma genuina por los ciudadanos. Un ejemplo claro de esto es que si un funcionario público, en este caso, el alcalde de la ciudad, entrega obras palpables, entonces la corrupción, las irregularidades en contratos o la malversación de fondos pasan a ser algo de segundo plano; una cultura que ha ido tomando fuerza con el pasar de los años.

Desde 2008 con la llegada de Álex Char a la alcaldía, en medio de un anuncio estelar para la ciudad y que nada tenía que ver con el cargo para el cual fue escogido, se conoció la contratación de Giovanny Hernández por parte del Junior: una inversión histórica para el equipo después de malas campañas. Este, sería el lanzamiento de una fórmula exitosa desarrollada por la familia Char: futbol y política. Pasar del poder económico y del poder político tras bambalinas, a figurar directamente desde el primer cargo administrativo de la ciudad, con quien sería su mayor apuesta de largo plazo: Álex Char.

La abolición de la democracia local se ha consolidado de manera indiscutible con la cuarta administración consecutiva del proyecto político Char, sin una competencia en las urnas que sea capaz de contrarrestar la aplanadora política de la familia y esto se nota a simple vista, en las recientes elecciones le arrebataron la gobernación al Partido Liberal, quienes en los últimos años buscaban la bendición de la familia para asegurar su victoria. Y si mencionamos la Gobernación, no hay que olvidarse del concejo y la asamblea departamental, también en línea, o más bien en comité de aplausos en los que hay nulo control político.

No existen diferencias entre los partidos políticos, solo existe el ‘charismo’ que los une a todos. Se dedican a pasar sin mayor debate todos los proyectos de las administraciones, y la oposición que logró alcanzar escaños terminó absorbida por estas mayorías a quienes se les entregan los entes de control locales; Contraloría, Defensoría del Pueblo, entre otros, quedando bajo un dominio absoluto.

Tras la columna El rey Álex y la reina Margarita que desató un revuelo político a nivel nacional, publicada por la periodista María Jimena Duzan el 5 de octubre, por los presuntos sobornos entregados al exalcalde Álex Char en su segunda administración como parte de una coima de la obra del Megatanque de Siete de abril. Un elefante blanco que representó sobrecostos por más de 12 mil millones de pesos, con 11 prórrogas de contrato y 5 años de retraso.

Guzmán Chams, uno de los contratistas afirmó haberle entregado 2300 millones de pesos a Álex Char a través de dos emisarios; uno de esos, su secretario jurídico, Jorge padilla.  Caracol Radio publicó evidencias de la persecución en la ciudad contra el denunciante por parte de la misma Policía. Otros medios como El Espectador complementaron en recientes artículos más revelaciones sobre el funcionamiento de la estructura política del exalcalde y hoy candidato presidencial.

En cualquier ciudad bajo circunstancias normales esta serie de denuncias a uno de los exmandatarios más populares de su historia hubieran implicado un terremoto político en cada rincón; un tema que incentivaría a los medios de comunicación locales a investigar y llevar la labor periodística a fondo, buscando fuentes para corroborar los hechos y abrir un debate alrededor de una realidad con la que la gente convive tranquilamente la cultura del ‘’Roba pero hace’’, y es que las obras de infraestructura y el cemento que han desplegado sobre un amplio sector de la ciudad, han dado un falsa sensación de progreso en una ciudad donde el 44 % de la población come solo 2 veces al día, según cifras entregadas por el DANE.

Se ha fortalecido un barato discurso regionalista disparado desde los medios locales que señala a todo lo que desde el interior se critique y cuestione en términos políticos, lo cual disfrazan de «no es más que envidia y toda una conspiración por evitar que un barranquillero llegue al poder». Conscientemente los ciudadanos han decidido entregar el poder absoluto y la democracia a una sola familia a cambio de obras de infraestructura y grandes fichajes de fútbol.

Han pasado aproximadamente 10 días y la censura frente al tema en todos los medios de comunicación es escalofriante. Se generó una burbuja informativa que aisló en todos los niveles las denuncias que desde Bogotá aparecían, la prensa escrita no hizo ninguna referencia del artículo que logró ser tendencia por días en el país, las cadenas de emisora locales en sus programas mañaneros no hicieron la más mínima mención, como si la noticia jamás hubiera existido. Por el contrario, fue de mayor trascendencia debatir las declaraciones del técnico del Junior, Amaranto Perea, con respecto a la no inclusión de Borja en la alineación titular. Los periodistas locales en sus redes dejaron de publicar o disminuyeron su actividad en el momento de mayor furor de la noticia.

¿Censura o Autocensura? Lo cierto es que quedó totalmente demostrado que los medios de comunicación y periodistas locales de Barranquilla hoy son una extensión más de la oficina de comunicaciones de la alcaldía y la casa Char; son publicistas, defensores de una construcción imaginaria que le está haciendo un daño profundo a la sociedad barranquillera, que pierde su capacidad de control social, que abandona su derecho a cuestionar y ejercer control sobre los recursos públicos y las decisiones, desde sus micrófonos convierten a los críticos en unos resentidos sociales con la ciudad.

Después de casi 10 días  y con la marea un poco más baja comienzan algunos periódicos como El Heraldo y La Libertad a reciclar encuestas de favorabilidad de Álex para la Presidencia, a profundizar la narrativa de progreso, e incluso algunos como Henry Forero a desestimar y reducir las denuncias en una «envidia cachaca», dejando a relucir lo nefasto en lo que se ha convertido el ejercicio periodístico local, genera curiosidad cómo tilda a cualquier ciudadano que se atreva a cuestionar o exigir respuestas alrededor de estas denuncias de corrupción de ‘mamerto’.  

Para nadie es un secreto que la pauta publicitaria de la alcaldía sobre los medios los sostienen, los amordazan con los mismos recursos públicos y desde hace años ha funcionado. Recordemos la suerte en el año 2016 de Jimmy Cuadros, el último que se atrevió a darle un titular a una denuncia contra Álex Char en el escándalo de Odebrecht en el portal Hora7/24,  cuando era editor general, bastó una llamada del alcalde para sacarlo de su cargo y que la nota fuera borrada.

Esta helada semana de silencio debe ser un campanazo de alerta sobre la libertad de prensa, sobre hacia a dónde va la sociedad barranquillera, la necesidad de proyectos alternativos de comunicación y que los grandes medios generen nuevas fuentes de recursos que les garantice su independencia editorial. Hoy , desde los portales digitales, los medios escritos, la radio, la televisión y hasta los programas escolares tiene una absoluta negativa a mencionar o reproducir un tema que pueda generarle daño a la imagen del ‘Intocable’ como se autodefinió el mismo Álex Char.

 

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyLuis Fernando García Núñez

    Esto es terrible, pero es una evidencia más del carácter mafioso que nos gobierna, de la tenebrosa sombra del narcotráfico oficial, de la corrupción, de la sinuosa e hipócrita forma de hablar de la decencia y la ética. Es aterrador que hayamos llegado a estos niveles, a esta forma de silenciar la verdad, de esconder la escoria para alcanzar éxitos estruendosos en la política.

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Reynaldo Torres
Economista de la Universidad Del Atlántico, secretario del sector social de Construyamos Academia, miembro de DLP Atlántico y activista.